La Ermita. Rito hispano-mozárabe

TEXTOS LITÚRGICOS

RITO HISPANO-MOZÁRABE

Textos propios de la Misa de san Vicente, diácono y mártir

 

Misa en Rito Hispano-Mozárabe


 

Prælegendum / Canto de entrada Jer 1,18-19; Sal 115,16
Dedi te plebi murum �reum, fortem; et pugn�bunt ad te, et non præval�bunt advérsum te, quia ego tecum sum et salvum te faciam, Allelúia, Allelúia. Te convierto en plaza fuerte; lucharán contra ti, pero no te podr�n, porque yo estoy contigo para librarte, aleluya, aleluya.
V/. O Dómine, ego servus tuus, ego servus tuus et fílius anc�ll� tu�.
R/. Et non præval�bunt advérsum te, quia ego tecum sum et salvum te faciam, Allelúia, Allelúia.
V/. Glória et honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto in sécula sæculórum. Amen.
R/. Et non præval�bunt advérsum te, quia ego tecum sum et salvum te faciam, Allelúia, Allelúia.
V/. Oh Señor, yo soy tu siervo, tu siervo e hijo de tu esclava.
R/. Pero no te podr�n, porque yo estoy contigo para librarte, aleluya, aleluya.
V/. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
R/. Pero no te podr�n, porque yo estoy contigo para librarte, aleluya, aleluya.

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Oratio post Gloriam / Oración después del Gloria

Dómine Deus, præsta propítius, ut beatíssimus Vinc�ntius martyr tuus vincat suis méritis nostra flag�tia; qui non suis, sed divínis v�ribus, sæviéntium p�tuit superúre supplícia.
Ut qui dudum in illis vicit impietátis atrocitátem, in nobis malí cupiditátis s�peret voluntátem.

R/. Amen.

Señor Dios, concede propicio que tu bienaventurado mártir Vicente venza con sus méritos nuestras malas acciones, Él, que pudo superar los suplicios de quienes lo torturaban, no con sus fuerzas, sino con las divinas, para que, mientras entonces venció la atrocidad de la impiedad, domine ahora en nosotros la violencia de los malos deseos.
R/. Amén.
Per misericórdiam tuam, Deus noster, qui es benedíctus et vivis et ómnia regis in sécula sæculórum.
R/. Amen.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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LITURGIA VERBI / LITURGIA DE LA PALABRA

Prophetia / Profecía Is 43,1-7; 44,2-4
Léctio libri Isaíæ prophétæ.
R/. Deo grátias.
Lectura del libro del profeta Isaías.
R/. Demos gracias a Dios.
Hæc dicit Dóminus
qui creávit te, Iacob, et formávit te, Ísrael:

«Noli timóre, quia redími te
et vocávi te nómine tuo; meus es tu.
Cum trans�eris per aquas, tecum ero,
et flúmina non opérient te;
cum ambuláveris in igne, non combur�ris,
et flamma non ard�bit in te,
quia ego Dóminus Deus tuus,
Sanctus Ísrael, salv�tor tuus:
dedi propitiatiónem tuam Ægíptum,
�thi�piam et Saba pro te.
Quóniam pretiósus factus es in óculis meis
et gloriósus, ego déligo te
et dabo hómines pro te
et pópulos pro ánima tua.
Noli timóre, quóniam ego tecum sum:
ab ori�nte add�cam semen tuum
et ab occid�nte congreg�bo te.
Dicam aquilóni: «Da�
et austro: «Noli prohib�re;
affer fílios meos de long�nquo
et fílias meas ab extrémis terræ.
Omnem, qui vocátur nómine meo,
in glóriam meam creávi eum,
formávi eum et feci eum��.

Hæc dicit Dóminus, qui fecit te
et formávit te ab étero,
auxili�tor tuus:
«Noli timóre, serve meus Iacob,
et dilécte, quem elégi.

Eff�ndam enim aquas super terram siti�ntem
et flu�nta super áridam;
eff�ndam spíritum meum super semen tuum
et benedictiónem meam super stirpem tuam:
et germin�bunt inter herbas
quasi sílices iuxta préterflu�ntes aquas».

R/. Amen.

Esto dice el Señor
que te creó, Jacob, que te ha formado, Israel:

«No temas, que te he redimido,
te he llamado por tu nombre, tú eres mío.
Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo,
la corriente no te anegará;
cuando pases por el fuego, no te quemarás,
la llama no te abrasará.
Porque yo, el Señor, soy tu Dios;
el Santo de Israel es tu salvador.
Entregué Egipto como rescate, Etiopía y Saba a cambio de ti,
Porque eres precioso ante mí,
de gran precio, y yo te amo.
Por eso entrego regiones a cambio de ti,
pueblos a cambio de tu vida.
No temas, porque yo estoy contigo:
desde Oriente traeré a tu estirpe,
te reuniré desde Occidente.
Diré al Norte: «devuélvelo»,
y al Sur: «no lo retengas.»
Haz venir a mis hijos desde lejos,
y a mis hijas del extremo de la tierra,
a todos los que llevan mi nombre,
a los que creó para mi gloria,
a los que he hecho y he formado��.

