Rito
Hispano-Mozárabe
In Nocte Sancta. Vigilia
Paschalis /
En la Noche Santa. Vigilia Pascual (1) |
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Pars prima
Sollemne initium Vigili� seu Lucernarium
Primera parte
Solemne inicio de la Vigilia o Lucernario
Sabbato sancto,
post initium noctis, congregato tempestive populo in ecclesia
maiore, accedunt vestibus sacris induti episcopus (vel
principalis sacerdos) simulque cum eo presbyter, diacones et
ministri; acceptisque cereis seu candelis, ingrediuntur omnes sub
silentio in sacrarium, dum populus, habens secum unusquisque
cereos seu candelas exstintas, in aula ecclesiæ exspectans manet.
Clausis vero
omnino ostiis sacrarii, excudit primum episcopus ignem novum, ex
quo accedintur lucerna, deque lucerna cereus paschalis; quibus
luminariis unice accensis benedicit lucernam episcopus, dum tenet
eam diaconus, qui postea in choro laudes
eius proclamaturus est, hac benedictione:
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El Sábado Santo, al caer la noche, después de haber reunido en el momento
adecuado al pueblo en la iglesia principal, vienen vestidos con las
vestiduras sagradas, el obispo (o el sacerdote principal) y
junto con Él, un sacerdote, diáconos y ministros, y entran todos
en silencio en la sacristía y toman cirios o velas, mientras el pueblo, llevando
consigo velas o cirios apagados, permanece a la espera en la
nave de la iglesia.
Con las puertas de la sacristía
completamente cerradas, el obispo prende el fuego nuevo,
enciende la lámpara y de la lámpara el cirio pascual. Luego, el
diácono que vaya a proclamar en el coro la
alabanza de
la lámpara, la sostiene mientras el obispo dice la siguiente
bendición: |
Benedictio lucernæ in sacrario / Bendición de la lámpara en la
sacristía |
Exáudi nos, lumen indeféciens,
Dómine Deus noster, únici lúminis lumen, fons lúminis, lumen auctor
lúminum, quæ
cre�sti et illumin�sti; lumen angelórum tuærum, s�dium,
dominatiónem, princip�tuum, potestátum
et ómnium intellig�bilium quæ cre�sti; lumen sanctórum tuærum.
Sint luc�rnæ tuæ ánimæ nostræ, accend�nt ad te, et
illuminántur abs te, lúceant veritáte, árdeant caritáte, lúceant
et non tenebráscant, árdeant, et non ciner�scant.
B�nedic hoc lumen, o lumen, quia et hoc quod port�mus in
mánibus tu cre�sti, tu don�sti. Et sicut per hæc lámina quæ
acc�ndimus de hoc loco exp�llimus noctem, sic et tu exp�lle
ténebras de córdibus nostris.
Simus domus tua lucens de te, lucens in te. Sine deféctu
luce�mus, et te semper col�mus. In te accend�mur, et non
exstingu�mur.
R/. Amen.
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Escúchanos, Señor Dios nuestro, luz
inextinguible, luz de la única luz, luz que iluminas todo cuanto
creaste, luz de los ángeles, de las dominaciones, principados y
potestades y de todos los seres espirituales; luz de todos los
santos. Sean nuestras almas como antorchas en tu presencia,
cercanas a ti, e iluminadas por ti, brillen por la verdad y
ardan por la caridad, brillen y no se oscurezcan, ardan y no se
consuman.
Oh luz, bendice esta luz que portamos en nuestras manos y que
tú has creado y nos has dado. Y así como con esta esta luz
encendida disipamos las tinieblas de la noche, disipa tú las
tinieblas de nuestros corazones.
Que seamos morada tuya, iluminada por ti, iluminada en ti.
Que brillemos sin sombra alguna y siempre te veneremos. Que de
ti nos encendamos y nunca nos apaguemos.
R/. Amén. |
Per misericórdiam tuam, Deus noster, qui vivis et ómnia regis
in sæcula sæculórum.
