Misa en
Rito Hispano-Mozárabe
26 Iunii /
26
de junio
In diem sancti Pelagii, martyris
En el día de san Pelayo, mártir
Memoria (1) |
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Prælegendum
/ Canto de entrada |
Sal 111,1-2 |
Beátus
vir, Allelúia, qui timet Dóminum, Allelúia, in mandítis eius cupit nimis,
Allelúia, Allelúia. |
Dichoso el hombre,
aleluya, que teme al Señor, aleluya, y ama de corazón sus
mandatos, aleluya, aleluya. |
V/.
Potens in terra erit semen eius, generátio rectórum
benedic�tur.
R/. In mandítis eius cupit nimis, Allelúia, Allelúia.V/. Glória et honor Patri et
Fílio et Spirítui Sancto, in sécula sæculórum. Amen.
R/. In mandítis eius cupit nimis, Allelúia, Allelúia.
|
V/. Su linaje ser�
poderoso en la tierra, la descendencia del justo ser� bendita.
R/. Y ama de corazón sus mandatos, aleluya, aleluya.V/. Gloria y honor al Padre y al
Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
R/. Y ama de corazón sus mandatos, aleluya, aleluya.
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Oratio post Gloriam
/ Oración después del
Gloria |
Deus, qui
sanctam nobis di�i sollemnitátem beatíssimi mártyris tui Pel�gii
passióne fecísti, ad�sto fam�liæ tuæ précibus; ut cuius hódie
festa celebrámus, eius méritis, et intercessióne, ad ea quæ
imit�re c�pimus applic�mur.
R/. Amen. |
Dios, que has consagrado este
día con la pasión de tu mártir san Pelayo, atiende benigno las
oraciones de tu familia. Que por la intercesión de aquíl cuya
fiesta celebramos hoy nos apliquemos a llevar a cabo cuanto
deseamos imitar de Él.
R/. Amén. |
Per misericórdiam tuam, Deus
noster, qui es benedíctus et vivis et ómnia regis in sécula
sæculórum.
R/. Amen. |
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres
bendito y vives y todo lo gobiernas por los siglos de los
siglos.
R/. Amén. |
LITURGIA VERBI
/ LITURGIA DE LA PALABRA
Prophetia
/ Profecía |
Eclo
32,27-33,1 |
Léctio libri Ecclesiástici.
R/.
Deo grátias. |
Lectura del libro del Eclesiástico.
R/. Demos gracias a
Dios. |
Fili:
In omni �pere tuo confíde ánimæ tu�:
hæc est enim conserv�tio mandatórum.
Qui credit legi, att�ndit mandítis;
et, qui conf�dit in Dómino, non minor�bitur.
Tim�nti Dóminum non occúrrent mala,
sed in tentatióne Deus illum éterum conserv�bit et liberábit a
malis.
R/. Amen. |
Hijo:
En todos tus actos confía en ti,
que también esto es guardar los mandamientos.
El que confía en la ley observa los mandamientos,
y el que confía en el Señor no sufrir� ningún daño.
El que teme al Señor no sufrir� desgracias,
e incluso en la prueba ser� liberado.
R/.
Amén. |
Psallendum
/ Salmo de meditación |
Sal 68,2.3 |
Salvum
me fac, Dómine, quóniam ingréssæ sunt aquí usque ad ánimam meam. |
Dios mío, s�lvame,
que me llega el agua al cuello. |
V/.
Inf�xus sum in limo prof�ndi, et non est subst�ntia; devéni in
altitúdine maris et temp�stas dem�rsit me.
R/. Usque ad ánimam meam. |
V/. Me estoy
hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie, he entrado
en la hondura del agua, me arrastra la corriente.
R/. Me llega el agua al cuello. |
Apostolus
/ Apóstol |
2Tim 4,17-18 |
Epístola Pauli apóstoli ad Timoth�um
secónda.
R/.
Deo grátias. |
Segunda epístola del apóstol Pablo
a Timoteo.
R/. Demos gracias a
Dios. |
Fratres:
Dóminus autem mihi �stitit et confort�vit me, ut per me
prædic�tio imple�tur, et áudiant omnes gentes, et liberátus sum
de ore leónis.
Liber�vit me Dóminus ab omni �pere malo et salvum f�ciet
in regnum suum cæléste; cui glória in sécula sæculórum. R/. Amen. |
Hermanos: El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través
de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las
naciones. Y fui librado de la boca del león.
El Señor me librar� de toda obra mala y me salvar� llev�ndome
a su reino celestial. A Él la gloria por los siglos de los
siglos.
R/.
Amén. |
Evangelium
/ Evangelio |
Mt 24,45-47 |
Léctio sancti Evangúlii secóndum Matthéum.
R/.
Glória tibi, Dómine. |
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo.