Esto dice el Señor que te hizo,
que te formó en el vientre y te auxilia:
«No temas, siervo mío, Jacob,
a quien corrijo, mi elegido.

Derramaré agua sobre el suelo sediento,
arroyos en el páramo;
derramaré mi espíritu sobre tu estirpe
y mi bendición sobre tus vástagos.
Brotarán como en un prado,
como sauces a la orilla de los ríos».

R/. Amén.

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Psallendum / Salmo de meditación Sal 68,2.3
Salvum me fac, Dómine, quóniam ingréssæ sunt aquí usque ad ánimam meam. Dios mío, s�lvame, que me llega el agua al cuello.
V/. Inf�xus sum in limo prof�ndi, et non est subst�ntia; devéni in altitúdine maris et temp�stas dem�rsit me.
R/. Usque ad ánimam meam.
V/. Me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie, he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente.
R/.
Me llega el agua al cuello.

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Apostolus / Apóstol 2Cor 11,16-31
Epístola Pauli apóstoli ad Coránthios secunda.
R/. Deo grátias.
Segunda carta del apóstol Pablo a los corintios.
R/. Demos gracias a Dios.
Fratres:

éterum dico, ne quis me putet insipi�ntem esse; ali�quin velut insipi�ntem accípite me, ut et ego médicum quid glórier. Quod loquor, non loquor secóndum Dóminum, sed quasi in insipi�ntia, in hac subst�ntia gloriatiónis.

Quóniam multi gloriántur secóndum carnem, et ego gloriábor. Lib�nter enim suff�rtis insipi�ntes, cum sitis ipsi sapi�ntes; sustin�tis enim, si quis vos in servitátem rádigit, si quis d�vorat, si quis áccipit, si quis ext�llitur, si quis in f�ciem vos c�dit.

Secúndum ignobilitátem dico, quasi nos infírmi fu�rimus; in quo quis audet, in insipi�ntia dico, �udeo et ego.

Hebréi sunt? Et ego. Israel�t� sunt? Et ego. Semen Ábrahæ sunt? Et ego. Minístri Christi sunt? Minus s�piens dico, plus ego: in lab�ribus plúrimis, in carc�ribus abundántius, in plagis supra modum, in m�rtibus frequ�nter; a Iudéis qu�nquies quadrag�nas una minus accípi, ter virgis c�sus sum, semel lapidátus sum, ter naufr�gium feci, nocte et die in prof�ndo maris fui; in itin�ribus sæpe, perúculis flúminum, perúculis latrónum, perúculis ex génere, perúculis ex géntibus, perúculis in civitáte, perúculis in solitúdine, perúculis in mari, perúculis in falsis frátribus; in lab�re et �r�mna, in vig�liis sæpe, in fame et siti, in iei�niis frequ�nter, in frig�re et nuditáte; préter illa, quæ extr�nsecus sunt, inst�ntia mea cotidi�na, sollicitúdo ómnium ecclesi�rum.

Quis infirm�tur, et non infírmor? Quis scandaliz�tur, et ego non uror?

Si glori�ri opórtet, quæ infirmitátis meæ sunt, gloriábor. Deus et Pater Dómini Iesu, qui es benedíctus in sécula, quod non móntior.

 R/. Amen.

Hermanos:

Vuelvo a decirlo: que nadie me tenga por insensato; y si no, aceptadme aunque sea como insensato, para que pueda gloriarme un poquito yo también . Dado que voy a gloriarme, lo que diga no lo digo en el Señor, sino como quien disparata.

Puesto que muchos se glorían de títulos humanos, también yo voy a gloriarme. Pues vosotros, que sois sensatos, soport�is con gusto a los insensatos: si uno os esclaviza, si os explota, si os roba, si es arrogante, si os insulta, lo soport�is.

Lo digo para vergéenza vuestra: ¿Cómo hemos sido nosotros tan débiles! Pero a lo que alguien se atreva -lo digo disparatando-, también me atrevo yo.

«Que son hebreos? También yo. «Que son israelitas? También yo. «Que son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Qué son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más yo. Más en fatigas, más en cárceles; muchísimo más en palizas y, frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasó una noche y un día en alta mar. Cu�ntos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de mis cong�neres, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa. Y aparte todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas las Iglesias.

¿Quén enferma sin que yo enferme? ¿Quén tropieza sin que yo me encienda?

Si hay que gloriarse, me gloriar� de lo que muestra mi debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús -bendito sea por siempre- sabe que no miento.

R/. Amén.

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Evangelium / Evangelio Jn 12,24-26
Léctio sancti Evangúlii secóndum Ioánnem.
R/. Glória tibi Dómine.
Lectura del Santo Evangelio según san Juan.
R/. Gloria a ti. Señor.