R/. Amen. |
Por
tu misericordia, Dios nuestro, que vives y todo lo gobiernas,
por los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Lucern� benedictione peracta,
accedit alter diaconus portans cereum paschalem, ille qui postea
in choro laudes cerei proclamaturus est et, postquam expresserit
episcopus super cereum signum crucis, dicit episcopus
benedictionem istam: |
Después de la
bendición de la lámpara, el otro diácono, que porta el
cirio pascual y posteriormente ha de proclamar en el coro la alabanza del
cirio, presenta el cirio al obispo que hace sobre
Él la señal de la cruz y dice esta bendición: |
Benedictio cerei in sacrario /
Bendición del cirio en la sacristía |
Offérimus tibi,
Dómine, c�rei huius rutil�ntis
speciem, divíno igne succ�nsam, quem multímodam matériam
nutu tuo prod�ci iuss�sti �pibus. Eum indígnis mánibus nostris
oblátum acc�ndimus, prec�ntes bonitátem tuam, ut emissión.
Spíritus Sancti tui, qui quondam in similitúdinem ignis,
division�mque lingu�rum in apostolórum tuærum corda persp�cuus
fulg�nsque appáruit, eum benedícere et sanctificáre dign�ris.
Et, sicut hic c�reus, ex�berans larga visión., noctis huius
i�gulat cecitátem, et devotíssim� plebis tuæ respl�ndet
obt�tibus, ita et nos, Dómini nostri Iesu Christi Fílii tui
splend�re repléti, intérnis móntibus fulge�mus; et peccatórum
cecitáte det�rsa, lux in nobis sempitérn� fídei persev�ret.
R/. Amen.
|
Te
ofrecemos, Señor, la figura de este brillante cirio, encendido
con el fuego divino, por el cual tú mandaste, según tu voluntad,
que fuese creada toda la materia. Y al ofrec�rtelo, lo
encendemos con nuestras indignas manos, rogando a tu bondad que,
con el soplo de tu Espíritu Santo, que en otro tiempo apareció
en figura de fuego brillante y ardiente dando a los corazones de
tus Apóstoles el don de lenguas, te dignes bendecirlo y
santificarlo.
Y, así como este potente cirio mata con su
penetrante luz las tinieblas de la noche, y resplandece ante los
ojos de tu devotísimo pueblo, así tambión nosotros, llenos de la
luz de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, brillemos
interiormente y borrada la oscuridad de nuestros pecados,
persevere en nosotros la luz de la fe sobrenatural.
R/. Amén. |
In nómine Dómini nostri Iesu Christi sanctificátum permáneat
cum pace.
R/. Amen. |
En nombre de nuestro Señor Jesucristo, permanezca santificado
con paz.
R/. Amén. |
Sollemnis ingressus
/ Entrada solemne
Finita cerei paschalis
benedictione, accendit episcopus ex ipso cereo cereum suum,
similiterque omnes in sacrario faciunt.
Cumque habuerint omnes accensum
lumen in manibus, stante vero episcopo iuxta ostium et pr�cedente
eum diacono cum cereo paschali, aperiuntur subito fores sacrarii,
clamatque episcopus alta voce:
|
Después de la
bendición del cirio pascual, el obispo enciende su vela del
cirio, y
lo mismo hacen todos los que están en la sacristía.
Y cuando
todos tienen las luces
en sus manos, el obispo se sitía en la puerta y delante de Él el
diácono con el cirio pascual, entonces, en ese instante, se
abren con rapidez las puertas de la sacristía y el obispo exclama en voz alta: |
Deo
grátias. |
Demos
gracias a Dios. |
Omnes autem, tam clerus cum
luminibus accensis qui sequitur episcopum, quam universus populus
in aula ecclesiæ stans, tribus vicibus l�tanter conclamant: |
Y todos, tanto el
clero que porta las luces tras el obispo, como todo el pueblo que
permanece de pie en el interior de la iglesia, unánimemente
gritan con alegría tres veces: |
Deo
grátias. Deo grátias. Deo grátias. |
Demos
gracias a Dios. Demos gracias a Dios. Demos gracias a Dios. |
Incipitque sollemnis ingressus
usque as chorum. |
Y da comienzo la solemne entrada
hacia el coro. |
Cantus ad ingressum /
Canto a la entrada |
Jn 1,9; Sal 35,10 |
Lumen
verum illáminans omnem hóminem in hunc mundum venión.em.
