Rito Hispano-mozárabe

TEXTOS LITÚRGICOS

RITO HISPANO-MOZÁRABE

Textos propios de la Misa de san Pelayo.

 

Misa en Rito Hispano-Mozárabe


 

Prælegendum / Canto de entrada Sal 111,1-2
Beátus vir, Allelúia, qui timet Dóminum, Allelúia, in mandítis eius cupit nimis, Allelúia, Allelúia. Dichoso el hombre, aleluya, que teme al Señor, aleluya, y ama de corazón sus mandatos, aleluya, aleluya.
V/. Potens in terra erit semen eius, generátio rectórum benedic�tur.
R/.
In mandítis eius cupit nimis, Allelúia, Allelúia.

V/. Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto, in sécula sæculórum. Amen.
R/.
In mandítis eius cupit nimis, Allelúia, Allelúia.

V/. Su linaje ser� poderoso en la tierra, la descendencia del justo ser� bendita.
R/.
Y ama de corazón sus mandatos, aleluya, aleluya.

V/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
R/.
Y ama de corazón sus mandatos, aleluya, aleluya.

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Oratio post Gloriam / Oración después del Gloria
Deus, qui sanctam nobis di�i sollemnitátem beatíssimi mártyris tui Pel�gii passióne fecísti, ad�sto fam�liæ tuæ précibus; ut cuius hódie festa celebrámus, eius méritis, et intercessióne, ad ea quæ imit�re c�pimus applic�mur.
R/.
Amen.

Dios, que has consagrado este día con la pasión de tu mártir san Pelayo, atiende benigno las oraciones de tu familia. Que por la intercesión de aquíl cuya fiesta celebramos hoy nos apliquemos a llevar a cabo cuanto deseamos imitar de Él.
R/. Amén.

Per misericórdiam tuam, Deus noster, qui es benedíctus et vivis et ómnia regis in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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LITURGIA VERBI / LITURGIA DE LA PALABRA

Prophetia / Profecía Eclo 32,27-33,1
Léctio libri Ecclesiástici.
R/. Deo grátias.
Lectura del libro del Eclesiástico.
R/. Demos gracias a Dios.
Fili:

In omni �pere tuo confíde ánimæ tu�:
hæc est enim conserv�tio mandatórum.
Qui credit legi, att�ndit mandítis;
et, qui conf�dit in Dómino, non minor�bitur.

Tim�nti Dóminum non occúrrent mala,
sed in tentatióne Deus illum éterum conserv�bit et liberábit a malis.

R/. Amen.

Hijo:

En todos tus actos confía en ti,
que también esto es guardar los mandamientos.
El que confía en la ley observa los mandamientos,
y el que confía en el Señor no sufrir� ningún daño.

El que teme al Señor no sufrir� desgracias,
e incluso en la prueba ser� liberado.

R/. Amén.

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Psallendum / Salmo de meditación Sal 68,2.3
Salvum me fac, Dómine, quóniam ingréssæ sunt aquí usque ad ánimam meam. Dios mío, s�lvame, que me llega el agua al cuello.
V/. Inf�xus sum in limo prof�ndi, et non est subst�ntia; devéni in altitúdine maris et temp�stas dem�rsit me.
R/. Usque ad ánimam meam.
V/. Me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie, he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente.
R/.
Me llega el agua al cuello.

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Apostolus / Apóstol 2Tim 4,17-18
Epístola Pauli apóstoli ad Timoth�um secónda.
R/.
Deo grátias.
Segunda epístola del apóstol Pablo a Timoteo.
R/.
Demos gracias a Dios.
Fratres:

Dóminus autem mihi �stitit et confort�vit me, ut per me prædic�tio imple�tur, et áudiant omnes gentes, et liberátus sum de ore leónis.

Liber�vit me Dóminus ab omni �pere malo et salvum f�ciet in regnum suum cæléste; cui glória in sécula sæculórum.

R/. Amen.

Hermanos:

El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.

El Señor me librar� de toda obra mala y me salvar� llev�ndome a su reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

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Evangelium / Evangelio Mt 24,45-47
Léctio sancti Evangúlii secóndum Matthéum.
R/.
Glória tibi, Dómine.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R/.
Gloria a ti Señor.
In illo témpore:

Dóminus noster Iesus Christus loquebátur discípulis suis dicens: Quis putas est fidélis servus et prudens, quem const�tuit dóminus supra fam�liam suam, ut det illis cibum in témpore?

Beátus ille servus, quem cum vénerit dóminus eius, invénerit sic facióntem. Amen dico vobis quóniam super ómnia bona sua const�tuet eum.