In illo témpore:

Dóminus noster Iesus Christus loquebátur discípulis suis dicens:

Amen, amen dico vobis: Nisi granum frum�nti cadens in terram mórtuum fúerit, ipsum solum manet; si autem mórtuum fúerit, multum fructum affert. Qui amat ánimam suam, perdit eam; et, qui odit ánimam suam in hoc mundo, in vitam ætérnam custódiet eam. Si quis mihi minístrat, me sequ�tur, et ubi sum ego, illic et min�ster meus erit; si quis mihi ministr´verit, honorific�bit eum Pater.

R/. Amen.

En aquel tiempo:

Nuestro Señor Jesucristo habl� a sus discípulos y les dijo:

En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde est� yo, allá también estar� mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrar�.

R/. Amén.

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Laudes Sal 68,2
Allelúia. Aleluya.
V/. Salvum me fac, Dómine, quóniam introi�runt aquí usque ad ánimam meam.
R/. Allelúia.
V/. Dios mío, s�lvame, que me llega el agua al cuello.
R/. Aleluya.

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Sacrificium / Canto del Ofertorio Is 44,2-4
Hæc dicit Dóminus, formans te ab étero:
Auxili�tor tuus sum; noli timóre, serve meus rectíssime, quem elegi, quia ego tecum sum, Allelúia, Allelúia.
Esto dice el Señor que te form� en el vientre:
Soy tu auxilio, no temas, siervo mío rectísimo, mi elegido, porque yo estoy contigo, aleluya, aleluya.
V/. Eff�ndam spíritum meum super te et super semen tuum, benedictiónem meam.
Et germin�bitis inter herbas quasi sílices iuxta flu�ntes aquas.

R/. Quia ego tecum sum, Allelúia, Allelúia.
V/. Derramar� mi espíritu sobre ti y tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos.
Brotarán como en un prado, como sauces a la orilla de los ríos.
R/. Porque yo estoy contigo, aleluya, aleluya.

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Oratio Admonitionis / Monici�n sacerdotal

Cunctórum licet, dilectíssimi fratres, gloriósas mártyrum passiónes, quas dist�ncta regiónibus loca meru�runt, una fides f�ciat ómnibus indiscr�to honóre venerábiles; merit�que eis non sit dispar rever�ntia colíndi, quibus par fuit causa mori�ndi; tamen próprium sibi quiddam in ipso celebritátis offício civ�lis amor v�ndicat, et cogn�ta província ad illam grátiæ dignitátem nat�ræ iungit religiónem.
ræ iungit Quia maior fit lætítiæ �mbitus, in quo et pátriæ servit afféctus; quoque nos sancto beatissim�que Vinc�ntio, cuius ita sumus ut noster est, iure debómus.

Qui genit�lis soli alúmnam plebem, et patroc�nio erúxit et título.
Magnus confid�ntia divína protectiónis exs�stens, qui vernículos pópulos ornat�rus ass�reret, assert�rus orn�ret; qui e�rum devotiónem Deo ingáreret, quorum ábsidem se dedísset.
Ut inter divérsas mundi partes, quæ s�mine apostólicó prédicatiónis susc�pto perféctam frugem in martáribus obtulérunt, hæc quoque huius ope múneris grátia non car�ret, et dom�sticum sanctórum municip�tum in illa cœli statióne non p�rderet, habens in prorog�ndis accipiend�sque reléquiis et ipsa quod r�dderet.

Hunc ergo �mplius própria venerántur, quam peregrína miróntur; ut pro eis se potentiórem osténdat in benefíciis, pro quibus amabiliórem se agn�scit in gáudiis; su�que interv�ntu, et �ncolam l�tificat�rus et �dvenam, æquále tuitiónis aux�lium reddat pro cin�ribus mundo, c�vibus pro sep�lchro.
Am�veat a regióne plagam, a religióne perf�diam.
Et qui fuit Ecclésiæ victor, pátriæ sit def�nsor; et in eo sic fídei prot�ctio ne lab�ret, in quo fuit infidelitáte ut contrad�ctio ne noc�ret.

Et quóniam huius virtútibus tu, Deus Pater omnípotens, auctor esse dign�sceris, cleméntiam tuam implorémus accl�nes, ut qui mártyri tuo Vinc�ntio victóriæ dedísti corínam, nobis peccatóribus indulgéntiam de tua larga pietáte conc�das.
R/. Amen.

Queridos hermanos: Aunque la única fe haga que celebremos con la misma reverencia a todas las gloriosas pasiones de los mártires, que merecieron en diferentes lugares por el mundo, porque la causa de morir fue siempre la misma, sin embargo el amor a nuestra tierra nos reclama a cada uno algo especial, cuando celebramos esta fiesta, y la región familiar añade el deber religioso de la gracia a la dignidad del nacimiento.
Pues la alegría se extiende por un ámbito mayor que aquel donde se conserva el afecto de a patria, como el que le debemos al bienaventurado Vicente, del cual somos nosotros de tal modo que Él es también nuestro.

Él que con su patrocinio y su título glorioso de mártir levant� al pueblo al que enseñaba por encima del suelo paterno. Él permanece como gran protector, por designio divino, pues Dios le había prometido darle por ornamento a los pueblos a los que pertenecía, para que fuese también Él su adorno; Él conduce su devoción hacia Dios, dándose como rehén de los mismos.
Pues las diversas partes del mundo que recibieron la semilla de la predicación apostólica, ofrecieron una cosecha perfecta por medio de los mártires; pero ésta no careció de ello, por obra del don de la gracia y no perdió su puesto en la asamblea del cielo, teniendo una forma de devolver tan gran beneficio al repartir y recibir sus reliquias.