V/. Quóniam apud te est,
Dómine, fons vitæ, et in lúmine tuo vidébimus lumen.
R/. In hunc mundum venión.em.
V/. Glória et honor Patri et Fílio
et Spirítui Sancto in sæcula sæculorum. Amen.
R/. In hunc mundum venión.em.
|
�l es la luz verdadera que ilumina a todo
hombre que viene a este mundo.
V/. Porque en ti, Señor, está la
fuente de la vida, y en tu luz veremos nuestra luz.
R/. Que viene a este mundo.
V/. Gloria y honor
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.
R/. Que viene a este mundo. |
Dumque fit processio ad chorum
accedunt seniores populi ad ministros cereos accensos portantes,
accenduntque sibi et populo cereos seu candelas, sicque ex uno in alium
propagatur lux usque dum omnes in ecclesia accensa habeant luminaria.
Cum autem perventum fuerit ad altare,
dicit diaconus qui lucernæ laudem proclamaturus est:
|
Y mientras la procesión se dirige
al coro, los laicos más ancianos de la comunidad encienden sus
velas de los ministros, y de ellas el pueblo enciende sus velas
o candelas, de modo que la luz se transmita de
una persona a otra hasta que todos en la iglesia hayan encendido
sus luces. Al llegar al altar, el
diácono que ha de proclamar la alabanza de la lámpara, dice: |
Er�gite vos.
In nómine Dómini nostri Iesu Christi, lumen cum pace. |
Levantaos.
En nombre de nuestro Señor Jesucristo, luz con paz. |
Hæc autem dicens, elevat ipse lucernam, diaconus vero alter elevat
cereum paschalem. Universus autem populus respondet: |
Tras lo cual, eleva la lámpara,
mientras que el otro diácono eleva el cirio pascual. Entonces
todo el pueblo responde: |
Deo grátias. |
Demos
gracias a Dios. |
Et collocant lucernam et cereum
in facie populi super candelabra ad hunc finem disposita iuxta
ambonem. Et accenduntur luminaria ecclesiæ.
Quo facto, accedunt simul ad
episcopum, diaconus nempe qui laudes lucern�
enarraturus est, et qui laudes cerei
paschalis post eum, benedictionem
petentes. Episcopus vero orat super eos orationem hanc:
|
Y colocan la lámpara y el cirio
en el candelabro dispuesto para este fin, frente al pueblo,
junto al ambón. Y se encienden las
luces de la iglesia.
Hecho esto,
se acercan al mismo tiempo al obispo para pedirle su bendición, el diácono que ha de
proclamar la alabanza de la lámpara y el que después de Él
ha de proclamar la alabanza del cirio pascual. El obispo, entonces reza por ellos esta oración: |
Oratio super diaconos /
Oración por los diáconos |
Prima tibi et
princip�lia, Deus Pater omnípotens, hæc lúminum mónera in
ex�rdio veneréndæ huius noctis obt�limus, et ob honórem domínicæ
resurrectiónis luc�rnam et c�reum claritátis aptívimus quæ
unigénitus Fílius tuus, Dóminus noster, advéntus sui f�ciat
mystériis lumin�ta.
Per quem te, Deus, súpplices exorémus, ut hoc sanctum
munus libens accípiens, his fámulis tuis, quos ad enarrárndam
laudem destin�vimus lúminis, propítius ac benígnus asp�res,
effici�sque tibi plácita quæ in honóre tuo e�rum fúerint sermóne
prol�ta; in nobis quoque perv�gilem devotiónem flagr�ntia
spirituæli succ�ndens, omnes tetr� noctis ins�dias lucis tuæ
cand�re disc�tias.