R/. Gloria a ti
Señor. |
In illo témpore: Dóminus
noster Iesus Christus loquebátur discípulis suis dicens: Quis
putas est fidélis servus et prudens, quem const�tuit dóminus
supra fam�liam suam, ut det illis cibum in témpore?
Beátus ille servus, quem cum vénerit dóminus
eius, invénerit sic facióntem. Amen dico vobis quóniam super
ómnia bona sua const�tuet eum. R/. Amen. |
En aquel tiempo: Nuestro Señor Jesucristo hablaba con sus discípulos y les decía: ¿Quén es el criado fiel y prudente, a quien el Señor encarga
de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado
ese criado, si el Señor al llegar, lo encuentra portóndose así.
En verdad os digo que le confiar� la administración de todos sus
bienes.
R/. Amén. |
Laudes |
Is 42,1 |
Allelúia. |
Aleluya. |
V/. Ecce servus
meus, susc�piam illum; eléctus meus, compl�cuit sibi in illo
ánima mea.
R/.
Allelúia. |
V/.
Mirad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido a quien prefiero.
R/. Aleluya. |
Sacrificium
/ Canto del
Ofertorio |
Is 41,9-10.17.16; 42,6-7.23 |
Ego Dóminus
creávi te, et dixi tibi: Puer meus es tu, elégi te, noli
timóre. Eg�ni et páuperes quærunt te, et tu
exalt�bis eos, in Dómino tuo, Allelúia. |
Yo,
el Señor, te creó y te digo: Tú eres mi Hijo, el elegido, no
temas.
Los pobres y los indigentes te buscan, y tú los
levantarás en el nombre de Dios, aleluya. |
V/. Voc�vit
te Dóminus ad iustítiam, et tenens manum tuam exalt�vit te;
et const�tuit te in lucem géntium, ut ap�rias óculos
cœcórum, ut pópulus dir�ptus et vastátus �nvocet me,
Allelúia.
R/. Et tu exalt�bis eos in Dómino tuo, Allelúia. |
V/. El
Señor te ha llamado a la santidad, te ha tomado de la mano,
te ha ensalzado, te ha puesto como luz de las gentes, para
que abras los ojos de los ciegos, y el pueblo derrotado y
descontento invoque a Dios, aleluya.
R/. Y tú los levantarás en el
nombre de Dios, aleluya. |
Oratio Admonitionis
/ Monici�n
sacerdotal |
Pr�cl�rum præcels�mque diem,
quem sancti mártyris Pel�gii nobis sacer cruor consecr�vit,
pássio inv�xit, mérito sublim�vit, fratres caríssimi, int�nte
votis dedic�mus, ac virtútum pl�usibus atoll�mus; in quo quidem
iste beatíssimus martyr córneam depósuit tónicam, et cœli
adáptus est glóriam. Sicque de número adscátus fidélium,
pros�pia g�nitus christian�rum, pro Christo m�riens sup�rnum
scandit thronum.
Hic namque cárceris perp�ssus angústias, ferri compedátus
on�ribus, non adh�sit sæculi bland�tiis, sed pro hoc merc�vit
nullis unquam fini�ndum sæculis. Per�erat autem appetátus ab eo
sæculi, císserat amor mundi, quia nullis p�ne succ�mbere
acqui�vit fragilitátibus sæculi humáni. Nam erg�stulis
concl�sus, cum eius consod�les voluptu�se víverent, iste uno
eod�mque modo corpus serv�bat int�ctum, sol�que Deo suum
indefísse mentis dirig�bat obt�tum. Hunc ígitur apud Deum,
dilectíssimi, advocámus in aux�lium, ut suis mere�mur précibus
quæ nostra nobis s�btrahunt mérita ac sc�lera abd�cunt consuéta.
Depon�mus namque quod ipsi male ingássimus viv�ndo diáboli
suad�llis ac divínis reced�ndo a præcéptis. Et quia nostris non
conf�dimus méritis, huius prec�mur suffrágium mártyris, qui,
gládio des�ctus, sempitérne glóriam �btinet beatitúdinis.
R/. Amen. |
Queridos hermanos, celebremos con atentas plegarias y
ensalcemos con entusiasmo las excelencias de este preclaro y
glorioso día, consagrado para nosotros por la sangre del mártir
san Pelayo; hoy se consum» su pasión y Él fue enaltecido por sus
méritos; en este día el bienaventurado mártir se despoj� del
vestido de su cuerpo y recibió la gloria del cielo. Llamado de
entre el número de los creyentes, nacido de familia cristiana,
al morir por Cristo subió hasta el trono celestial.
Él sufrió
las angustias de la cárcel, sujeto con el peso de los hierros,
pero no cedió a las lisonjas de este mundo, sino que, en su
lugar, escogió el reino que no conocer� término por toda la
eternidad. En Él est� apagado el deseo de esta existencia, había
cesado el amor del mundo, porque no sucumbió ante ningún tipo de
frivolidad terrenal.