Por ello son todavía más veneradas como propias que admiradas como peregrinas; para que se muestre más poderoso en los beneficios, a favor de aquellos por quienes es reconocido como más amable en medio de las alegrías festivas, y por su intervención se alegrará lo mismo el ciudadano que el extranjero, recibiendo el mismo auxilio protector el mundo por medio de sus cenizas, que los paisanos por el sepulcro.
Que este santo aparte las plagas de esta región y la perfidia en la religión; y el que fue miembro vencedor de la Iglesia sea defensor de la Patria, para que en aquílla sintamos la protección de la fe y en ésta no padezcamos la contradicción de la infidelidad.

Y porque tú sabes, Dios Padre todopoderoso, que eres el autor de esta fuerza vencedora, imploramos tu clemencia, postrados ante ti. Y ya que diste a tu mártir Vicente la corona de la victoria, concedas a nosotros, pecadores, la indulgencia de tu amplia misericordia.
R/. Amén.

Per ineff�bilem bonitátem tuam, Deus noster, qui vivis et cuncta dominóris in sécula sæculórum.
R/. Amen.
Por tu inefable bondad, Dios nuestro, que vives, y todo lo gobiernas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Alia / Oración entre los Dípticos

Conv�rtere Dómine, ad preces fam�liæ tuæ, quas pro tuo honóre per eum deférimus, per cuius confessiónem et mortem, te prædic�tum incrédulis sine cunctatióne cogn�vimus.
Ide�que cleméntia patiéntiæ tuæ ita nostris adsit petitiónibus, ut nostris per eum patiátur se imprec�ri oratiónibus.
Quidquid enim per eum sperútur, a te, Dómine, exspectátur.
Ipse nobis de te quod in se red�ndat, exh�beat, ipse ad te preces nostras port�tor d�ferat, ipse nobis placabilitátem tuam intercéssor obt�neat.

Te autem, alme Vinc�nti v�rnule martyr, cuncta cohors alúmna lacrim�bili prece circ�mdat; te huius catérv� toga submíssa fl�gitat mente.
Univérsis de te plur�lis devótio, síngulis in se divérsa necessitúdo est.
�lius ovans vota persólvit, �lius plorans m�stitúdinis quæstus exp�nit.
Tua s�nctitas et vota susc�piat, et t�di�sis succ�rrat.
Beatitúdo enim tua ómnibus �nxiis remédia te fener�re comp�llit.
Obtin�ndi namque pro síngulis apud Dóminum Iesum Christum et nostrum est fídere sine cunctatióne opem ferre quod p�sceris, et tuum libánter præst�re quæ imploráris.

Tuo freti intercéssu recurrant ad pœniténtiam lapsi, ad indulgéntiam rei, ad lætítiam m�sti, ad med�lam l�nguidi, suos ad c�spites �xsules, ad portum tranquillitátis naufr�gi, regiónes ad próprias peregríni, ad redemptiónem captívi, ad sospitátem cives, ad quiétem hóspites.
Tuo obt�ntu iugis adh�reat r�gibus cleméntia, potestátibus patiéntia, mil�tibus modéstia.
Tuo interv�ntu assu�scant av�ri misericórdiam, luxuri�si contin�ntiam, petul�ntes pudic�tiam.
Tuo suffrágio perfru�ntur c�ci corde fídei lucem hebr�i cath�licam fidem, erectiónem oppr�ssi, solutiónem vincti, correctiónem d�vii, salútem inconvuls�bilem furiósi.

Tuo adi�ti aux�lio, �mbiant, tene�ntque cl�rici sanctitátem, m�nachi custódiam, religi�si castim�niam, perfectíssimam l�ici honest�tem.
Teque interced�nte perféctum hábeat sapi�ntia intelléctum, terra prov�ntum, ánima lucrum, vita iudícium.

R/. Amen.

Vu�lvete, Señor a escuchar las oraciones de esta, tu familia; en honor tuyo, las presentamos por medio de aquel que con su martirio y su muerte sabemos que, sin vacilación, te predicó a hombres incrédulos.
Que tu clemencia, pues, pacientemente se muestre favorable a nuestras peticiones y sufra que la invoquemos por mediación suya en nuestras oraciones.
Porque cuanto por medio de Él esperamos, de ti lo esperamos, Señor.
Que Él nos procure lo que, recibido de ti, rebosa en Él. Sea portador que hasta ti haga llegar nuestras preces.
Con Él, intercesor nuestro, alcancemos tu condescendencia.