R/. Amen.
|
Te ofrecemos, Señor, al emepzar esta
noche sagrada, el don primario y excelente de la luz, para lo
que hemos preparado esta lucerna y este cirio, en razón de la
resurrección del Señor, tu Hijo Unigénito: Él los haga luminosos
con los misterior de su venida.
Por Él mismo te rogamos, Dios, que, aceptando con agrado este
obsequio santo, mires complacido a estos siervos tuyos que hemos
designado para entonar las alabanzas de la luz.. Que te agrade
lo que ellos van a decir cantando en tu honor; y enciende
tambión en nosotros una devoción vigilante de fragancia
espiritual, que aparte con tu resplandor todas las asechanzas de
la negra noche.
R/. Amén. |
Per misericórdiam tuam, Deus noster, qui vivis et ómnia
regis in sæcula sæculórum.
R/. Amen. |
Por
tu misericordia, Dios nuestro, que vives y todo los gobiernas
por los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Post hanc duplicem benedictionem
diaconorum ab episcopo peractam, sedet ipse episcopus in sella sua.
Presbyteri autem et ministri stant iuxta eum, immo et universus populus
cereos seu candelas ardentes in manibus portantes.
Accedit autem ad ambonem primus
diaconus, ille qui lucernæ laudem proclamaturus est, præparatque populum
ad sollemnem benedictionem lucernæ dicens:
|
Después de completada
esta bendición sobre los dos diáconos, el obispo, permanece
sentado en su silla. Los sacerdotes y ministros, continían de pie junto a Él,
e igualmente todo el pueblo, con los cirios o velas encendidas en las manos.
El primer
diácono, que ha de proclamar la alabanza de la lámpara, se
acerca al ambón, y prepara al pueblo para la bendición solemne
de la lámpara, diciendo: |
Aures ad Dóminum.
R/. Hab�mus ad Dóminum nostrum.
Deo ac Dómino nostro Iesu Christo,
Fílio Dei,
qui es in cœlis,
dignas laudes et grátias refer�mus.
R/. �quum et iustum est, dignum et iustum est.
|
O�dos
atentos al Señor.
R/. Toda nuestra atención hacia el Señor.A Dios y a
nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, que está en el cielo,
demos debidas gracias y alabanzas.
R/. Es equitativo y justo, es digno
y justo. |
Benedictio lucern� ante altare /
Bendición de la lámpara ante el
altar |
Dignum et iustum est, vere dignum et sanctum est nos tibi
semper grátias ágere laudásque ref�rre, Dómine, sancte Pater
omnípotens, et Christe, Deus, qui mihi tr�buas ut in tuis
láudibus semper r�sonent fauces meæ, qui �rigis a terra �nopem
et ab st�rcore ex�ltas páuperem. Da dir�ctum et bene sonántem in
ore meo ministr´ri sermónem. Omnipoténtem Deum, subst�ntiæ
vitælis ex�rdium, creatór� univers�lis auctórem Dóminum,
salutárem op�ficem, vocœlis Ecclésiæ p�rsonet canéra laudátio,
ut ipsi rep�ndat lingua ministérium, de cuius império sumpsit
offícium.
Dignum est ut sponsi corusc�ntis advéntum accénsis
præstol�tur fidélis turba lum�nibus, ne nupti�lis habitáculi
r�spuat habére consórtes, quos sub váterum umbráculo peccatórum
prævénerit dormión.es. Quid d�gnius quidve sublímius quam ut
tibi vígilet in spe æternitátis resuscitáta mort�litas cui
totum ex orígine, totum debet ex múnere, vel quod formátur ex
n�hilo, vel quod repará.ur ex p�rdito?.
