MÚSICA LITÚRGICA. |
LITURGIA EspañOLA ANTIGUA.
Duración: 52' 24" Cod. A., Cod. B: Manuscritos
(Cantorales) que se conservan en Toledo. Preparación cient�fica de los materiales y transcripciones: Dom Ismael Fernández de la Cuesta, OSB. |
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Ficha: Datos del LP: Editado en España por Polygram Ibérica S.A., Madrid (España), 1991 OTRAS EDICIONES (EN CD): |
LITURGIA EspañOLA ANTIGUA (1) El texto que sigue está tomado del LP: "Gregorianischer Choral. Canto gregoriano. Liturgia española antigua". Monasterio de Santo Domingo de Silos. Archiv Produktion (LP). Edición: Madrid 1991 (en español). En España como en los restantes países de la Europa cristiana la música y la religión estuvieron estrechamente relacionadas en la Antig¨edad y durante la Edad Media. Los primeros testimonios de la Liturgia española que han llegado hasta nosotros pertenecen a la época de los padres visigodos Leandro, Isidoro de Sevilla e Ildefonso (siglos VI y VII) pero puede darse como cierta la existencia de una obra anterior. Aunque son ciertamente estos grandes promotores de la iglesia visigoda quienes han influido de un modo mas decisivo en la creación de una Liturgia cuyos rasgos fundamentales se hallan muy próximos a los correspondientes a las formas litúrgicas de su tiempo propias de Roma Milán y Constantinopla pero en la que se aprecia la existencia de rasgos y detalles evidentemente españoles. Los numerosos manuscritos existentes en los que se encuentran los textos de esta Liturgia presentan en general unos tipos de neumas de los que se sabe no son anteriores al siglo X, lo que significa que tales textos no fueron escritos antes del periodo de la ocupación de la Península Ibérica por los árabes, durante una época en la que ya la Reconquista había hecho progresos sustanciales. Esta es la razón por la que estos cantos y liturgias han sido conocidos y se conocen todavía con el apelativo de "mozárabes." (cristianos sometidos a los moros), a pesar de que el momento de su composición y de su expansión primera se remonta a la era visigoda. El mas importante documento de la Liturgia latina de la Edad Media española -El "Antifonario" de León (Arce. Cap. ms. 8) -data del siglo X. Y en el siglo XI abundaron mucho los copistas, lo que ha he cho posible que hayan llegado hasta nosotros numerosos manuscritos realizados en esta época en los talleres de Silos, San Milán de la Cogolla, Albelda y otros. Los esfuerzos reformadores llevados a efecto por el Papa Gregorio VII fueron enérgicamente secundados por los reyes de Aragón y Navarra y, sobre todo, por los de Castilla. Así, durante la segunda mitad del siglo XI el culto se romanizó en todos los conventos e iglesias de la península y los cantos típicamente españoles fueron siendo eliminados progresivamente. Las antiguas melodías españolas, que habían dejado de ser utilizadas, estaban en buena parte escritas en neumas, pero el conocimiento que de ellas se tiene se apoya principalmente en la tradición oral. El método notación de Guido d'Arezzo no había sido implantado todavía y los cantores de los siglos siguientes no eran capaces, en general, de descifrar los neumas carentes de lÍneas. Y, por desgracia y haciendo la excepción de un escaso número de ellos, no se ha llegado todavía a la transcripción de las obras contenidas en los primitivos manuscritos. Las primitivas liturgias y los cánticos atribuidos a los venerable clérigos visigodos no desaparecieron en forma brusca. En Toledo quedó un centro, que pasó por períodos de brillantez junto a otros en los que se permanecía prácticamente inactivos y donde se conservaron las tradiciones, y es probable que debamos a la labor de los obstinados apóstoles de la liturgia y de la música mozárabe la existencia de las copias de los célebres manuscritos toledanos del siglo XIII. El estado actual de las investigaciones relacionadas con la paleografía de los neumas ha hecho, por otra parte, inadmisible la teoría, muy extendida, hasta tiempos recientes, de que los llegados hasta hoy constituyeran los primeros testimonios de los modos mozárabes. La liturgia tuvo su sede principal en Toledo hasta la época del cardenal Cisneros (1436-1517) este fue el fundador de la "Capilla del Corpus Christi" (existente todavía en la catedral) e hizo, con tal motivo, que fueran impresos el Misal y el Breviario mozárabes, apareciendo el primero de ellos en 1500 y el segundo en 1502. Y, aparte de esto, el gran cardenal mandí que fueran escritos los célebres libros que contienen los cánticos de la Misa, así como los laudes para la Misa Solemne. Los especialistas que fueron encargados de transcribir las melodías primitivas a la notación entonces en vigor, tropezaron con dificultades que habrían de revelarse insalvables a causa de la ausencia de pent�gramas en la escritura en neumas, por lo que hubieron de verse obligados a recoger cuanto subsistía en el campo de la tradición oral. Determinaron los ritmos de acuerdo con sus propios gustos y criterios y es muy probable que añadieran también algunos cantos originales; y