Encerrado en las mazmorras, mientras sus
compañeros vivían entre placeres, Él conservaba intacto su
propio cuerpo, y dirigía sin cesar, sólo a Dios, los ojos de su
espíritu. Carísimos, invoquemos a este santo como protector ante
Dios para que podamos obtener, gracias a sus plegarias, aquello
que nuestros méritos no nos permiten alcanzar y nuestros pecados
habituales nos arrebatan. Dejemos pues el mal que hemos
cometido viviendo según las instigaciones del maligno y
apartándonos de los preceptos del Señor. Y ya que no podemos
confiar en nuestros méritos, pidamos la intercesión de este
mártir que, segado por la espada, obtuvo la felicidad eterna.
R/. Amén. |
Opitul�nte ipsíus misericórdia
Dómini nostri, qui vivit et regnat in sécula sæculórum.
R/. Amen. |
Por la misericordia del mismo Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Alia / Oración entre los Dípticos |
�t�rne Deus omnípotens, qui
ullis absque præced�ntibus méritis vocas ad te peccatóres, ac
tuos misericórditer ditas fámulos, tu nobis hunc testem tuum
beatíssimum Pel�gium prórroga patrónum, qui pro te, sánguine
fuso, incomparábile m�ruit perveníre ad præmium.
H�beat, te conced�nte, fidélis curam gregis, qui supplícium non
r�nuit sub�re passiónis, atque pérfido veritátem non t�cuit
regi, nómine sol�mmodo glórians Unigéniti tui, indefísse pro
nobis intercéssor acc�dat tibi. Ut inter �r�mnas sæculi care�mus
v�tiis, null�sque inh�re�mus deceptiónum ill�cebris. Sicque, per
hunc mártyrem tuum, te Dóminum, habeámus propítium, quo
offer�ntium fructus multíplices, et �beres frugum r�dditus
eff�cere s�lita pietáte dign�ris.
Nullis ígitur a te præcipit�mur l�psibus, nullis evocámur
sc�ndalis, qui própriis em�rgere a ped�ribus nequ�mus omn�no
v�ribus. Quapr�pter te rogámus esse nobis pl�cidum, qui nos ad
tuum fecísti im�ginem, et per baptísmatis reform�sti tinctiónem.
R/. Amen. |
Dios todopoderoso y eterno, que
sin exigir méritos precedentes llamas a ti a los pecadores y
llenas con tu misericordia a tus siervos, concédenos siempre
como abogado nuestro al mártir san Pelayo, que fue tu testigo y
obtuvo alcanzar el premio incomparable al derramar su sangre por
ti. Que, por tu gracia, obtenga el cuidado de la grey de tus
fieles, aquíl que no dud� aceptar el sufrimiento del martirio, y
no call� la verdad ante el despiadado príncipe, gloriéndose
únicamente del nombre de tu Hijo; que Él interceda sin cesar por
nosotros en tu presencia. De manera que, entre las dificultades
de la vida, nos veamos libres de pecado y no estemos enredados
con los halagos que decepcionan. Que por medio de este mártir
tuyo, nos seas siempre propicio, Señor, para que multipliques
los bienes de los oferentes y te dignes, con tu acostumbrada
bondad, aumentar los frutos de la tierra. No permitas que
caigamos en el error ni que nos veamos atraídos por el mal,
quienes no podemos en absoluto superar nuestros peores vicios.
Por esto te suplicamos que nos seas siempre benigno, tú que nos
has creado a tu imagen y por el baño bautismal nos renovaste.
R/. Amén. |
Per
misericórdiam tuam, Deus noster, in cuius conspéctu sanctórum
Apostolórum et Mártyrum, Confessórum atque Vírginum nómina
recitántur.
R/.
Amen. |
Por tu
misericordia, Dios nuestro, en cuya presencia
recitamos los nombres de los santos
Apóstoles y Mártires, Confesores y
Vírgenes.
R/. Amén. |
Post Nomina / Oración
después de los Dípticos |
Larg�re propítius, imménse Deus, votis Ecclésiæ tuæ tui mártyris
Pel�gii suffrágium supplic�ntis, quam al�criter ad tuum altáre
munus def�rre �nspicis próprium. �tenim alter facit suspíria,
alter in l�crimas pror�mpit mente compóncta. Iste quoque
simplíciter orat, ille genis pavim�ntum verráre non désinit.
Sed utrur�mque tu, Deus noster, �nspicis mentes ac probas singul�rum
consci�ntias. ídeo quæsumus, tuis �cculis �ffice pl�cidum, quod
humána mis�ria utc�mque offert compóncta. Rev�ra nuda
consci�ntia te coram quis nostrum stare péterit, quem sancti
temunt ac multíplices beatórum convéntus exspav�scunt?