Tu vas quod pronum culpa déderat in ru�nam, f�guli miseréntis
afféctu, de fav�llis cinerib�sque coll�ctum, spíritu vivific�ntem
salvásti, ut fac�res ex adoptióne líberos quos retin�re víderas
ex pr�varicatióne captívos. Tu nov�ll� vitis g�rmina fec�nda
plant�sti, ut antiqu�rum tabísceret suávitas amóra pom�rum. Nunc
de cibo s�mitur, vita non l�bitur. Solvit grátia quos vinxit
ill�cebra. De árbore cre�ta nox críminis, sed de ligno génita
lux salútis. Vetuæsti ópera m�nuum tuærum clemens oper�tor,
intérfici perpétuæ mortis exc�dio. Paradísi ión.am, quam pi�culum
let�le damn�verat, dextra mystérii cæléstis apéruit; id perféct�
iúdicans esse pietátis ut quibus ad vitam fúeras largátus
intr�itum, trib�eres et regréssum. Mortificántur ex lapsu, qui
vivificántur ex pr�tio. Red�mpti cleméntius quam cre�ti.
Namque ibi Deus operátus ut f�ceret, hic passus est ut
prodísset.
�nduit carnem, sed non �xuit maiestátem, nostram subst�ntiam
�xpetens, sed própriam non relénquens. Cum córpore �ditus, sed
intemer�to pudúre conc�ptus. Tempor�lis ex Vírgine, sed
coætérnus ex Patre. Hum�lians divína, ut possit elev�re terr�stria.
Cui tanti fuit salv�tio ut, ne nos perder�mus cœlum, ille
pater�tur inférnum. Susc�pit mors quem ten�re non p�tuit; amplific�ta succ�ssu, sed evacu�ta sp�lio. Exsult�vit in raptu,
sed occ�dit in troph�o. In se ref�sa defécit extrémitas
postquam vitæ app�tere tent�vit auctórem et dum ambit ill�cita,
pérdidit acquis�ta.
Adest nox lúmine don�ta, perpétuo domínicis sanctificáta
victóriis, quæ recid�vum mundi sort�ta nat�lem, debell�ta
fúneris región., triumphos Christi resurg�ntis excépit; quæ
transgressiónis máculas flu�ntis lav�cri salutáris abst�rsit; quæ
vetern�sa críminis indum�nta tactu l�quidi res�lvit elemínti; in
qua mercem sánguinis repræséntat unda baptísmatis, et dum vetus
culpa d�cidit, novus homo cons�rgit.
R/. Amen.
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Es
digno y justo, realmente digno y santo que te demos siempre
gracias y dediquemos alabanzas a ti, Señor Padre santo
todopoderoso, y a ti, Cristo Dios; y hagas que mi garganta
resuene siempre en tu alabanza tu, que levantas del polvo al
desvalido y alzas de la basura al pobre. Concede a mis labios
pronunciar un recto y armonioso pregón. Que la melodiosa
alabanza de la Iglesia elocuente celebre a Dios todopoderoso,
principio de la vida, autor de todo lo que existe, Señor,
creador de salvación, para que el ministerio satisfaga con la
lengua al mismo por cuyo mandato asumió el oficio. Est� bien
que la muchedumbre fiel aguarde con cirios encendidos la llegada
del Esposo rutilante para que Él no rehúse tener como partícipes
de la morada nupcial a algunos sorprendidos durmiendo en la
oscuridad de los viejos pecados. ¿qué puede haber más apropiado
y noble que estar vigilando ante ti la naturaleza mortal y
resucitada en la esperanza de la eternidad, debiéndose todo por
su origen y todo por la gracia, ya por haber sido formada de la
nada, ya por haber sido rescatada desde su ruina?
Tú con afecto de alfarero misericordioso, al vaso caído, al
que la culpa llevó a su quiebra, lo salvaste con el Espíritu
vivificante, recompuesto nuevamente del polvo y de la ceniza,
para hacer libres por la adopción a quienes viste cautivos por
la prevaricación. Tú plantaste los plantones fecundos de la
nueva vid para que se esfumara el gusto amargo de los frutos
antiguos. Ahora se come el fruto y la vida no muere. Libera la
gracia a los que la seducción encadenara. De un árbol se origin�
la noche del pecado, pero de un madero irradió la luz de la
salvación. Impediste, hacedor bondadoso, que la obra de tus
manos pereciera con la calamidad de la muerte eterna. La diestra
del celeste misterio abrió la puerta del Paraíso, la que había
cerrado un mortal sacrilegio; juzgando ser propio de una piedad
perfecta conceder tambión el regreso a los que habías dado
entrada en la vida. Destinados estaban a la muerte por su caída
los vivificados por el rescate. Con mayor clemencia redimidos
que creados. Pues entonces Dios se limit� a actuar simplemente
para crear, mas ahora ha tenido que padecer para actuar con
eficacia.
