Cuaresma (3)
Introducción
El inicio de la Cuaresma cuenta en el rito hispano con la singular
"despedida del aleluya" de la que traemos aquí varias oraciones del
Oficio Divino. Pero antes, recurriremos a san Isidoro de
Sevilla y a los Concilios hispanos para comprender mejor el origen y el
significado del aleluya y de lo que suponía para nuestros antepasados en
la fe el cese de su canto en la Cuaresma y otras épocas del año.
a) San Isidoro de Sevilla nos expone brevemente el significado del canto
del aleluya en la liturgia:
Los Laudes, es decir cantar el
alleluia, es cántico de los hebreos, cuya explicación se resuelve con el
significado de dos palabras, es a saber: "alabanza a Dios", de su
misterio cuenta Juan en el Apocalipsis que, por revelación del Espíritu,
haber visto Él y oído la voz del
celestial ejército de los ángeles como
estrépito de muchas aguas y como estallido de grandes truenos, que
decían "alleluia" (Ap 29,6).
Por lo que nadie debe dudar que,
mientras se celebra este misterio de alabanza, si con fe verdadera y
devoción se realiza, estar unido con los ángeles. El alleluia, lo que
mismo que el Amén. nunca se traduce del hebreo en otras lenguas, no
porque no sea posible la traducción, sino que, como enseían los
doctores, se mantienen estos vocablos en su lengua original a causa de
su mayor autoridad.
En las regiones del África, no en
todo tiempo, sino únicamente los domingos y cincuenta días después de la
resurrección del Señor se canta el alleluia, para significar la futura
resurrección y la alegría pascual. Entre nosotros, según una antigua
tradición hispana, a excepción de los días de ayuno y de Cuaresma, todo
el año se canta el alleluia, porque está escrito: Constantemente permanece su alabanza en
mis labios (Sal 33,2).
Que al final del oficio de los salmos
y lecciones se concluya con el canto del alleluia, se hace puesta la
mirada en la esperanza futura y con ello quiere dar a entender la
Iglesia que, después del anuncio del reino de los cielos, que en la vida
presente se predica al mundo por medio de ambos Testamentos, nuestras
acciones no tienen valor de salvación si no se hacen en alabanza de
Dios, tal como está escrito: Bienaventurados los que habitan en tu casa; por los siglos de los siglos
te alabaré. (Sal 83,5). De aquí que,
el Libro de los Salmos se concluya con alabanzas, para mostrar la
alabanza eterna, acabado este siglo 1.
b) En el Concilio de Toledo IV (año 633) se establece que en
Cuaresma y en las letanías del inicio del año que se celebran antes de
la fiesta de la Aparición, debe cesar el aleluya:
XI. Que no se cante durante la
cuaresma Aleluya.
Tambión hemos sabido que
algunos obispos españoles cantan en los días de la cuaresma el aleluya,
fuera de la última semana pascual. Lo cual prohibimos en lo futuro,
estableciendo que en todos los dichos días de la cuaresma, y puesto que
no es tiempo de gozo sino de tristeza, no se cante el aleluya; pues
entonces es necesario insistir más bien en el llanto y en los ayunos,
vestir el cuerpo con cilicio y ceniza, abatir elánimocon el dolor,
convertir el gozo en tristeza, hasta que venga el tiempo de la
resurrección de Cristo, en el cual conviene cantar alegremente el
aleluya y trocar el dolor en gozo.
Esto, pues, se ha visto confirmado con el
consentimiento universal de la Iglesia, en todas las regiones de orbe,
lo cual conviene se observe también por nosotros en las provincias de
España y la Galia. Y también en otras témporas, como las calendas de
enero, las cuales se celebran en atención a las torcidas costumbres de
los gentiles, no se cantará el aleluya, y en ellas, también fuera del
pescado y legumbres, del mismo modo que en la cuaresma, se abstendr�n de
las restantes carnes, y algunos no beberán tampoco vino. Y si se
descubriere que algún obispo, o presbítero, o diácono, o cualquier otro
del orden clerical, estima preferible seguir su propio juicio antes que
esta determinación, se le obligue a abandonar el oficio propio de su
orden y sea privado de comunión de la misma Pascua
2.
Como explica san Isidoro, la palabra aleluya viene del hebreo Hallelu-Jah que quiere
decir "alabad a Yah(v�)"; "alabad a Dios". La liturgia hispano-mozárabe
nos muestra, en la despedida del aleluya del primer Domingo de Cuaresma,
todo el profundo sentido que esta exclamación tenía para los antiguos
cristianos.