R/. Amen. 

En aquel tiempo:

Nuestro Señor Jesucristo hablaba con sus discípulos y les decía: ¿Quén es el criado fiel y prudente, a quien el Señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?

Bienaventurado ese criado, si el Señor al llegar, lo encuentra portóndose así. En verdad os digo que le confiar� la administración de todos sus bienes.

R/. Amén. 

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Laudes Is 42,1
Allelúia.

Aleluya.

V/. Ecce servus meus, susc�piam illum; eléctus meus, compl�cuit sibi in illo ánima mea.
R/.
Allelúia.
V/. Mirad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido a quien prefiero.
R/.
Aleluya.

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Sacrificium / Canto del Ofertorio Is 41,9-10.17.16; 42,6-7.23
Ego Dóminus creávi te, et dixi tibi: Puer meus es tu, elégi te, noli timóre.

Eg�ni et páuperes quærunt te, et tu exalt�bis eos, in Dómino tuo, Allelúia.

Yo, el Señor, te creó y te digo: Tú eres mi Hijo, el elegido, no temas.

Los pobres y los indigentes te buscan, y tú los levantarás en el nombre de Dios, aleluya.

V/. Voc�vit te Dóminus ad iustítiam, et tenens manum tuam exalt�vit te; et const�tuit te in lucem géntium, ut ap�rias óculos cœcórum, ut pópulus dir�ptus et vastátus �nvocet me, Allelúia.
R/.
Et tu exalt�bis eos in Dómino tuo, Allelúia.
V/. El Señor te ha llamado a la santidad, te ha tomado de la mano, te ha ensalzado, te ha puesto como luz de las gentes, para que abras los ojos de los ciegos, y el pueblo derrotado y descontento invoque a Dios, aleluya.
R/. Y tú los levantarás en el nombre de Dios, aleluya.

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Oratio Admonitionis / Monici�n sacerdotal

Pr�cl�rum præcels�mque diem, quem sancti mártyris Pel�gii nobis sacer cruor consecr�vit, pássio inv�xit, mérito sublim�vit, fratres caríssimi, int�nte votis dedic�mus, ac virtútum pl�usibus atoll�mus; in quo quidem iste beatíssimus martyr córneam depósuit tónicam, et cœli adáptus est glóriam. Sicque de número adscátus fidélium, pros�pia g�nitus christian�rum, pro Christo m�riens sup�rnum scandit thronum.

Hic namque cárceris perp�ssus angústias, ferri compedátus on�ribus, non adh�sit sæculi bland�tiis, sed pro hoc merc�vit nullis unquam fini�ndum sæculis. Per�erat autem appetátus ab eo sæculi, císserat amor mundi, quia nullis p�ne succ�mbere acqui�vit fragilitátibus sæculi humáni.

Nam erg�stulis concl�sus, cum eius consod�les voluptu�se víverent, iste uno eod�mque modo corpus serv�bat int�ctum, sol�que Deo suum indefísse mentis dirig�bat obt�tum. Hunc ígitur apud Deum, dilectíssimi, advocámus in aux�lium, ut suis mere�mur précibus quæ nostra nobis s�btrahunt mérita ac sc�lera abd�cunt consuéta.

Depon�mus namque quod ipsi male ingássimus viv�ndo diáboli suad�llis ac divínis reced�ndo a præcéptis. Et quia nostris non conf�dimus méritis, huius prec�mur suffrágium mártyris, qui, gládio des�ctus, sempitérne glóriam �btinet beatitúdinis.
R/.
Amen.

Queridos hermanos, celebremos con atentas plegarias y ensalcemos con entusiasmo las excelencias de este preclaro y glorioso día, consagrado para nosotros por la sangre del mártir san Pelayo; hoy se consum» su pasión y Él fue enaltecido por sus méritos; en este día el bienaventurado mártir se despoj� del vestido de su cuerpo y recibió la gloria del cielo. Llamado de entre el número de los creyentes, nacido de familia cristiana, al morir por Cristo subió hasta el trono celestial.

Él sufrió las angustias de la cárcel, sujeto con el peso de los hierros, pero no cedió a las lisonjas de este mundo, sino que, en su lugar, escogió el reino que no conocer� término por toda la eternidad. En Él est� apagado el deseo de esta existencia, había cesado el amor del mundo, porque no sucumbió ante ningún tipo de frivolidad terrenal.