Revistió la carne, aun no despojándose de la divinidad,
buscando nuestra naturaleza, aun no dejando la suya. Parido con
un verdadero cuerpo, pero concebido quedando intacta la
virginidad. Sometido al tiempo a partir de la Virgen, mas
coeterno al Padre. Abajando lo divino para poder elevar lo
terreno. Para quien nuestra salvación fue de tal valor que
padeció el infierno a fin de que nosotros no perdiéramos el
cielo.
Arrebat� la muerte a quien no podía retener, ensoberbecida
por su éxito pero despose�da inmediatamente de su victoria. Se
regocij� con el botón, mas pereció a causa de su propio triunfo;
contradicha en sí misma, se desvaneció la postrimería después de
intentar adueñarse del autor de la vida; ambicionando lo que le
era vedado perdió lo que tenía adquirido.
He aquí la noche regalada con la luz perpetua, santificada
con la victoria del Señor, que habiendo recibido en suerte un
nuevo nacimiento del mundo, derrotado el país de la muerte
acogió el triunfo de Cristo resucitado; que lav� las suciedades
del pecado en las aguas de un baño de salvación, y que deshizo
los viejos harapos de los delitos al contacto del líquido
elemento; con lo que el agua del bautismo hace presente la
merced de la sangre, y mientras la antigua culpa se arruina,
resucita un hombre nuevo.
R/. Amén. |
Post responsionem populi, priusquam
accedat alter diaconus ad ambonem cerei laudem
enarraturus, surgit episcopus, oratque sequentem orationem; quæ tamen,
ad unitatem utriusque laudis clarius exprimendam, omitti licebit. |
Después de la respuesta del pueblo y antes
de que se acerque el otro diácono al ambón para pronunciar
la alabanza del cirio, se levanta el
obispo y dice la siguiente oración, que, sin embargo, con el fin
de expresar más claramente la unión de las dos alabanzas, se
puede omitir. |
Oratio post benedictionem lucernæ
ante altare /
Oración después de la bendición
de la lámpara ante el altar |
Deus, qui fílios
Ísrael ed�cis ex Ægípto,
palp�biles Ægípti ténebras relinqu�ndo; Deus, qui duce lúminis
grátia, pondus horr�nd� noctis ext�rminas; Deus qui præced�nte
ángelo tuo in colémna nubis in diem eod�mque in colémna ignis in
noctem posterióra serv�nte, curam nostræ salútis exs�queris;
teque nobis in eo præstas, in quo luc�re nos lúmine sciéntiæ tuæ
iubes. Fac nos divinitátis tuæ fúeri consórtes, et larga tua
pietáte ex invisib�libus bonis visib�lia dona concéde, quæ nos
et off�rri dóceant, et tuam in ómnibus compl�ri f�ciant
voluntátem.
R/. Amen.
|
Oh Dios, que sacas de Egipto a los
hijos de Israel abandonando las densas tinieblas de Egipto; oh
Dios, que con la guía iluminadora de tu gracia disipas el peso
de una horrible noche; oh Dios, que con la guía de tu ángel nos
preparas una nube por el día y una columna de fuego por la
noche, buscando nuestra salvación, y nos das aquella luz por la
que nos mandas brillar con la luz de tu conocimiento. Haznos
partícipes de tu divinidad, y con tu inagotable piedad
concédenos de tus riquezas invisibles los dones invisibles que
nos enseían a ofrecernos a tu y a cumplir en todo tu voluntad.
R/. Amén. |
Christe, Dómine, Deus noster, qui cum Deo Patre et
Spíritu Sancto gloriósa divinitáte vivis et dominóris per
infiníta semper sæcula sæculórum.