En efecto, según san Jerónimo el canto del aleluya acompañaba toda la
vida de los cristianos de su tiempo (ss. IV-V) incluso mientras
realizaban sus labores cotidianas: "Y a cualquier parte que vayas
oir�. que el labrador mientras empuja el arado canta el aleluya, como el
segador bañado en sudor va murmurando salmos, y oir�. al viñador que
podando la viña canta algo de David" 3.
Tambión san Paulino de Nola, san Germán, Beda y otros muchos, dan fe de
hasta que punto el aleluya estaba presente en elánimoy en la vida de
los creyentes 4.
Por eso, no es de extrañar que en la liturgia hispana al aleluya se
le trate como a una persona amada, se le llame de tú, se le dirijan
expresiones que la Escritura usa para dirigirse a la Sabiduría y se le
desee un buen viaje y un feliz y pronto retorno.
Y en esta exaltación del aleluya, se recuerda también cómo los
"ciudadanos del cielo" (Cf. Ap 19,1-6) que ya gozan de la presencia de Dios, unidos
en alabanza ininterrumpida, exultantes, cantan sin cesar "un aleluya sin
fin".
Pero la liturgia de ese primer Domingo de Cuaresma nos prepara para despedir al aleluya
hasta la Pascua, recordándonos
así a los que aun caminamos en
esta vida, que no
hemos llegado a la meta y no podemos gozar todavía del premio de la victoria, de
la alabanza y la alegría sin fin. Movidos por la gracia, hemos de combatir el buen combate
(Cf. 2Tim 4,7), y la
Cuaresma es un tiempo de combate, de desierto, de preparación; siempre
teniendo presente que somos siervos inútiles y que sin el Señor no
podemos nada (Cf. Lc 17,10). Por eso, el aleluya debe cesar
momentáneamente y, por eso, una escueta rúbrica: "hic clauditur Alleluia"
(aquí se despide el Aleluya), tras las laudes de las segundas Vísperas,
acalla su voz jubilosa hasta la Pascua.
Selección de textos del
Breviario
El Domingo I de Cuaresma empieza litúrgicamente con las I Vísperas,
en las que se canta el aleluya, al igual que en el oficio de Matutino, hasta que es
despedido en las II Vísperas. De todas las oraciones de Vísperas, el
himno, la completuria, la bendición y las laudes, son aquellas en las
que se percibe más claramente ese tono de despedida y es ahí donde se
personaliza al aleluya.
De todos estos elementos es destacable el antiquísimo himno del
siglo VII
5 Alleluia piis edite
laudibus, que está presente en las I Vísperas, Laudes y II
Vísperas. Se trata del primer himno
hispano-mozárabe con estribillo, al decir de Hygini Anglés 6- en el que a cada dos versos
no rimados se repite:
Alleluia perenne. Este himno se cantaba durante largo rato, como
se desprende de los antiguos manuscritos
en los que figura con neumas de hasta noventa notas
7.
BREVIARIUM GOTHICUM
Vísperas del I Domingo de Cuaresma
Hymnus /
Himno 8 |
Allelúia
piis �dite láudibus,
Cives �th�rei, psállite unan�miter
Allelúia perénne.
Hinc vos perpétui lúminis áccolæ
Ad summum reson�te hymn�feris choris
Allelúia perénne.
Vos Urbs ex�mia susc�piet Dei,
quæ l�tis r�sonans c�ntibus, �xcitat
Allelúia perénne.
Fel�ci ráditu gáudia s�mite,
Redd�ntes Dómino gloróficum melos,
Allelúia perénne.
Almum sid�reæ jam P�tri� decus
Victóres capite, quo c�nere poss�tis
Allelúia perénne.
Illic Regis honor v�cibus �nclytis
Joc�ndum r�boat cármine pérpetim
Allelúia perénne.
Hoc fessis r�quies, hoc cibus, hoc potus
Obl�ctans r�duces, h�ustibus �ffluens
Allelúia perénne.
Te suav�sonis c�nditor �ffatim
Rerum carmínibus, laud�que p�ngimus
Allelúia perénne.
Te Christe c�lebrat glória v�cibus
Nostris omnípotens, ac tibi d�cimus:
Allelúia perénne.
Allelúia perénne.
Amen. |
Cantad aleluya en
respetuosa alabanza;
ciudadanos del cielo, entonad unánimemente
un aleluya sin fin.