Y tú, bienaventurado Vicente, mártir de nuestra tierra, a ti te suplican -humilde su espíritu- los que en este pueblo ostentan la toga de la autoridad.
M�ltiple es la devoción que sienten por ti todos; diversa la necesidad que a cada uno le impulsa.
Uno, jubiloso, cumple sus promesas, llorando; otro, te presenta, triste, sus lamentos.
Que tu santidad acepte sus votos y socorra a los afligidos.
Tu propia felicidad te impulsa a prestar ayuda a cuantos est�n angustiados; pues cosa nuestra es confiar que nos vas a dar tu auxilio en lo que te pedimos, sin vacilar en obtenerlo ante nuestro Señor Jesucristo, a favor de cada uno de nosotros; mas cosa tuya concedernos de buen grado lo que te imploramos.

Confiando en tu intercesión, acuden a ti en busca de arrepentimiento los que han caído; los reos para alcanzar el perdón; los tristes, por conseguir alegría; los enfermos, medicina; los desterrados, el solar patrio; los náufragos, puerto tranquilo; los extranjeros, sus tierras propias; los cautivos, la redención; los ciudadanos, el bienestar; los forasteros, el descanso.
Por tu mediación, perdure clemencia perpetua en los reyes; paciencia en los gobernantes; moderación en los soldados.
Por tu intercesión acostumbren los avaros a tener misericordia; los lujuriosos, continencia; los insolentes, recato.
Por recomendación tuya, los ciegos de corazón alcancen la luz de la fe; los judíos, asimismo, la fe católica; los oprimidos el respiro; los presos, la liberación de sus cadenas; los desviados la enmienda, y los enajenados, la curación sin convulsión ya alguna posible.

Ay�danos con tu auxilio; aspiren y consigan los clérigos la santidad; la observancia, los monjes; los religiosos, la pureza, y los laicos perfectísima honestidad.
Mediante tu intercesión, posea, en perfección suma, la sabiduría, sus conocimientos; la tierra, sus rendimientos; aprovechamiento, el alma, y buena opinión, nuestras vida.
R/. Amén.

Per misericórdiam tuam, Deus noster, in cuius conspéctu sanctórum Apostolórum et Mártyrum, Confessórum atque Vírginum nómina recitántur.
R/. Amen.
Por tu misericordia, Dios nuestro, en cuya presencia recitamos los nombres de los santos Apóstoles y Mártires, Confesores y Vírgenes.
R/. Amén.

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Post Nomina / Oración después de los Dípticos

Inter patriarch�rum ínclitæ memóriæ títulos, prophetar�mque sublímes vatic�nio fasces, atque mártyrum illústres sacram per mortem triúmphos, ex�mium in ag�ne cælésti probat�mque tuum athl�tam sanctum Vinc�ntium amóre v�rnulo plebs alúmna venerátur.

Ob cuius �nnuam festivitátem te, quæsumus, omnípotens Christe, ut offer�ntium nómina vol�men vitæ conténeat, et ætérnis s�dibus tua mans�ros cleméntia c�nseat; atque præced�ntium nos in pace domínica ánimas pax perpétua conf�veat, et r�quies ætérna poss�deat.
R/. Amen.

Entre los títulos que recuerdan la gloria de los patriarcas; junto con los haces de augustos vaticinios amontonados por los profetas; y con los triunfos resplandecientes en la muerte sacrosanta de tus mártires, venera a san Vicente, tu atleta eximio y acreditado en la lucha por llegar hasta el cielo, este pueblo suyo, cuidado por Él con amor patrio.

En esta festividad suya anual, te rogamos a ti, Cristo todopoderoso, que el libro de la vida contenga los nombres de los oferentes y tu clemencia los registre para que vivan por siempre en tus eternas mansiones; y que a las almas de los que nos han precedido en la paz del Señor, perpetua paz los conforte y eterna paz los posea.
R/. Amén.

Quia tu es vita vivórum, sánitas infirmórum ac r�quies ómnium fidélium defunctórum in ætérna sécula sæculórum.
R/. Amen.
Porque tú eres la vida de los que viven, la salud de los enfermos, y el descanso de todos los fieles difuntos, por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Ad Pacem / Oración de la Paz
Christe, cuius magnitúdo poténtiæ Vinc�ntii mártyris tui corpus, quod vesáno Datióni fur�re fúerat maránis proi�ctum in fl�ctibus, undis adveh�ntibus honoróndum revocávit lit�ribus; tu nos �odem mártyre suffrag�nte a procell�so ist�us sæculi prof�ndo manu pietátis in sup�rnis att�lle.
Ut qui inimíco impell�nte in hoc mare excresc�ntibus deléctis cec�dimus, et per caritátem, quæ est coopórtio peccatórum, ad portum salútis quand�que perveni�mus, lætat�ri cum ómnibus ínvicem, quos diléctio tua iungit in hac præsénti mártyris tui sollemnitáte.

R/. Amen.
Oh Cristo! Así como la grandeza de tu poder, al impulso de las olas, devolvió hasta la costa, para honrado, el cuerpo de tu mártir Vicente, que con loco furor Daciano había arrojado a las corrientes del mar; tú nos otorgas el mismo favor alzándonos, con mano piadosa, de las profundas tempestades de este mundo.