Encerrado en las mazmorras, mientras sus compañeros vivían entre placeres, Él conservaba intacto su propio cuerpo, y dirigía sin cesar, sólo a Dios, los ojos de su espíritu. Carísimos, invoquemos a este santo como protector ante Dios para que podamos obtener, gracias a sus plegarias, aquello que nuestros méritos no nos permiten alcanzar y nuestros pecados habituales nos arrebatan.

Dejemos pues el mal que hemos cometido viviendo según las instigaciones del maligno y apartándonos de los preceptos del Señor. Y ya que no podemos confiar en nuestros méritos, pidamos la intercesión de este mártir que, segado por la espada, obtuvo la felicidad eterna.
R/. Amén. 

Opitul�nte ipsíus misericórdia Dómini nostri, qui vivit et regnat in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Por la misericordia del mismo Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Alia / Oración entre los Dípticos
t�rne Deus omnípotens, qui ullis absque præced�ntibus méritis vocas ad te peccatóres, ac tuos misericórditer ditas fámulos, tu nobis hunc testem tuum beatíssimum Pel�gium prórroga patrónum, qui pro te, sánguine fuso, incomparábile m�ruit perveníre ad præmium.

H�beat, te conced�nte, fidélis curam gregis, qui supplícium non r�nuit sub�re passiónis, atque pérfido veritátem non t�cuit regi, nómine sol�mmodo glórians Unigéniti tui, indefísse pro nobis intercéssor acc�dat tibi. Ut inter �r�mnas sæculi care�mus v�tiis, null�sque inh�re�mus deceptiónum ill�cebris. Sicque, per hunc mártyrem tuum, te Dóminum, habeámus propítium, quo offer�ntium fructus multíplices, et �beres frugum r�dditus eff�cere s�lita pietáte dign�ris.

Nullis ígitur a te præcipit�mur l�psibus, nullis evocámur sc�ndalis, qui própriis em�rgere a ped�ribus nequ�mus omn�no v�ribus. Quapr�pter te rogámus esse nobis pl�cidum, qui nos ad tuum fecísti im�ginem, et per baptísmatis reform�sti tinctiónem.
R/.
Amen.

Dios todopoderoso y eterno, que sin exigir méritos precedentes llamas a ti a los pecadores y llenas con tu misericordia a tus siervos, concédenos siempre como abogado nuestro al mártir san Pelayo, que fue tu testigo y obtuvo alcanzar el premio incomparable al derramar su sangre por ti.

Que, por tu gracia, obtenga el cuidado de la grey de tus fieles, aquíl que no dud� aceptar el sufrimiento del martirio, y no call� la verdad ante el despiadado príncipe, gloriéndose únicamente del nombre de tu Hijo; que Él interceda sin cesar por nosotros en tu presencia. De manera que, entre las dificultades de la vida, nos veamos libres de pecado y no estemos enredados con los halagos que decepcionan. Que por medio de este mártir tuyo, nos seas siempre propicio, Señor, para que multipliques los bienes de los oferentes y te dignes, con tu acostumbrada bondad, aumentar los frutos de la tierra.

No permitas que caigamos en el error ni que nos veamos atraídos por el mal, quienes no podemos en absoluto superar nuestros peores vicios. Por esto te suplicamos que nos seas siempre benigno, tú que nos has creado a tu imagen y por el baño bautismal nos renovaste.
R/. Amén. 

Per misericórdiam tuam, Deus noster, in cuius conspéctu sanctórum Apostolórum et Mártyrum, Confessórum atque Vírginum nómina recitántur.
R/.
Amen.
Por tu misericordia, Dios nuestro, en cuya presencia recitamos los nombres de los santos Apóstoles y Mártires, Confesores y Vírgenes.
R/. Amén.

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Post Nomina / Oración después de los Dípticos
Larg�re propítius, imménse Deus, votis Ecclésiæ tuæ tui mártyris Pel�gii suffrágium supplic�ntis, quam al�criter ad tuum altáre munus def�rre �nspicis próprium. �tenim alter facit suspíria, alter in l�crimas pror�mpit mente compóncta. Iste quoque simplíciter orat, ille genis pavim�ntum verráre non désinit.

Sed utrur�mque tu, Deus noster, �nspicis mentes ac probas singul�rum consci�ntias. ídeo quæsumus, tuis �cculis �ffice pl�cidum, quod humána mis�ria utc�mque offert compóncta. Rev�ra nuda consci�ntia te coram quis nostrum stare péterit, quem sancti temunt ac multíplices beatórum convéntus exspav�scunt?

Quapr�pter p�timus vel accl�nes rogámus, ut nos tua pr�véniat misericórdia, et nobis ad te r�dditum confer�ndo, et defúnctis fidélibus sempitérnam r�quiem largi�ndo. Ut utr�mque hábeat grátia indef�ssam, quos trémulos ante te pr�spicis própria esse carnis consci�ntia.
R/.
Amen.