Quapr�pter p�timus vel accl�nes rogámus, ut nos tua pr�véniat
misericórdia, et nobis ad te r�dditum confer�ndo, et defúnctis
fidélibus sempitérnam r�quiem largi�ndo. Ut utr�mque hábeat grátia
indef�ssam, quos trémulos ante te pr�spicis própria esse carnis
consci�ntia.
R/. Amen. |
Acoge benigno, Dios inmenso, las
súplicas de tu Iglesia que solicita la protección de tu mártir
Pelayo y que ahora con alegría presenta sus ofrendas sobre tu
altar. Hay, sin embargo, quien no deja de suspirar, otro vierte
lágrimas por la compunción de su espíritu; éste, en cambio,
simplemente ora, aquíl no deja de postrarse rostro en tierra.
Pero tú, Dios nuestro, penetras los espíritus y examinas las
conciencias de cada uno. Por esto te pedimos que hagas grato a
tus ojos cuanto puede ofrecerte de cualquier modo la humana
miseria que se arrepiente. En verdad, �quién de nosotros con la
conciencia desnuda podría sostenerse ante ti, ante quien
tiemblan los santos y la gran asamblea de los bienaventurados?
Así que te pedimos y te rogamos con humildad, que nos disponga
tu misericordia concediéndonos la gracia de la conversión y que
d� a los difuntos el descanso eterno. Que llegue tu favor
incansable a cuantos, temblorosos ante tu presencia, ves que
est�n sometidos a su condición mortal.
R/. Amén. |
Quia
tu es vita vivórum,
sánitas infirmórum ac r�quies ómnium fidélium defunctórum in
ætérna sécula sæculórum.
R/.
Amen. |
Porque tú eres
la vida de los que viven, la salud de los
enfermos, y el descanso de todos los fieles
difuntos, por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Ad Pacem
/ Oración
de la Paz |
Acced�ntes ad te, Dómine,
ax�gui fámuli sacerdótes, quos ex offício débitum cunctos
cogit commend�re fidéles, non incurr�mus mérita ullo modo
própria, sed, te præstánte crímina mere�mur ev�dere patr�ta.
Exáudi, quæsumus, precem Ecclésiæ tuæ, quam tuis n�tibus in
honóre mártyris tui Pel�gii d�libat, ac singul�rum occúrre
prec�tibus, qui hunc mártyrem tuum v�tiis repugn�ntem,
dignum tuis fecísti esse conspéctibus. D�ferat
nostram coram te, quæsumus, obsequ�llam, qui tibi pl�cuit
pro passióne. Succ�rrat máseris prece, �ruat prostr�tos
ass�due, qui te infidéli Conféssus est coram príncipe. Quis
nostrum sane ad te fácile óculos aud�bit erágere, quos tabes
consci�ntiæ præmit, lapsus inclínat, f�da indec�nter
consuet�do curvat, lenta quoque �nimi rem�ssio erágere non
sinit, sed, quod peius est, ill�cita impud�nter ágere
prop�llit? Accl�nes ergo te rogámus, ut ómnibus in
comm�ne adsit patrónus, quíliter, te propítio, dissid�ntes
pacem, et pacúfici indef�ssam caritátis reténtent unitátem.
R/. Amen. |
Señor, nos acercamos a ti,
nosotros, pobres siervos sacerdotes, que, por exigencia de
nuestra misma función, estamos obligados a encomendar a
todos los fieles; ya que no podemos alegar méritos propios
de ningún modo, que, al menos evitemos, con tu ayuda, los
antiguos pecados. Escucha, te pedimos, las plegarias de tu
Iglesia, que, fiel a tu voluntad, celebra la gloria de tu
mártir Pelayo, y acoge las oraciones de cada uno de
nosotros, tú que te dignaste llamar a gozar de tu presencia
a este mártir tuyo que rechazó el pecado.
Que presente ante ti nuestra plegaria aquel que te fue
grato por su martirio. Que ayude a los pobres con su
plegaria, que libre siempre a los desvalidos el que te
confesó ante el soberano infiel. En verdad, �quién de
nosotros, con ligereza, se atreverá a levantar los ojos
hasta ti, dado que nos oprime la corrupción de nuestra
conciencia, nuestras caídas nos arrastran, las feas
costumbres nos doblegan torpemente, la reacción lenta de
nuestra alma no permite que nos levantemos y lo que es peor,
nos incita abiertamente a hacer lo que no es lícito?
Con espíritu humillado te rogamos que a todos nos asista
el mismo protector y que, por tu benignidad, vuelvan a la
paz los que se han alejado y los pacíficos mantengan la
unidad inquebrantable de la caridad.
R/. Amén.
|
Quia tu es vera pax nostra et cáritas
indisrúpta, vivis tecum et regnas cum Spíritu Sancto, unus
Deus, in sécula sæculórum.