Poderes que estáis ante la luz eterna
cantando himnos en coros, haced que resuene hasta lo alto
un aleluya sin fin.
La
Ciudad Santa se levanta hacia Dios,
y con alegres
cánticos armoniosos proclama
un aleluya sin fin.
Con
felices canciones se alegran,
entregando al
Señor con voz agradecida,
un aleluya sin fin.
Almas resplandecientes, que habéis alcanzado la Patria celestial,
vencedores al
fin, vuestro canto seguir� siendo
un aleluya sin fin.
Allá, con gran clamor, resuenan
por siempre
las melodías que
en honor de su Rey cantan
un aleluya sin fin.
Este
es el dulce descanso para los exhaustos; el deleite
para los que vuelven;
la alegre comida y la bebida que nunca se acaba:
un aleluya sin fin.
A
ti, por quien han sido hechas todas las cosas,
te alabamos
y entonamos
con los más dulces sonidos,
un aleluya sin fin.
A ti, omnipotente Cristo, cantan nuestras voces tu gloria.
A ti te decimos:
Aleluya sin fin.
Aleluya sin fin.
Amén.
|
Completuria /
Oración conclusiva |
Alleluia in c�lo, et in terra: in
cœlo perpetuatur, et
in terra cantatur. Ibi sonat jugiter: hic fideliter. Illic perenniter, hic
suaviter. Illic feliciter, hic concorditer. Illic ineffabiliter: hic instanter.
Illic sine syllabis: hic modulis. Illic ab Angelis: hic a Populis.
Quam Christo
Domino nascente in laude et confessione nimis ejus, non solum in cœlo, sed et in terra Cœlicolæ cecinerunt: dum gloriam in
excelsis Deo, et pacem in terra bonæ voluntatis hominibus nuntiaverunt.
Qu�sumus ergo, Domine, ut quorum ministeria nitimur imitari laudando, eorum
mereamur consortium beatæ vitæ vivendo. |
Aleluya en el cielo y en la tierra, se
perpetúa en el cielo, se canta en la tierra, allí suena siempre, aquí
también fielmente; allí, perennemente, aquí con suavidad; allí con
felicidad, aquí con concordia; allí inefablemente, aquí con afecto; allí
sin versos, aquí con rimas. Allá por los ángeles, aquí por todos los
pueblos. Pues, así como no solo en el cielo cantaron alabanzas los
ciudadanos del cielo al nacer nuestro Señor Jesucristo sino que también en la tierra
anunciaron gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los
hombres de buena voluntad, te pedimos, Señor, que los que imitamos en la
tierra el deslumbrante ministerio de esas alabanzas merezcamos compartir
con aquellos la dicha de la salvación. |
Laudes |
Cf. Sal 90,11 |
Ibis,
Allelúia. Pr�sperum iter habíbis, Allelúia.
R/. Et éterum cum gáudio
revert�ris ad nos. Allelúia.V/. In mánibus enim suis
port�bunt te: ne unquam off�ndas ad lápidem pedem tuum.
R/. Et éterum cum gáudio
revert�ris ad nos. Allelúia.
V/. Glória et honor Patri et
Fílio et Spirítui Sancto in sæcula sæculórum. Amen. |
Te vas, Aleluya. Que tengas buen viaje,
Aleluya.
R/. Y vuelvas contento a visitarnos, Aleluya.V/.
Que los ángeles te lleven en sus brazos para que tu pie no tropiece en
piedra alguna.
R/. Y vuelvas contento a visitarnos, Aleluya.
V/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. |
|
Segundas Vísperas del I Domingo de Cuaresma
Completuria /
Oración conclusiva |
Ecce laus
tua, Deus, quæ est Alleluia, et cœlos implet, et terram: cum supernarum
ineffabili concentu exprimitur, et terrenarum officiis declaratur:
quæsumus ergo, Deus, ut cum te in illa die viderint oculi nostri in
gloria, l�tetur cor nostrum super Alleluia: ut per laudis hujus
exhibitionem devotam, hic promereamur criminum veniam, et post, éternam
perducamur ad gloriam, cum manifestata fuerit nobis facies tua.
R/. Amen. |
He aquí que tu alabanza, oh
Dios, es el aleluya que no sólo llena el cielo sino también la tierra; la
que se canta en lo más alto del cielo con una melodía inefable, pero que
también se canta en los oficios de la tierra; por eso te pedimos, oh Dios,
que hasta que te veamos ese día con nuestros ojos en la gloria, nuestro
corazón cante el aleluya lleno de alegría, para que por esta alabanza
entrañable consigamos aquí el perdón de los pecados, y luego seamos
llevados a la gloria eterna, cuando nos será manifestado tu rostro.