Para que los que caemos en este mar con delitos siempre mayores en número, lleguemos un día a puerto de salvación por medio de la caridad que cubre nuestros pecados, y nos alegremos, unos con otros, todos nosotros, a quienes tu caridad une en la presente solemnidad de tu mártir.
R/. Amén.

Præsta per auctórem pacis et caritátis Dóminum nostrum Iesum Christum, cum quo tibi est una et co�qu�lis ess�ntia in unitáte Spíritus Sancti regn�ntis, Deus, in sécula sæculórum.
R/. Amen.
Concédelo por nuestro Señor Jesucristo, autor de la paz y de la caridad, que contigo es una e igual esencia, y reina en la unidad del Espíritu Santo reinante, tú, Dios por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Illatio / Acción de gracias

Dignum et iustum est, iustum et dignum est nos tibi ágere grátias, omnípotens Deus.
Pro cuius nómine ille noster gloriósus toto orbe Vinc�ntius, lev�tici honóris gradu potíssimus, in stola miles tuus alb� vestis candidátus, fur�ntem in Christo r�bidi hostis ins�niam intérritus �diit, modéstus sust�nuit, sec�rus irr�sit; sciens parátus esse ut res�steret, nésciens elátus esse quod vínceret; cum in sede sua numer�so fultum cómite, terrib�libus pr�sidem verbis feroci�ntem, confid�ntia provocántem cont�mnens, prédicatióne tui nóminis refer�ret, et ad iram cont�mpti verec�ndi� dolor crésceret, quod despéctus sui ipse esset �rbiter qui min�ster, ipse testis fúeret qui sat�lles; ill�dque conc�lium sanctum mirar�tur, per quod p�rsequens minar�tur.

Vidébat namque alto def�ssas in visc�ribus vérberum scrobes, et in s�vi�ntis supplício feri�ntis manum plus vúlneris inveníre quam córporis; n�daque ossa non iam carnem �ctibus præf�rre, sed sánguinem; sol�mque vig�ntem spíritum eo stult�tiam exprobr�re iúdicis, quo poténtiam prob�ret victóris.

C�rceris qu�rántur angústiæ, et obstr�sus omn�no locus quo detruder�tur elégitur, non iam qui pestem persecutiónis aug�ret, sed qui laudem confessiónis absc�nderet, credens quod causam confessiónis avérteret, si pers�nam quæ se spr�verat absent�ret, min�sque Dati�nus erubésceret, si Vinc�ntium pópulus non vidéret.
Cont�sa substernántur testa quo i�ceat, quorum ad noc�ndum natúra hinc ac�itur si frangútur; ut r�ddita membra torméntis ea sustin�rent fr�gmina, quæ sec�rent, atque in vim se ac�minis mole sua superi�cens urg�ret.

Sed f�llitur iudícii sui opinióne crudelitas.
Nam Mai�stas tua, fámulo suo �mplius in confessióne comitéta, infert novam vet�ribus ténebris lucem, et tabernáculum sibi, amíci sui r�ddidit erg�stulum.
Fovet l�ceros artus médica Dei manus, et ad venustiórem soliditátem suppl�tis plag�rum fossis, sulcat�rum léterum damna compónsat.
Ins�lita tanti lúminis claritáte obstupu�re custódes.
Vocem hymnam Dómino concin�ntis mens p�llidi ianit�ris exp�vit; currit ex�nimis metu min�ster ad pr�sidem, gra�vius refer�ntis relétio n�ntii percuss�ra quam gládii, cum nec posset ex magnitúdine rei tac�re quod víderat, et non aud�ret dómino dócere quod vol�bat.
Mox in serm�ne narrárntis tremor occ�pat, dolor lúcerat, furor infl�mmat; mortis pœna subtr�hitur, cui pompa cárceris invid�tur.

Prof�na infer�ndi �xitus complem�ntum susp�ndit ind�stria, non volens p�rcere si desústat, sed timens coron�re si p�niat; prof�rtur ex illo cæléstis grátiæ secum atque in se cohabitántis recéssu, et p�lchrior si adhuc sit pass�rus, et fórtior.
Sed ubi desidérium viri ad regnum Dei ánimæ oblatióne tendóntis int�lligit hoc detrah�ndum méritis, credidit quod torméntis quodque t�tulum contr�heret laudis, si númerum inc�deret quístiónis; nec tantam glóriam iustítia r�dderet, si vita p�na non tálleret.
Sulc�tis per ángulam costis, et patántibus sei�ncta nerv�rum crate comp�gibus, lenis ac blandi�ris str�ti fulcra subst�tuit.
Et cum defécere eum �dio sanctæ confessiónis exóptet, tamen eum vívere adhuc mend�cio suæ miseratiónis inf�mat, ac si am�to p�ululum modic�mque carnéfice ánimam quiátus exh�let, dic�tur non occássus fuísse, sed mórtuus; quasi non eum pœna cons�mpserit, in quo et pœna cons�mpserit, in quo et pœna cons�mpta est.