R/. Amen. |
Porque tú eres nuestra paz verdadera,
caridad indivisible; tú, que vives contigo mismo y reinas
con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los
siglos.
R/. Amén. |
Illatio / Acción de
gracias |
Grátias tibi omnípotens Deus,
ágere dignum est, pulchr�mque satis ac sanctum est, valde
c�ngruum, ac nobis semp�rque c�mmodum esse c�nvenit, per Iesum
Christum Fílium tuum Dóminum nostrum. Per quem útique hic
mártyr Pel�gius nec viti�rum inh�sit gurg�tibus, nec
deliti�rum cessit flag�tiis, sed tibi semper �xstitit
intr�pidus, cui ante passiónem f�rtiter famulab�tur
illuminátus. Hic in occident�li plaga ori�ndus, Gall�tiam
p�truum hábuit fundum, sed Córdubæ, dante Christo, persp�cuum
susc�pit martárium. Et quia v�riis, occ�lto, arcan�que Dei
consílio, elécti occasiónibus ac cœlum rapiántur, p�tula
�xstitit procul d�bio actiónis causa, qua hunc nostrum
patrónum mártyrem tuum, córpore passum Córduba susc�pit lætabánda.
Erat quidem huius Pel�gii p�truus
Erm�gius epíscopus Córduba cárcere tentus, qui ut ev�deret
erg�stuli perúculum, pro se hunc dedit púerum testem
alúmnum. Unde, illo evad�nte, Pel�gius iste
susc�ptus est in cárcere, qui futárus erat testis pro
veritáte; ubi vero ferri �nere pr�pedátus,
futárum quod�mmodo præmeditab�tur martárium, cuius sæpe
�nimus int�nte penetr�bat cœlum.
Et licet ad pátriam adhuc
humánitus red�re disp�neret, a propósito sibi tamen rig�re haudqu�quam mollesc�bat, quia cárcerem
�rdua pro pœniténtia
esse cogit�bat; nam psall�ndi cotídie modum adhib�erat, cui
tua, Christe, grátia intus illumin�trix �derat.
Verum cuius
præc�rdiis �bdito ipso natúr� son�eras «Audi, fili, et vide,
quia concup�vit rex spéciem tuamæ, hunc imp�dice tyr�nnus
foris �udebat redamóre, putans eum suis aptum v�tiis
fore. Sed stetit útique intr�pidus, cui tu non d�eras omn�no intus;
qui namque advocátus véniens, ac persu�sus ut Christum
neg�re mallet, áudiens �llico cuncta sprevit regna
ill�ta, e�ndem Christum Dóminum nostrum voce prédicans
líbera: «Habe tu, inquit, o rex, tu�sque cum p�rditis, solus
mónera, nam me tibi adqui�scere non posse intus manet qui
docet�. «Nam ego Deum hábeo quem tu miser ignóras, cui ómnia
genufl�ctunt, qui sanctis regnum, ac p�rditis ætérnum prom�sit
supplícium. Verum, quia per multas nos tribulatiónes
perveníre opórtet ad regnum, ídeo parátus sum: qualem vis
pande int�ritum».
Cui Rex: ¿O inquit, puer, aut Christum nega,
aut per membra gládium susc�pies, ac d�riter ánimam inter pœnas
exhal�bis». Unde Pel�gius sanctus: «Christiánus sum, ait, fui
et ero; idc�rco mori non t�meo».
Quem f�rtiter stantem, post
multas pœnas �llico membr�tim gládius des�cuit,
atque in cœlum spíritus p�tiit, qui inter supplícia
Christum confit�ri non d�stitit
O vere martyr in cœlis, quia testis fuísti in terris,
clementíssimus fautor précibus occúrre votis nostris. Per te
lapsus véniat ad pœniténtiam, ignórus ad doctrínam, �ger ad
salútem, defúnctus ad r�quiem. Quare accl�nes p�timus ætérne
Deus, per hunc mártyrem tuum nobis fave propítius, clemens
occúrre interpellátus, et his tibi oblátis munéribus semper
ad�sto pius.
Cui mérito omnes ángeli et Archángeli non cessant
clamóre cotídie ita dicéntes: |
Es justo, Dios
todopoderoso, es en verdad hermoso y santo, es muy necesario
y siempre muy conveniente para nosotros darte gracias por
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Por quien este santo
mártir Pelayo no se dej� arrastrar en el torbellino de los
pecados ni cedió a la ignominia de los placeres, sino que se
mantuvo siempre intrépido quién, ya antes del martirio, te
servía con espléndido vigor. Nacido en la región occidental,
era Galicia la tierra de sus antepasados, pero fue en
Córdoba dónde, por permisión de Cristo, sufrió nobilísimo
martirio.