Acoge benigno, Dios inmenso, las súplicas de tu Iglesia que solicita la protección de tu mártir Pelayo y que ahora con alegría presenta sus ofrendas sobre tu altar. Hay, sin embargo, quien no deja de suspirar, otro vierte lágrimas por la compunción de su espíritu; éste, en cambio, simplemente ora, aquíl no deja de postrarse rostro en tierra.

Pero tú, Dios nuestro, penetras los espíritus y examinas las conciencias de cada uno. Por esto te pedimos que hagas grato a tus ojos cuanto puede ofrecerte de cualquier modo la humana miseria que se arrepiente. En verdad, �quién de nosotros con la conciencia desnuda podría sostenerse ante ti, ante quien tiemblan los santos y la gran asamblea de los bienaventurados?

Así que te pedimos y te rogamos con humildad, que nos disponga tu misericordia concediéndonos la gracia de la conversión y que d� a los difuntos el descanso eterno. Que llegue tu favor incansable a cuantos, temblorosos ante tu presencia, ves que est�n sometidos a su condición mortal.
R/. Amén.

Quia tu es vita vivórum, sánitas infirmórum ac r�quies ómnium fidélium defunctórum in ætérna sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Porque tú eres la vida de los que viven, la salud de los enfermos, y el descanso de todos los fieles difuntos, por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Ad Pacem / Oración de la Paz

Acced�ntes ad te, Dómine, ax�gui fámuli sacerdótes, quos ex offício débitum cunctos cogit commend�re fidéles, non incurr�mus mérita ullo modo própria, sed, te præstánte crímina mere�mur ev�dere patr�ta. Exáudi, quæsumus, precem Ecclésiæ tuæ, quam tuis n�tibus in honóre mártyris tui Pel�gii d�libat, ac singul�rum occúrre prec�tibus, qui hunc mártyrem tuum v�tiis repugn�ntem, dignum tuis fecísti esse conspéctibus.

D�ferat nostram coram te, quæsumus, obsequ�llam, qui tibi pl�cuit pro passióne. Succ�rrat máseris prece, �ruat prostr�tos ass�due, qui te infidéli Conféssus est coram príncipe. Quis nostrum sane ad te fácile óculos aud�bit erágere, quos tabes consci�ntiæ præmit, lapsus inclínat, f�da indec�nter consuet�do curvat, lenta quoque �nimi rem�ssio erágere non sinit, sed, quod peius est, ill�cita impud�nter ágere prop�llit?

Accl�nes ergo te rogámus, ut ómnibus in comm�ne adsit patrónus, quíliter, te propítio, dissid�ntes pacem, et pacúfici indef�ssam caritátis reténtent unitátem.
R/.
Amen.

Señor, nos acercamos a ti, nosotros, pobres siervos sacerdotes, que, por exigencia de nuestra misma función, estamos obligados a encomendar a todos los fieles; ya que no podemos alegar méritos propios de ningún modo, que, al menos evitemos, con tu ayuda, los antiguos pecados. Escucha, te pedimos, las plegarias de tu Iglesia, que, fiel a tu voluntad, celebra la gloria de tu mártir Pelayo, y acoge las oraciones de cada uno de nosotros, tú que te dignaste llamar a gozar de tu presencia a este mártir tuyo que rechazó el pecado.

Que presente ante ti nuestra plegaria aquel que te fue grato por su martirio. Que ayude a los pobres con su plegaria, que libre siempre a los desvalidos el que te confesó ante el soberano infiel. En verdad, �quién de nosotros, con ligereza, se atreverá a levantar los ojos hasta ti, dado que nos oprime la corrupción de nuestra conciencia, nuestras caídas nos arrastran, las feas costumbres nos doblegan torpemente, la reacción lenta de nuestra alma no permite que nos levantemos y lo que es peor, nos incita abiertamente a hacer lo que no es lícito?

Con espíritu humillado te rogamos que a todos nos asista el mismo protector y que, por tu benignidad, vuelvan a la paz los que se han alejado y los pacíficos mantengan la unidad inquebrantable de la caridad.
R/.
Amén.

Quia tu es vera pax nostra et cáritas indisrúpta, vivis tecum et regnas cum Spíritu Sancto, unus Deus, in sécula sæculórum.
R/. Amen.
Porque tú eres nuestra paz verdadera, caridad indivisible; tú, que vives contigo mismo y reinas con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
R/.
Amén.