Gr�tias ergo tibi, Dómine Iesu bone, quod ánima tuo digna consórtio, quæ p�rtinax tulit supplícium, ei mendax fuit obséquium; et quæ fuit conténta quod f�reret, hoc sit dedignáta quod p�rceret.
Sic rede�ntem ad Dóminum suum cæléstis susc�pit aula Vinc�ntium, ut �odem in sup�rnis penetr�libus iam rec�pto, Dati�no corpus eius vínceret, quem Dati�nus étiam in córpore non vicísset.

Comp�rto sancti tr�nsitu, ex eius sibi promíttit expiatióne vind�ctam, cuius gemit ex virtátis perfectióne victóriam.
Exp�ni sem�sa comedóntibus fur�re suo membra lit�ribus �vibus mandat et c�nibus, ut tali pastu e�rum impl�ret ventrem, quorum g�reret mentem.
His tamen parc�ntibus, ille det�rior, ut maióri merit�rum mirículo e�rum consuet�do mutar�tur, quorum natúra non t�llitur.
M�ttitur avis generíliter inhum�tis inimíca corpóribus, quæ eo persequ�tur �mproba quo al�tur; sed quo in laudem Dei crésceret grátiam victóribus repend�ntibus, prohíbitas appósiti córporis dapes iei�na serv�ret; ac ne hoc quasi spreta fecísset, non solum non conténgeret, sed vet�ret.
Eo n�mirum �btinens Vinc�ntius ne comed�tur, quo Elías m�ruit susc�pere transmittánte quod c�medat.
Haud procul aura córporis lupus cadáver odor�tur; quod cum iam forte cont�guum excúbiis avis discr�ta rostro, penna, �nguibus retro�geret, f�ciem ingru�ntis vérberat.
Siccas fere fauces pósit� retors�re cerv�ces, et rec�duo post tergum cápite, iac�ntibus in collo �uribus, mansu�to lúmine strictis d�ntibus rictus rep�rtat; id in similitúdinem pœniténtis, osténdens, quod spect�culi auxísset pompam, non córpori fecísset ini�riam.
Vicit Dati�num étiam b�llua intelléctu, cum in Dati�no b�lluam Vinc�ntius vicísset spíritu.

O �mpudens furor, et stulta vesánia, corvus obséquitur, lupus venerátur, Dati�nus ir�scitur.
Ad occul�ndam ígitur eius laudem non iam secr�tum elégit, sed prof�ndum; credens sibi ad delitesc�ndam mártyris glóriam, non iam claustra fidem servat�ra, sed m�ria.
Quasi te, Dómine, elemínta prohib�rent, cui �bdita patuíssent, et cum illa quæ ipse obstr�xerat penetrísses, ista quæ tu fund�veras non adíres.
Datur nautis mergóndum corpus in fl�ctibus, ut in aux�lium suum �quora profécerent, cui ad vinc�ndum mílitem tuum terra defécerat.
Pro�citur enavig�tis magna freti parte fervóribus, cum et sacco premer�tur et saxo.
Quem inter sorb�ntes undas potens bráchii tui manus sec�ta, quæ spíritum �ntulit ad cœlum, corpus r�tulit ad sep�lchrum.
Hoc te in præc�nio tui victóris add�nte, quod allátum in altum mersus em�rgeret, et laudab�lius sursum ascénderet, qui de�rsum �mplius descendísset.
Sed non in longum est in subm�rsi mora l�t�ta gentílititas.
Pr�tinus ei�cto in l�toris quiéte Vinc�ntio, insultatiónis suæ passa naufr�gium, vidit non pr�dam fl�ctibus se dedísse, sed sarc�nam, quem veh�ndum mare accípit, non ten�ndum, e�mque sic ev�meret, ne vor�ret.

Ita, Dómine, ad te Vinc�ntius tuus illátus est cœlo, et solo probátus et p�lago; ut cum multíplices pugnas exped�ret sec�ta victória, venerábiles reléquias digna serv�verit sepultóra.

Te conced�nte, cui mérito omnes ángeli non cessant clamóre ita dicéntes:

Es digno y justo que te demos gracias, Dios omnipotente, por cuyo amor nuestro mártir Vicente, glorioso en todo el mundo, el primero en la jerarquía del orden levítico, soldado tuyo adornado con la blanca estola, se presentó sin temor alguno ante la insania del rabioso enemigo de Cristo, se mantuvo firme con modestia y le ridiculizó con seguridad, sabiéndose presto para resistir, aunque no supiera que había sido elegido para vencer.
Cuando empezó a hablar de tu nombre al prefecto, que le increpaba con palabras horribles desde su silla, rodeado de numeroso acompañamiento, desdeñando en su confianza al que le provocaba, crece la ira del que se siente despreciado, y crece el sentimiento de vergéenza por lo que podían pensar los ministros que le rodeaban, y los sicarios que eran testigos de su despecho, y lo que podían sentir los cristianos, aquel concilio santo, por el que el perseguidor se sentía amenazado.

Porque veía desde lo alto de su estrado las llagas que el azote había cavado profundamente hasta descubrir las entrañas, y que en el suplicio la mano del verdugo ya no encontraba carne entre las heridas, donde no se veían más que huesos pelados y sangre, y que la fuerza del espíritu descubría la estolidez del juez, mientras quedaba patente la fuerza del vencedor.