R/. Amén. |
Benedictio /
Bendición |
Allelúia, nomen
pium, atque ioc�ndum, dilatátur ad laudem Dei in ora ómnium
populórum.
R/.
Amen. |
Aleluya, que esta palabra sagrada y
alegre, resuene como alabanza a Dios en los labios de todos los
pueblos.
R/.
Amén. |
Sit in v�cibus credéntium clara, quæ in Angelórum
osténditur concóntibus gloriósa.
R/. Amen. |
Que
así como armoniosamente los ángeles dan gloria con ella, las voces
de los creyentes dulcemente la entonen.
R/.
Amén. |
Et, quæ in ætérnis c�vibus sine son�rum str�pitu
�nitet, in vestris córdibus afféctu pleni�re fruct�ficet.
R/. Amen. |
Y que lo
que sin estrépito reluce en los ciudadanos del cielo, fructifique
en vuestros corazones como amor pleno.
R/.
Amén. |
Per misericórdiam ipsíus Dei nostri qui est
benedíctus, et vivit et ómnia regit, in sæcula sæculórum.
R/. Amen. |
Por la misericordia del
mismo Dios nuestro, que es bendito y vive y todo lo gobierna, por
los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Laudes |
Cf. Sal 19,3 |
�ngelus
Dómini bonus comitétur tecum, Allelúia, et ómnia bona
præparet it�neri tuo.
R/. Et éterum cum gáudio
revert�ris ad nos. Allelúia.V/.
Mittat tibi aux�lium de sancto: et de Sion tue�tur te.
R/. Et éterum cum gáudio
revert�ris ad nos. Allelúia.
V/. Glória et honor Patri et
Fílio et Spirítui Sancto in sæcula sæculórum. Amen.
R/. Et éterum cum gáudio
revert�ris ad nos. Allelúia. |
Que el buen ángel del Señor te acompeñe,
Aleluya, y te prepare un agradable viaje.
R/. Y vuelvas contento a visitarnos. Aleluya.V/. Que
te env�e su socorro desde su santuario; que sea desde Sión tu apoyo.
R/. Y vuelvas contento a visitarnos. Aleluya.
V/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
R/. Y vuelvas contento a visitarnos. Aleluya. |
Hic clauditur Alleluia. |
Aquí se despide el Aleluya. |
|
Y a partir de ese momento caída la tarde del domingo, cesa el
aleluya, se da paso al salmo Miserere y poco después termina el oficio.
El lunes, al ayuno, la abstinencia de carnes y al resto de las prácticas
penitenciales, se le sumar� la ausencia del aleluya.
Notas:
1.
San Isidoro de Sevilla, De los oficios
eclesiásticos.
Editorial isidoriana, León 2007, Cap�tulo XIII: De los laudes,
pp. 52-53.
2. José Vives (ed.),
Concilios visigóticos e hispano-romanos. Consejo Superior de
Investigaciones Cient�ficas, Instituto Enrique Flórez (Barcelona),
Barcelona-Madrid 1963, pp. 11-12.
3. San Jerónimo, Epístola
46. De Paula y Eustoquia a Marcela. Patrologia Latina, 22,491.
4. Ver Franquesa, Adalbert OSB. Las aclamaciones de la comunidad.
Centre de pastoral litúrgica, Barcelona 1995, pp. 34-39.
5.
Seg�n J. Pérez de
Urbel, Origen de los himnos mozárabes. Bulletin Hispanique 28,
Bordeaux, 1926, pp.113-139; cf. p. 136.
6.
Hygini Angl�s, Scripta musicologica. Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1975, p. 817.
7. Madrid Biblioteca Nacional, Mss. 1005
(Hb 60), antiguamente Toledo 35-1, del siglo X. El himno también viene
indicado en el Antifonario de León para las I y las II Vísperas (ff.
105v y 109).
8.
Breviarium Gothicum, fol. 137-138. Traducción libre a partir de la parcial de Manuel Veiga Díaz de Woolfenden, Graham,
La oración diaria en la España cristiana. Ed. Cristiandad, Madrid 2003, pp.248-249.
Otra traducción, realizada a partir de la Hymnodia Gotica, en:
Cuaresma hispano-mozárabe. Himnos de Cuaresma
de la Hymnodia Gotica:
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