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Illatio / Acción de gracias
Grátias tibi omnípotens Deus, ágere dignum est, pulchr�mque satis ac sanctum est, valde c�ngruum, ac nobis semp�rque c�mmodum esse c�nvenit, per Iesum Christum Fílium tuum Dóminum nostrum. Per quem útique hic mártyr Pel�gius nec viti�rum inh�sit gurg�tibus, nec deliti�rum cessit flag�tiis, sed tibi semper �xstitit intr�pidus, cui ante passiónem f�rtiter famulab�tur illuminátus. Hic in occident�li plaga ori�ndus, Gall�tiam p�truum hábuit fundum, sed Córdubæ, dante Christo, persp�cuum susc�pit martárium.

Et quia v�riis, occ�lto, arcan�que Dei consílio, elécti occasiónibus ac cœlum rapiántur, p�tula �xstitit procul d�bio actiónis causa, qua hunc nostrum patrónum mártyrem tuum, córpore passum Córduba susc�pit lætabánda. Erat quidem huius Pel�gii p�truus Erm�gius epíscopus Córduba cárcere tentus, qui ut ev�deret erg�stuli perúculum, pro se hunc dedit púerum testem alúmnum. Unde, illo evad�nte, Pel�gius iste susc�ptus est in cárcere, qui futárus erat testis pro veritáte; ubi vero ferri �nere pr�pedátus, futárum quod�mmodo præmeditab�tur martárium, cuius sæpe �nimus int�nte penetr�bat cœlum.

Et licet ad pátriam adhuc humánitus red�re disp�neret, a propósito sibi tamen rig�re haudqu�quam mollesc�bat, quia cárcerem �rdua pro pœniténtia esse cogit�bat; nam psall�ndi cotídie modum adhib�erat, cui tua, Christe, grátia intus illumin�trix �derat.

Verum cuius præc�rdiis �bdito ipso natúr� son�eras «Audi, fili, et vide, quia concup�vit rex spéciem tuamæ, hunc imp�dice tyr�nnus foris �udebat redamóre, putans eum suis aptum v�tiis fore. Sed stetit útique intr�pidus, cui tu non d�eras omn�no intus; qui namque advocátus véniens, ac persu�sus ut Christum neg�re mallet, áudiens �llico cuncta sprevit regna ill�ta, e�ndem Christum Dóminum nostrum voce prédicans líbera: «Habe tu, inquit, o rex, tu�sque cum p�rditis, solus mónera, nam me tibi adqui�scere non posse intus manet qui docet�. «Nam ego Deum hábeo quem tu miser ignóras, cui ómnia genufl�ctunt, qui sanctis regnum, ac p�rditis ætérnum prom�sit supplícium. Verum, quia per multas nos tribulatiónes perveníre opórtet ad regnum, ídeo parátus sum: qualem vis pande int�ritum».

Cui Rex: ¿O inquit, puer, aut Christum nega, aut per membra gládium susc�pies, ac d�riter ánimam inter pœnas exhal�bis». Unde Pel�gius sanctus: «Christiánus sum, ait, fui et ero; idc�rco mori non t�meo».

Quem f�rtiter stantem, post multas pœnas �llico membr�tim gládius des�cuit, atque in cœlum spíritus p�tiit, qui inter supplícia Christum confit�ri non d�stitit

O vere martyr in cœlis, quia testis fuísti in terris, clementíssimus fautor précibus occúrre votis nostris. Per te lapsus véniat ad pœniténtiam, ignórus ad doctrínam, �ger ad salútem, defúnctus ad r�quiem. Quare accl�nes p�timus ætérne Deus, per hunc mártyrem tuum nobis fave propítius, clemens occúrre interpellátus, et his tibi oblátis munéribus semper ad�sto pius.

Cui mérito omnes ángeli et Archángeli non cessant clamóre cotídie ita dicéntes:

Es justo, Dios todopoderoso, es en verdad hermoso y santo, es muy necesario y siempre muy conveniente para nosotros darte gracias por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Por quien este santo mártir Pelayo no se dej� arrastrar en el torbellino de los pecados ni cedió a la ignominia de los placeres, sino que se mantuvo siempre intrépido quién, ya antes del martirio, te servía con espléndido vigor. Nacido en la región occidental, era Galicia la tierra de sus antepasados, pero fue en Córdoba dónde, por permisión de Cristo, sufrió nobilísimo martirio.

