Hic
fiat sermo ad populum.
Charíssimi, accípite r�gulam fidei, quod S�mbolum d�citur. Et cum
accep�ritis in corde scr�bite, et quot�die apud vosmet�psos
dícite. ántequam dormi�tis, antequam proced�tis, vestro Símbolo vos
munite. S�mbolum nemo scribit, ut legi possit. Sed ad recens�ndum,
ne forte d�leat obl�vio, quod non trádidit léctio, sit vobis quod
ex vestra memoria. Quod audit�ri estis, hoc credit�ri. Et quod
credit�ri, hoc etiam lingua reddit�ri. Ait enim Apóstolus: Corde
créditur ad justítiam: oris Conféssio fit ad salútem.
Hoc enim S�mbolum, quod retent�ri estis, et credit�ri.
Signáte ergo vos, et respond�te.
Fides.
Credo in Deum Patrem omnipoténtem.
Et in Jesum Christum filium
ejus únicum Dóminum nostrum.
Natum de Spíritu Sancto ex étero
Mari� Virginis.
Passus sub Póntio Piláto.
Crucif�xus, et sep�ltus :
tértia die resurréxit vivus a mórtuis.
Ascéndit in cœlum.
Sedet ad
déxteram Dei patris omnipoténtis.
Inde ventúrus judicat�rus vivos,
et mórtuos.
Credo in sanctum Spíritum : Sanctam Ecclésiam
Cath�licam : Sanctórum communi�nem : remissiónem ómnium peccatórum
: carnis hujus resurrectiónem : et vitam ætérnam : amen.
Submissa
voce.
Ut fácilius memóriæ vestræ possint inh�r�re, quæ dicta sunt,
textum S�mboli, ordin�mque repet�mus.
Credo in Deum patrem omnipoténtem...
Submissa
voce.
T�rtio quoque textum S�mboli recense�mus : ut quia fidem divínæ
Trinitátis S�mbolum in se c�ntinet, ipse númerus repetitiónis cum
sacram�nto convéniat Trinitátis.
Credo in Deum patrem omnipoténtem...
Submissa
voce.
Hanc sanctæ fídei
r�gulam, quam vobis nunc trádidit sancta Mater Ecclésia,
firmíssima mentis vestr� retin�te sentóntia : ne aliquándo
dubitatiónis scr�pulum in corde vestro oriátur. Quia si, quod absit,
in hoc vel ten�iter dubitátur, omne fídei fundam�ntum subr�itur,
et ánimæ perúculum generátur. Et ídeo si �liquem vestrum inde
quíppiam movet, r�putet, quia hoc intellágere non possit. Vera
tamen esse credat ómnia, quæ audávit.
Deus autem omnípotens ita cor vestrum
illúminet, ut intellig�ndo, et cred�ndo, quæ d�ximus, et fidem rectam
custodi�tis, et sanctis opéribus fulge�tis, ut per hæc ad beátam
vitam perveníre p�ssitis.
R/. Amen.
Ipso præstánte, et auxili�nte, qui vivit et ómnia regit in
sécula sæculórum.
R/. Amen.
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A continuación se dice
el sermón al pueblo: Recibid,
amadísimos, la norma de la fe, a la que llamamos>«Símbolo». Una vez recibido, tenéis que grabarlo en vuestro
corazón, y recordarlo todos los días. Antes de acostaros, antes de
salir de casa, envolveos en el Símbolo para vuestra defensa. No
vamos a escribirlo para releerlo luego, sino que os conviene
retenerlo en la mente, y evitar que el olvido cancele lo que en
este momento se os dicta. Lo que escuchar�is ahora, debóis
creerlo, y creyéndolo, profesarlo en voz alta. Como dice el
apóstol: «La fe en el corazón nos confiere la justicia, la
proclamación de la fe con los labios nos conduce a la salvación»
3.
Este es, pues, el Símbolo que retendr�is en la memoria y habéis
de creer.
Persignaos y repetid conmigo:
La fe:
Creo en Dios Padre
todopoderoso.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Nació de Santa María Virgen concebido por el Espíritu Santo.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado y
sepultado.
Al tercer día resucitó de
entre los muertos.
Subió a los cielos.
Est� sentado a la derecha
de Dios Padre Todopoderoso.
Desde allá ha de venir a juzgar a
vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia
Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
En voz baja.
Con el fin de que lo que se ha dicho arraigue con facilidad en vuestra
memoria, repitamos por orden el texto del Símbolo:
Creo en Dios Padre todopoderoso...
En voz baja.
Y puesto que el texto del Símbolo es expresión de la fe en la
divina Trinidad, lo repetiremos por tercera vez para que concuerde el
número de veces que lo repetimos con el objeto de nuestra fe
trinitaria.
Creo en Dios Padre todopoderoso...
En voz
baja.
Conservad con
firmeza en vuestra mente esta sagrada norma de la fe que la Madre
Iglesia ahora os transmite. Que el pensamiento no se deje
arrastrar jamás contra el escollo de una duda. Si esto sucediera,
no lo quiera Dios, las bases de la fe vacilarían, podrían
hundirse, y vuestra alma correría un grave peligro. Nadie pretenda
modificar su contenido, pues est� muy por encima de la humana
inteligencia. Crean todos en la verdad de lo que se les ha dicho.
Dios omnipotente ilumine vuestro corazón, y así, habiendo
aprendido bien lo que os hemos enseñado, y creyendo en ello,
guardar�is intacta la fe verdadera. La fe santa resplandecer� en
las buenas obras, que os conducirán a la felicidad eterna.
R/. Amén.
Que lo conceda con su auxilio aquíl
que vive y reina por los siglos de los
siglos.
R/. Amén. |