resulta indudable la circunstancia de que una comparación detallada entre las melodías escritas en los libros de corales y las agrupaciones de neumas de los viejos manuscritos ofreciera la existencia de diferencias notables entre unas y otras, aun produciéndose en ocasiones coincidencias sorprendentes en los textos de uno y otro tipo. En todo caso, no puede afirmarse de forma categórica que sean ap�crifas todas las melodías incluidas en los "Libros de Cánticos ", sin que exista por otra parte señal alguna del empleo de pentagramas en los manuscritos en el espacio de tiempo comprendido entre los neumas primitivos y las copias publicadas en el siglo XVI. Pero también existen detalles que nos llevan al convencimiento de que muchas melodías transcritas en los "Libros de Cánticos" de la época de Cisneros se remontan, al menos en sus lÍneas generales, a periodos anteriores y a la era mozárabe incluso. Hip�tesis que parece particularmente aceptable en el caso de las obras habladas del "Liber omnium Offerentium", libro de misa original contenido en el "Missale mixtum". El recitado en "re" trae el recuerdo de las primeras formas del canto hablado tal y como se encuentran en la totalidad de la liturgia occidental. Siendo posteriores los recitados en mi (si) y fa (do). Para la "misa mozárabe" contenida en este disco hemos elegido las piezas contenidas en los libros que nos han parecido de una mayor autenticidad, a la vez que poseen un más señalado valor musical. En el "Misal" de Cisneros, la construcción de la misa se encuentra totalmente deformada, con inclusión de numerosos elementos romanos. Nos ha sido posible restablecer una construcción que suponemos la más extendida dentro de la Eucaristía mozárabe merced al manuscrito nº 4 de la colección de Silos (siglo XI), donde está contenida la notación completa de diversas Misas. En el disco se incluye solamente un extracto: no hubiera sido posible la realización de la misa completa en una sola pieza discográfica y, por otra parte, existen en el conjunto diversas partes que no se relacionan en realidad con la música misma, aparte de otras que, probablemente, ignoramos. Los diversos fragmentos recogidos no tienen igual procedencia, pero cada uno de ellos ha sido colocado dentro del lugar que le corresponde en el conjunto de la estructura general. Una parte de los cánticos incluidos en la colección presente permanecen invariables en toda circunstancia o, en todo caso, son sometidos únicamente a variaciones menores (comparables al "Ordinarum" y el "Proprium Missae" del rito romano); otros, por el contrario, sufren modificaciones diversas a lo largo del año eclesiástico. Así, por ejemplo, la antífona "Ad accedentes" permanecen prácticamente invariable, con la sola adición de dos o tres formas complementarias que eran interpretadas en Pascua o en la Cuaresma; y algo similar sucede con la antífona "Ad pacem", el "Sanctus" y el "Credo ", que se cantaban exclusivamente algunos días después de los laudos "Ad confractionem". En lo que se refiere a los cánticos hablados, el texto podía estar sujeto a variaciones de acuerdo con las particularidades litúrgicas de los diferentes fragmentos, pero la melodía se conservaba sin cambios ni alteraciones. En la concepción de un disco consagrado a la música litúrgica de la Edad Media, no resultaba posible prescindir de los cánticos propios de la liturgia romanizada. La música de los diferentes reinos de España se ha servido, sin duda, de los textos y las estructuras latinas, pero, por otra parte, se encuentran también ejemplos de cánticos auténticamente españoles, algunos de los cuales, que consideramos particularmente típicos, han sido incluidos en el disco presente. Se trata de piezas "clúsicas" que constituyen lo que se designa con el nombre de "Kyriale" y derivan en su mayor parte de trozos primitivos. En el "Kyriale" se sitían dos fragmentos mozárabes: un "Sacrificium" y los laudos para las Vísperas. Y, como final, presentamos un ejemplo de las célebres "Lamentaciones de Jeremías ": habiéndonos decidido por la "lamentación ALEPH" (tercera del Jueves Santo) (2) porque, siendo tan hermoso como las restantes contenidas en el "Antifonario" de Silos, es, sin embargo, menos conocida, habiendo sido extraída de un manuscrito de León. Para terminar, quisiéramos hacer constar que los
ejecutantes no son en modo alguno profesionales, sino
monjes que han consagrado su existencia al servicio
divino. Cuando, en nuestra iglesia, nos hemos encontrado
situados frente a los micrófonos, hemos experimentado el
sentimiento de que nos iba a ser posible conservar
nuestras oraciones y nuestros cantos litúrgicos para los
tiempos por venir. Pero, al mismo tiempo, estas oraciones
y estos cantos nos traían el emocionante recuerdo de los
monjes que cantaban esta misma liturgia dentro de este
edificio románico maravilloso del monasterio de Silos y
en el tiempo en que éste acababa de ser construido. Dom Ismael Fernández de la Cuesta (OSB) NOTAS. 1. El texto data de 1968. Del mismo autor, vea
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