Y dado que, por oculto y secreto designio de Dios, los elegidos son llevados al cielo por diversos caminos, por una serie de razones y coincidencias le tocó a este tu mártir, nuestro patrono, padecer en su cuerpo precisamente en la ciudad de Córdoba, para gloria de la misma. Un pariente de este Pelayo, el obispo Ermogio, estaba encarcelado en Córdoba, y para escapar de los peligros de la mazmorra entregó como rehén a este niño y discípulo. Así, al salir aquel, ocup� su lugar en la cárcel Pelayo, que había de dar testimonio de la verdad; aherrojado con el peso de las cadenas, en cierto modo preveía el martirio que le esperaba, mientras su espíritu, con frecuencia, se elevaba hasta el cielo.

Y si bien, humanamente hablando, deseaba regresar a su patria, sin embargo no cejaba en modo alguno en su austero rigor, ya que consideraba la cárcel como una ardua penitencia; y se aplicaba cada día a la salmodia, pues poseía en su interior tu gracia, oh Cristo, que lo iluminaba.

Aquello que tú hacías resonar en el fondo de sus entrañas: «Escucha, hijo, mira, el Rey se ha prendado de tu belleza», fue lo mismo que el impúdico tirano, abiertamente, se atrevió a pedirle, pensando que se plegaría a sus deseos. Pero Él permaneció valeroso, Porque tú no dejabas de estar presente en él; así, al ser llamado e invitado a renegar de Cristo, inmediatamente despreció los reinos que se le ofrecían y con voz decidida predicó a Cristo, Señor nuestro: «Conserva, le dijo, oh rey, todas tus dádivas para ti y para tus siervos perdidos, porque a mí no me es posible consentir a tus propuestas pues en mi interior est� el que me enseña. Porque yo tengo un Dios, al cual tú, miserable, ignoras, ante quien toda rodilla se dobla, el cual prometió a los santos el reino celestial y a los pecadores el suplicio eterno. Y como es cierto que hemos de llegar al reino pasando por muchas tribulaciones, estoy preparado: puedes mostrarme qué clase de muerte has escogido».

El rey le respondió: «Muchacho, o niegas a Cristo, o tus miembros caerán bajo la espada y exhalarás tu espíritu en medio de duros tormentos». Y san Pelayo repuso: «Soy, fui y ser� cristiano, por esta razón no temo morir�.

Firme en su postura, soport� muchos tormentos mientras la espada iba cercenando todos sus miembros, y así su espíritu entró en los cielos, ya que en medio del suplicio no dej� de confesar a Cristo.

Oh verdadero mártir en el cielo, tú que fuiste testigo en la tierra, s� valedor compasivo de nuestras plegarias. Que por ti el pecador alcance la penitencia, el ignorante la doctrina, el enfermo el restablecimiento, y el difunto el descanso eterno. Cuanto te pedimos humildemente, Dios eterno, concédenoslo propicio por este tu santo mártir; escucha con clemencia nuestros ruegos y acoge benigno estas ofrendas que te presentamos.

Por esto, todos los ángeles y arcángeles no cesan de alabarte cada día, diciendo así:

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Post Sanctus / Oración después del Sanctus

Iste hymnus, Dómine, in excélsis ab ángelis, iste hymnus a sanctis præc�nitur ómnibus. Vere sanctus, vere benedíctus Dóminus noster Iesus Christus Fílius tuus, a quo sanctus robor�tur Pel�gius, ut nec mori timóret, nec veritátem interrogátus tac�ret. Persu�sus namque a pr�side ut copi�sa regni mónera acc�peret, et Christum neg�ret, et ita regis lenoc�niis fúeret aptus, qui iam ante divínitus exst�bat illuminátus, tuus ille intrépido �nimi rig�re:

«Nam parátus sum magis mori quam Christum Dóminum meum neg�re. Porro hæc transit�ria quæ dem�nstrans, o rex, non amo, quia regnum ætérnum cónsequi c�pio. Ventu�sa hæc enim sunt ómnia, et ídeo expect�ta non cuncup�sco vivens intérnis Deo afféctibus, qui me sibi �nimum corp�sque int�ctum serv�re multis ed�cuit sermónibus. Quapr�pter est mihi mori lucrum, et v�ere præmium, cui Christus prom�sit dare intermin�bile sanctis cum ómnibus brav�um».

Qui útique, Dómine, pro te occásus non solum tecum m�ruit regnum, sed magnum étiam in Ecclésia �btinet princip�tum. Impetr�vit quippe ad honórem sepulcrum, quem exp�ni tyr�nnus præc�perat p�scibus vel c�nibus in pastum.