Y dado que, por oculto y secreto designio de Dios, los
elegidos son llevados al cielo por diversos caminos, por una
serie de razones y coincidencias le tocó a este tu mártir,
nuestro patrono, padecer en su cuerpo precisamente en la
ciudad de Córdoba, para gloria de la misma. Un pariente de
este Pelayo, el obispo Ermogio, estaba encarcelado en
Córdoba, y para escapar de los peligros de la mazmorra
entregó como rehén a este niño y discípulo. Así, al salir
aquel, ocup� su lugar en la cárcel Pelayo, que había de dar
testimonio de la verdad; aherrojado con el peso de las
cadenas, en cierto modo preveía el martirio que le esperaba,
mientras su espíritu, con frecuencia, se elevaba hasta el
cielo.
Y si bien, humanamente hablando, deseaba regresar a su
patria, sin embargo no cejaba en modo alguno en su austero
rigor, ya que consideraba la cárcel como una ardua
penitencia; y se aplicaba cada día a la salmodia, pues
poseía en su interior tu gracia, oh Cristo, que lo
iluminaba.
Aquello que tú hacías resonar en el fondo de sus
entrañas: «Escucha, hijo, mira, el Rey se ha prendado de tu
belleza», fue lo mismo que el impúdico tirano, abiertamente,
se atrevió a pedirle, pensando que se plegaría a sus deseos.
Pero Él permaneció valeroso, Porque tú no dejabas de estar
presente en él; así, al ser llamado e invitado a renegar de
Cristo, inmediatamente despreció los reinos que se le
ofrecían y con voz decidida predicó a Cristo, Señor nuestro:
«Conserva, le dijo, oh rey, todas tus dádivas para ti y para
tus siervos perdidos, porque a mí no me es posible consentir
a tus propuestas pues en mi interior est� el que me enseña.
Porque yo tengo un Dios, al cual tú, miserable, ignoras,
ante quien toda rodilla se dobla, el cual prometió a los
santos el reino celestial y a los pecadores el suplicio
eterno. Y como es cierto que hemos de llegar al reino
pasando por muchas tribulaciones, estoy preparado: puedes
mostrarme qué clase de muerte has escogido».
El rey le respondió: «Muchacho, o niegas a Cristo, o tus
miembros caerán bajo la espada y exhalarás tu espíritu en
medio de duros tormentos». Y san Pelayo repuso: «Soy, fui y
ser� cristiano, por esta razón no temo morir�.
Firme en su postura, soport� muchos tormentos mientras la
espada iba cercenando todos sus miembros, y así su espíritu
entró en los cielos, ya que en medio del suplicio no dej� de
confesar a Cristo.
Oh verdadero mártir en el cielo, tú que fuiste testigo en
la tierra, s� valedor compasivo de nuestras plegarias. Que
por ti el pecador alcance la penitencia, el ignorante la
doctrina, el enfermo el restablecimiento, y el difunto el
descanso eterno. Cuanto te pedimos humildemente, Dios
eterno, concédenoslo propicio por este tu santo mártir;
escucha con clemencia nuestros ruegos y acoge benigno estas
ofrendas que te presentamos.
Por esto, todos los ángeles y arcángeles no cesan de
alabarte cada día, diciendo así: |
Post Sanctus
/ Oración
después del Sanctus |
Iste hymnus, Dómine, in excélsis ab
ángelis, iste hymnus a
sanctis præc�nitur ómnibus. Vere sanctus,
vere benedíctus Dóminus noster Iesus Christus
Fílius tuus, a quo sanctus robor�tur Pel�gius, ut nec mori timóret,
nec veritátem interrogátus tac�ret. Persu�sus namque a
pr�side ut copi�sa regni mónera acc�peret, et Christum neg�ret,
et ita regis lenoc�niis fúeret aptus, qui iam ante divínitus
exst�bat illuminátus, tuus ille intrépido �nimi rig�re:
«Nam
parátus sum magis mori quam Christum Dóminum meum neg�re. Porro
hæc transit�ria quæ dem�nstrans, o rex, non amo, quia regnum
ætérnum cónsequi c�pio. Ventu�sa hæc enim sunt ómnia, et ídeo
expect�ta non cuncup�sco vivens intérnis Deo afféctibus, qui me
sibi �nimum corp�sque int�ctum serv�re multis ed�cuit
sermónibus. Quapr�pter est mihi mori lucrum, et v�ere præmium,
cui Christus prom�sit dare intermin�bile sanctis cum ómnibus
brav�um». Qui útique, Dómine, pro te occásus non solum tecum
m�ruit regnum, sed magnum étiam in Ecclésia �btinet princip�tum.