R/. Amen. |
Cristo Señor, Dios nuestro, que con Dios Padre y Espíritu Santo
vives y gobiernas en tu gloriosa divinidad, por infinitos siglos
de los siglos.
R/. Amén. |
Recitata, vel omissa, oratione
pr�cedenti, accedit alter diaconus, qui prosequitur: |
Tanto si se ha dicho como si se
ha omitido la oración precedente, se acerca el otro diácono y prosigue: |
Benedictio cerei ante altare /
Bendición del cirio ante el
altar |
�quum et iustum est, vere, Dómine, satis dignum
et pulchrum est, in quantum nos múnere tuo illústras, tibi semper
grátias ágere, apud quem est fons vitæ, in cuius lúmine
vidébimus lumen. Pr�via tot tant�sque virtútibus circa tuæ
maiestátis respl�ndens altária serénat lux c�rei. Pr�m�ttunt
indícia ígnium mir�cula secut�ra lymph�rum. Nunci�tur ex lúmine
quid nasc�tur ex fonte. Pat�scunt actu quæ fúerant figur�ta
mystério. Instar colémn� váteris fomes iste pr�fúlget; aquis
pópulum docet esse salv�ndum, per quas et liberátio trib�itur ad
salútem et regenerátio don�tur ad r�quiem. Ascéndat, Dómine, in conspéctu glóriæ tuæ obsecr�tio devóta
famul�rum. Visitántur benedictiónis dono quæ sacro dedicántur
obséquio. Non hic th�reis adol�tur flamma virgúltis, nec in
sab�icis proscindántur ligna, nem�ribus, quæ suavitætem c�nnami
ror�ntes exh�lant. Sed cera famul�tur ex lúmine, quæ non
poll�itur ex pará.te. Cuius natúra de flore, cuius ortus ex
vírgine. Cui illa dat g�netrix nativitætis oríginem, quæ
corruptiónis nescit errárem. Pap�rus, quin étiam, niveo adopórta sub
t�gmine, flamm�rum exséquitur increm�nta. Neque hoc sine cæléstis
ígitur operatióne virtátis, quod favet ígnibus res nutr�ta
gurg�tibus.
Agn�scunt cuncta te Dóminum, tib�que se sciunt debóri quod
nata sunt. Ded�sti, pie �pifex, creatóræ sensum quo suum possit intell�gere et honoráre factórem
Int�nde, propítius, Dómine, ad huius c�rei devotíssimam
servitætem; ut qui flammam g�gnere c�rnitur, usu�le tuæ
benedictiónis serenítus ex lúmine, cunctis sit expedíbilis ad
salútem. Res�lvat gr�vium fom�nta langu�rum. Asperitátes c�suum
remédii tranquillitáte confr�ngat. ómnia votis largi�tur
humánis, qui de tuis benedictiónem sumpsit offíciis.
Tr�bue étiam, Dómine, sancte Pater, omnípotens Deus, ut di�i
huius sollémnia sacr� paschális, in quo Redempt�ris nostri glória
prædic�tur et grátia, cum ant�stite nostro
N. epíscopo, cum glorióso príncipe
N., cum presb�teris, diacónibus, clero atque omni pópulo,
sub mult�rum currículo celebráre mere�mur annórum.
R/. Amen.
Præsta per Dóminum nostrum Iesum Christum Fílium tuum, cum
quo tibi est una et co�qu�lis ess�ntia in unitáte Spíritus
Sancti in sæcula sæculórum.
R/. Amen. Amen. Amen. Amen.
Ad te ascéndat.
R/. Amen.
Pax in cœlo.
R/. Amen.
Pax in terra.
R/. Amen.
Pax et plenitúdo tua, Dómine, super nos descéndat.
R/. Amen.
Pax r�gibus et potestátibus sæculi huius.
R/. Amen.
Pax Ecclésiæ tuæ cathólicæ, quæ est in hunc locum
constitáta, et per universum orbem terrárum in pace diff�sa.