Impert�re accl�nes ítaque p�timus, ætérne Deus, huius mártyris tui plebi cathólicæ patroc�nium, cuius santi Cipri�ni cement�rium caput, ac rur�cula beatíssimi Gen�sii corpus servat honor�ndum. Unde p�timus, per huis interv�ntum, hæc sanctificántur mónera, data, ac multipl�cius ditántur altáris sacrifícia imp�sita.

Quíliter omnis qui ex his lib�verit munéribus, per te semper tue�tur ab advérsis.

Per Christum Dóminum ac Redemptórem ætérnum.

Este himno es cantado por los ángeles en el cielo y también por todos los santos, Señor. Santo y bendito es en verdad nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que dio fortaleza a san Pelayo para que no temiera morir, ni callara la verdad al ser interrogado. El soberano trataba de persuadirlo para que aceptase las ingentes riquezas de su reino y negase a Cristo plegándose así a las seducciones del rey; pero tu santo, que ya antes había sido divinamente iluminado le respondió con valerosa rectitud de espíritu:

«Estoy dispuesto a morir antes que negar a Cristo, mi Señor. Todo lo transitorio que me muestras, oh rey, no lo amo, porque deseo alcanzar el reino eterno. Todas estas cosas son ligeras como el viento y no deseo lo que puedas proporcionarme porque vivo unido espiritualmente a Dios, que me ha enseñado con muchas razones a mantener intacto mi cuerpo y mi espíritu. Por esto, para mí, morir es una ganancia, y vivir un premio: el interminable galardón que Cristo ha prometido dar a todos los santos».

Él que murió por ti, Señor, no sólo ha merecido compartir el reino contigo sino que también ha obtenido en la Iglesia un puesto eminente. Consiguió el honor de un sepulcro aquíl a quien el tirano conden� a ser pasto de animales. Postrados te pedimos, Dios eterno, que concedas el patrocinio de este mártir tuyo al pueblo católico.

Te pedimos, por su intercesión, que santifiques estas ofrendas que te presentamos y enriquezcas las oblaciones depositadas sobre el altar. De tal manera que todos cuantos participen de ellas se vean librados por ti de toda adversidad.

Por Cristo Señor y Redentor eterno.

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Post Pridie / Invocación

Veni, Sancte Spíritus, illíbere his sacrifíciis quæ omnis tibi litat Ecclésia in honóre mártyris tui Pel�gii sacratíssim� passiónis. Quique a te adiátus, pœnas superúvit, terráres vicit, gládium non t�muit, propter quod tecum sine fine regn�re m�ruit.

Iste est tuus, Dómine, fámulus in ag�ne præc�puus, in vita cautus, in doctrína str�nuus, in morte laud�bilis, in regno sublímis. Per quem te p�timus habére propítium, quo nos et de manu �ruas diáboli, et consórtes eff�cias regni tui.

Nosti ígitur, Dómine, quantum nos hostis insidi�tur antíquus, et ídeo nullum de nobis hábeat quem lucr�tur, quos una mater Ecclésia per regeneratiónis undam abl�tos esse gloriátur.

Fl�reat in nobis grátia doni ætérni, a quo hæc mónera sanctificántur, et per quem sanctificáta sumántur. Redóndet quidem in visc�ribus nostris oblátio tua, sicut multipl�cius sancti mártyris tui Pel�gii pr�fuit ad corínam.
R/.
Amen.

Ven, Espíritu Santo, desciende sobre esta oblación que te ofrece toda la Iglesia en honor de la santa pasión de tu mártir Pelayo. Protegido por ti superú todos los sufrimientos, venció todas las amenazas, no temió la espada, por esto obtuvo reinar contigo por toda la eternidad.

Este es tu siervo, Señor, distinguido en la lucha, prudente en la vida, en la doctrina invencible, en la muerte loable, enaltecido hasta el reino. Por Él te pedimos que nos seas propicio, que nos libres de la mano del maligno y nos hagas participar de tu reino.

Tú sabes, Señor, cuanto nos acecha el antiguo enemigo; que no pueda ganar para sí a ninguno de nosotros a quienes nuestra única madre la Iglesia se gloría de haber lavado con el baño de la regeneración.

Florezca en nosotros la gracia del don eterno por el que son santificadas estas ofrendas, y por el que, una vez santificadas, son recibidas. Que tu sacrificio produzca fruto en nuestros corazones, tal como obtuvo la corona para el santo mártir Pelayo.
R/.
Amén.