Impetr�vit quippe ad honórem sepulcrum, quem exp�ni tyr�nnus
præc�perat p�scibus vel c�nibus in pastum. Impert�re accl�nes
ítaque p�timus, ætérne Deus, huius mártyris tui plebi cathólicæ
patroc�nium, cuius santi Cipri�ni cement�rium caput, ac rur�cula
beatíssimi Gen�sii corpus servat honor�ndum. Unde p�timus, per
huis interv�ntum, hæc sanctificántur mónera, data, ac
multipl�cius ditántur altáris sacrifícia imp�sita. Quíliter
omnis qui ex his lib�verit munéribus, per te semper tue�tur ab
advérsis. Per Christum Dóminum ac Redemptórem ætérnum. |
Este himno es
cantado por los ángeles en el cielo y también por todos los
santos, Señor. Santo y bendito es en verdad nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que dio fortaleza a san Pelayo para que no
temiera morir, ni callara la verdad al ser interrogado. El
soberano trataba de persuadirlo para que aceptase las ingentes
riquezas de su reino y negase a Cristo plegándose así a las
seducciones del rey; pero tu santo, que ya antes había sido
divinamente iluminado le respondió con valerosa rectitud de
espíritu:
«Estoy dispuesto a morir antes que negar a Cristo, mi Señor.
Todo lo transitorio que me muestras, oh rey, no lo amo, porque
deseo alcanzar el reino eterno. Todas estas cosas son ligeras
como el viento y no deseo lo que puedas proporcionarme porque
vivo unido espiritualmente a Dios, que me ha enseñado con muchas
razones a mantener intacto mi cuerpo y mi espíritu. Por esto,
para mí, morir es una ganancia, y vivir un premio: el
interminable galardón que Cristo ha prometido dar a todos los
santos».
Él que murió por ti, Señor, no sólo ha merecido compartir el
reino contigo sino que también ha obtenido en la Iglesia un
puesto eminente. Consiguió el honor de un sepulcro aquíl a quien
el tirano conden� a ser pasto de animales. Postrados te pedimos,
Dios eterno, que concedas el patrocinio de este mártir tuyo al
pueblo católico.
Te pedimos, por su intercesión, que santifiques estas
ofrendas que te presentamos y enriquezcas las oblaciones
depositadas sobre el altar. De tal manera que todos cuantos
participen de ellas se vean librados por ti de toda adversidad.
Por Cristo Señor y Redentor eterno. |
Post Pridie
/ Invocación |
Veni, Sancte Spíritus, illíbere his sacrifíciis quæ omnis
tibi litat Ecclésia in honóre mártyris tui Pel�gii sacratíssim�
passiónis. Quique a te adiátus, pœnas superúvit, terráres vicit,
gládium non t�muit, propter quod tecum sine fine regn�re m�ruit.
Iste est tuus, Dómine, fámulus in ag�ne præc�puus, in vita
cautus, in doctrína str�nuus, in morte laud�bilis, in regno
sublímis. Per quem te p�timus habére propítium, quo nos et de
manu �ruas diáboli, et consórtes eff�cias regni tui. Nosti
ígitur, Dómine, quantum nos hostis insidi�tur antíquus, et ídeo
nullum de nobis hábeat quem lucr�tur, quos una mater Ecclésia per
regeneratiónis undam abl�tos esse gloriátur. Fl�reat in nobis
grátia doni ætérni, a quo hæc mónera sanctificántur, et per quem
sanctificáta sumántur. Redóndet quidem in visc�ribus nostris
oblátio tua, sicut multipl�cius sancti mártyris tui Pel�gii pr�fuit ad
corínam.
R/. Amen. |
Ven, Espíritu Santo, desciende sobre esta oblación
que te ofrece toda la Iglesia en honor de la santa pasión de tu
mártir Pelayo. Protegido por ti superú todos los sufrimientos,
venció todas las amenazas, no temió la espada, por esto obtuvo
reinar contigo por toda la eternidad. Este es tu siervo, Señor,
distinguido en la lucha, prudente en la vida, en la doctrina
invencible, en la muerte loable, enaltecido hasta el reino. Por
Él te pedimos que nos seas propicio, que nos libres de la mano
del maligno y nos hagas participar de tu reino. Tú sabes,
Señor, cuanto nos acecha el antiguo enemigo; que no pueda ganar
para sí a ninguno de nosotros a quienes nuestra única madre la
Iglesia se gloría de haber lavado con el baño de la
regeneración. Florezca en nosotros la gracia del don eterno
por el que son santificadas estas ofrendas, y por el que, una
vez santificadas, son recibidas. Que tu sacrificio produzca
fruto en nuestros corazones, tal como obtuvo la corona para el
santo mártir Pelayo.
R/. Amén. |
Te
præstánte, sancte Dómine, quia tu hæc ómnia nobis indígnis
servis tuis valde bona creas, sanctíficas, vivíficas,
ac præstas nobis, ut sint benedícta a te Deo nostro
in sécula sæculórum.
R/.
Amen. |
Concédelo, Señor santo, pues creas todas estas
cosas para nosotros, indignos siervos tuyos, y las haces tan
buenas, las santificas, las llenas de vida, las bendices y nos
las das, así bendecidas por ti, Dios nuestro por los siglos de
los siglos.