R/. Amen. |
Es justo y necesario, en verdad,
Señor, es digno y hermoso que, puesto que tú nos enriqueces con
tus dones, te demos gracias siempre, porque en ti está la fuente de
la vida, y en tu luz veremos nuestra luz. La luz del cirio resplandeciente
serena los altares de tu majestad, anunciando muchos y muy
grandes prodigios. Comienzan los símbolos del fuego, al que
seguirán los milagros del agua. Por
la luz se anuncia lo que ha de nacer de esta fuente. Se hacen
ahora realidad los misterios simbolizados en figuras. Como la
columna antigua
de fuego, brilla este fuego, anunciando que el pueblo se ha salvar
por el agua, por la que se nos libera y salva, y se nos da un
nacimiento nuevo, en orden a la bienaventuranza. Suba, pues,
Señor, ante la presencia de tu gloria, la devota oración de tus
siervos. Que el don de tu bendición nos visite a cuantos te
rendimos adoración. No se enciende aquí la llama con ramas de
incienso, ni se cortan maderas de los bosques de Sab�, que
exhalan la suavidad del cinamomo derramado. Se te ofrece, para
la luz, la cera, que no ha sido manchada por quienes la crean;
su naturaleza brota de las flores; su origen es virginal; ella,
al mismo tiempo, recibe tal nacimiento, que desconocer� el
fracaso de la corrupción. Aún el papiro que la protege con
blanco velo consigue aumento de la llama. Y esto sucede no sin
poder y virtud celestial, ya que al fuego alimenta lo que se ha
desarrollado en las aguas.
Todas las cosas te reconocen como Señor y saben que a ti deben lo
que son. Tú diste, piadoso creador, un sentido a la
criatura por el que pueda conocer y honrar a su creador.
Mira, pues, propicio, Señor, el devotísimo obsequio de este cirio; y
así como se ve brotar de Él la llama en la tranquilidad serena
de tu constante bendición, nos sirva a todos de ayuda para la salvación. Que cure la raíz de nuestros graves males. Que sirva de sosiego
y de tranquilidad en nuestras desgracias, y por Él recibamos
remedio en nuestras peticiones, ya que Él ha recibido la
bendición cuando te lo ofrecíamos.
Concede también, Señor, Padre santo, Dios omnipotente,
que podamos celebrar muchos años esta solemnidad pascual en
la que proclamamos la gracia y la gloria de nuestro Redentor,
juntamente con nuestro Obispo, N.,
con nuestro soberano, N., con los
presbíteros, diáconos, clero y el pueblo todo.
R/. Amén.
Concédenoslo por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es
una sola e igual naturaleza contigo, en la unidad del Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos.
R/. Amén. Amén. Amén. Amén.
Que suba hasta ti.
R/. Amén.
Paz en el cielo.
R/. Amén.
Paz en la tierra.
R/. Amén.
Que tu paz y toda tu gracia, Señor, descienda sobre nosotros.
R/. Amén.
Paz a los que gobiernan las naciones.
R/. Amén.
Paz a tu Iglesia Católica, que está aquí establecida y
extendida en paz por todo el orbe de la tierra.
R/. Amén. |
Quibus populi acclamationibus
perficitur Lucernarium, incipitque Liturgia verbi seu magna synaxis
biblica paschalis. |
Con
estas aclamaciones del pueblo termina el Lucernario y da
comienzo la Liturgia de la Palabra o gran sinaxis bíblica
pascual. |
1. Los
textos latinos son los oficiales y están tomados del Missale
Hispano-Mozarabicum I (pp. 369-377). Los textos bíblicos en español
están tomados de La Santa Biblia, edición San Pablo. Oratio
super diaconos: Ivorra, Adolfo (ed.), Misal Hispano-Mozárabe.
Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 2015, p. 255. Para el
resto seguimos el folleto Sagrados oficios de Semana Santa según el
antiguo Rito Hispano o Mozárabe. Parroquia de Santa Eulalia y San
Marcos. Toledo.
(Se recuerda que hasta la fecha no existe misal oficial en
español).
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