Te præstánte, sancte Dómine, quia tu hæc ómnia nobis indígnis servis tuis valde bona creas, sanctíficas, vivíficas, ac præstas nobis, ut sint benedícta a te Deo nostro in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Concédelo, Señor santo, pues creas todas estas cosas para nosotros, indignos siervos tuyos, y las haces tan buenas, las santificas, las llenas de vida, las bendices y nos las das, así bendecidas por ti, Dios nuestro por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Ad Orationem Dominicam / Introducción al Padre nuestro
Súscipe, omnípotens Deus, huius preces fidelíssimi convéntus, qui se tuis cotídie accl�nis comm�ndat conspéctibus, quo hunc mártyrem tuum beatíssimum Pe�gium, quem prompta c�lebrat obsequ�lla, apud te hábeat interventórem cui tu larg�re dignátus es martárii palmam. Resc�nde quæsumus, dura nostr� præc�rdia, et ariditátem irr�ga benedictiónis ubert�te gratu�ta.

Qu�tenus, te fav�nte, líbera nostra tibi s�rviat vita, quæ malí consuetúdinis more indesin�nter l�bitur ad ill�cita; �rue nos de manu insidi�ntis, ac tuis semper serva in castris. Non nos ab�cias a f�cie tua, quos consuéta bonitáte e terris docuísti oráre et dócere:

Dios todopoderoso, recibe las plegarias de esta fiel asamblea que cada día se postra humildemente ante tu presencia; ahora que celebra con rendida devoción a tu beatísimo mártir Pelayo, concédele que interceda ante ti por ella el mismo a quien tú te dignaste conceder la palma del martirio. Ablanda, te pedimos, nuestros duros corazones y riega nuestra aridez con tu abundante y generosa bendición.

Concédenos que nuestra vida consista en servirte con libertad, apartados de aquellas malas costumbres que constantemente nos llevan hacia lo que no es lícito; líbranos de la mano del enemigo y consérvanos siempre bajo tu protección. No alejes de tu mirada, a quienes con tu acostumbrada bondad has enseñado a orar y a decir desde la tierra:

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Benedictio / Bendición
Christus Dóminus, qui vos de supplício �ruit mortis, communic�re f�ciat Pel�gii méritis beatíssimi mártyris.
R/.
Amen.
Cristo Señor, que os ha librado de la condena de la muerte, os permita participar en los méritos del beatísimo mártir Pelayo.
R/. Amén.
Ut per quem ille passus cælórum m�ruit regnum, per eum vos merit�rum evad�tis tormentórum.
R/.
Amen.
Aquél por quien padeció Pelayo y obtuvo el reino de los cielos, os haga escapar de las penas que merecéis por vuestros pecados.
R/.
Amén.
Atque idem martyr sit vobis semper patrónus in cœlis, qui præcl�rus �xstitit inter supplícia testis.
R/.
Amen.
Que el mártir Pelayo sea siempre vuestro protector en el cielo, Él, que en medio de sus tormentos brill� como testigo excelso.
R/.
Amén.
Per misericórdiam ipsíus Christi Dei nostri, qui cum Patre et Spíritu Sancto, unus Deus, vivit et regnat in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Por la misericordia del mismo Cristo, nuestro Dios, que, con el Padre y el Espíritu Santo es el único Dios, y vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Completuria / Oración conclusiva
Sumpsísse e sacris altáribus Christi dómini ac Dei nostri corpus et sánguinem in honórem beatíssimi Pel�gii nos cred�ntes, unitátem beátæ Trinitátis adorémus, ut semper nobis fide plen�ri esur�re detur, ac sit�re iustítiam. Sicque �pere eius confort�ti, salutáres et grátias ag�mus, ut non in iudício, sed in remédio sacram�ntum quod accípimus habeámus.
R/. Amen.

Después de haber gustado el cuerpo y la sangre de Cristo, nuestro Dios y Señor, en la celebración en honor de san Pelayo, adoremos la unidad de la santa Trinidad, para que nos conceda siempre tener hambre de una fe más plena y tener sed de justicia. Así, confortados por su acción, damos gracias de todo corazón, para que este sacramento que hemos recibido nos sirva como remedio y no como motivo de condena.
R/. Amén.

Per misericórdiam tuam, Deus noster, qui vivis et regnas in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/.
Amén.

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1. Las partes variables de la misa que aquí se ofrecen (textos eucológicos, cantos y lecturas) junto al Ordinario (Liber Offerentium u Oferencio) permiten componer la misa completa. Los textos latinos son los oficiales y est�n tomados del Missale Hispano-Mozarabicum II (pp. 373-384) y del Liber Commicus II (pp. 131-132). Los textos bíblicos en español est�n tomados de la Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC, Madrid 2011. Las oraciones en español est�n tomadas de www.lexorandies.blogspot.com.

(Se recuerda que hasta la fecha no existe misal oficial en español).

 

 

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