R/. Amén. |
Ad Orationem
Dominicam / Introducción al Padre
nuestro |
Súscipe,
omnípotens Deus, huius preces fidelíssimi convéntus, qui se
tuis cotídie accl�nis comm�ndat conspéctibus, quo hunc
mártyrem tuum beatíssimum Pe�gium, quem prompta c�lebrat
obsequ�lla, apud te hábeat interventórem cui tu larg�re
dignátus es martárii palmam. Resc�nde quæsumus, dura nostr�
præc�rdia, et ariditátem irr�ga benedictiónis ubert�te
gratu�ta. Qu�tenus, te fav�nte, líbera nostra tibi
s�rviat vita, quæ malí consuetúdinis more indesin�nter
l�bitur ad ill�cita; �rue nos de manu insidi�ntis, ac tuis
semper serva in castris. Non nos ab�cias a f�cie tua, quos
consuéta bonitáte e terris docuísti oráre et dócere: |
Dios
todopoderoso, recibe las plegarias de esta fiel asamblea que
cada día se postra humildemente ante tu presencia; ahora que
celebra con rendida devoción a tu beatísimo mártir Pelayo,
concédele que interceda ante ti por ella el mismo a quien tú
te dignaste conceder la palma del martirio. Ablanda, te
pedimos, nuestros duros corazones y riega nuestra aridez con
tu abundante y generosa bendición. Concédenos que nuestra
vida consista en servirte con libertad, apartados de
aquellas malas costumbres que constantemente nos llevan
hacia lo que no es lícito; líbranos de la mano del enemigo y
consérvanos siempre bajo tu protección. No alejes de tu
mirada, a quienes con tu acostumbrada bondad has enseñado a
orar y a decir desde la tierra: |
Benedictio /
Bendición |
Christus
Dóminus, qui vos de supplício �ruit mortis, communic�re f�ciat
Pel�gii méritis beatíssimi mártyris.
R/. Amen. |
Cristo Señor, que
os ha librado de la condena de la muerte, os permita participar
en los méritos del beatísimo mártir Pelayo.
R/. Amén. |
Ut per quem ille passus cælórum
m�ruit regnum, per eum vos merit�rum evad�tis tormentórum.
R/.
Amen. |
Aquél por quien padeció Pelayo y obtuvo el
reino de los cielos, os haga escapar de las penas que merecéis
por vuestros pecados.
R/. Amén. |
Atque idem martyr sit vobis
semper patrónus in cœlis, qui præcl�rus �xstitit inter supplícia
testis.
R/. Amen. |
Que el mártir Pelayo sea siempre vuestro
protector en el cielo, Él, que en medio de sus tormentos brill�
como testigo excelso.
R/. Amén. |
Per misericórdiam ipsíus Christi
Dei nostri, qui cum Patre et Spíritu Sancto, unus Deus, vivit et regnat in sécula
sæculórum.
R/. Amen. |
Por la misericordia del mismo Cristo, nuestro
Dios, que, con el Padre y el Espíritu Santo es el único Dios, y
vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Completuria
/ Oración
conclusiva |
Sumpsísse e
sacris altáribus Christi dómini ac Dei nostri corpus et
sánguinem in honórem beatíssimi Pel�gii nos cred�ntes,
unitátem beátæ Trinitátis adorémus, ut semper nobis fide
plen�ri esur�re detur, ac sit�re iustítiam. Sicque �pere
eius confort�ti, salutáres et grátias ag�mus, ut non in
iudício, sed in remédio sacram�ntum quod accípimus habeámus.
R/. Amen.
|
Después
de haber gustado el cuerpo y la sangre de Cristo, nuestro
Dios y Señor, en la celebración en honor de san Pelayo,
adoremos la unidad de la santa Trinidad, para que nos
conceda siempre tener hambre de una fe más plena y tener sed
de justicia. Así, confortados por su acción, damos gracias
de todo corazón, para que este sacramento que hemos recibido
nos sirva como remedio y no como motivo de condena.
R/. Amén. |
Per misericórdiam tuam, Deus noster, qui
vivis et regnas in sécula sæculórum.
R/. Amen. |
Por tu misericordia, Dios
nuestro, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
1. Las
partes variables de la misa que aquí se ofrecen (textos
eucológicos, cantos y lecturas) junto al Ordinario (Liber Offerentium
u Oferencio)
permiten componer la misa completa. Los textos latinos
son los oficiales y est�n tomados del Missale
Hispano-Mozarabicum II (pp. 373-384) y del Liber Commicus II
(pp. 131-132). Los textos bíblicos en español est�n tomados de la
Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal
Española. BAC, Madrid 2011. Las oraciones en español est�n tomadas de
www.lexorandies.blogspot.com.
(Se recuerda que hasta la
fecha no existe misal oficial en español).
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