Lo vuelven a las estrecheces de la cárcel, eligiendo un lugar totalmente apartado para echarle allá, no ya para aumentar lo terrible de la persecución, sino para ocultar lo honroso del testimonio, creyendo que apartaría la causa de la confusión, si estuviera ausente la persona que le ha humillado, y Daciano tuviera que sonrojarse menos, si el pueblo no puede ver a Vicente.
Pero aun así siembran el suelo de fragmentos de teja para que al yacer sobre ellos se reproduzcan las torturas con los picos agudos de las tejas rotas, al venir del tormento con los miembros lacerados y producirse nuevos cortes por el propio peso del cuerpo.

Pero se engañó la crueldad del juez; porque la Majestad que ha estado acompañando a su siervo en el martirio, derrama nueva luz en las viejas tinieblas, y convierte el calabozo de su amigo en tabernáculo para sí.
Cura los miembros desgarrados con su mano médica, y para darle un más hermosos aspecto, compensa los destrozos en los costados surcados, rellenando los agujeros de las llagas.
Los guardias quedan estupefactos por la claridad de una luz tan brillante, empalidece el rostro del paralizado portero cuando oye la voz del mártir que entona un himno a Dios, corre muerto de miedo el ministro a dar cuenta al presidente, y la relación del mensajero hiere más fuerte que una espada, porque no puede callarse lo que ha visto dado lo extraordinario del suceso, aunque no se atreva a decirle a su Señor lo que éste no quisiera oír.
Después, según va narrando, el temblor se manifiesta, el dolor lacera, el furor se inflama: se escapa de la pena de muerte el que triunfa en la cárcel.

La sacr�lega máquina suspende la consumación del resultado que pretend�a, no quiere perdonar, si desiste; pero teme coronar, si prosigue el castigo.
Se le saca de aquel lugar apartado, lleno de la gracia celestial que vive con Él y en Él, más hermoso y más fuerte, si todavía ha de ser sometido al tormento.
Pero cuando se percata de los deseos del santo varán, que tiende al reino de Dios por la ofrenda de su vida, pretende restar algo a sus méritos, pensando que en cada tormento sufrido va acumulando títulos de alabanza, como si fuera cuestión de números; y que la sentencia no habría de acarrear tanta gloria, si los tormentos no arrebataran la vida.
A las costillas surcadas por las uñas de hierro, y a las entrañas abiertas, que dejaban patente la red de nervios, ofrece ahora blanda cama bien aderezada.
Y aunque desea que muera, por odio a la santa confesión, quiere que viva a ver si pude inflamarle con la mentira de su compasión, como si alejando un poquito al verdugo, permitiendo que exhale tranquilo su alma, pudiera decirse que no fue asesinado, sino muerto, como si el tormento no le hubiera consumido, cuando ya no hubo más tormentos que aplicarle.

Gracias, pues, a ti, Jesús bueno, porque esta alma digna de ser tu compañera, que sufrió prolongado suplicio, recibe ahora un obsequio falso, estuvo gozosa bajo el furor, pero desdeía ahora lo que quería simular el perdón.
La mansión celestial recibe a Vicente, que vuelve a su Señor, acogida su alma en los excelsos ámbitos, su cuerpo vence a Daciano, que tampoco había podido vencerle cuando vivía en ese cuerpo.

Sabido el tránsito del santo se promete la venganza sobre su cuerpo muerto, lamentando no haber podido vencerle en vida.
Manda en su furor que los miembros descuartizados sean expuestos en la playa para que los coman las aves y los perros, para saciar con tal pasto los vientres de los que le habían prestado su mente.
Y cuando estos le fallan, Él queda en peor situación: para que se vea mayor el milagro se cambiará la manera común de obrar aunque no se cambie la naturaleza.
Llega un ave que generalmente ataca a los cuerpos insepultos, pues encuentra en ellos su alimento, pero para mayor gracia y alabanza de Dios, para alargar el triunfo del vencedor, vigilar� los manjares del cuerpo expuesto, sin tocarlos ni permitir que los toquen.
Recibe con ello Vicente el homenaje de no ser comido de la misma ave que suministr´ a Elías lo que tenía que comer.
No tarda mucho un lobo en percibir los efluvios del cadáver pero cuando se acerca a los despojos, el cuervo, con el pico, con las alas, con sus grandes uñas, golpea el hocico del invasor para ahuyentarle.
Con las fauces casi secas, retuerce su cuello, y con la cabeza vuelta hacia su espalda, con las orejas caídas sobre el cuello, con cierto aire de mansedumbre, rechina los dientes como en una sonrisa, como si con todo ello pidiera perdón; con lo cual aumentó lo llamativo del espectáculo, pero no hizo injuria al cuerpo.
Hasta una bestia superú en inteligencia a Daciano, lo mismo que Vicente con su espíritu había vencido en Daciano a una bestia.

«Oh furor imprudente y necia locura!
El cuervo presta su homenaje, el lobo venera, Daciano se llena de ira.
Para ocultar la gloria del mártir, no elige ahora lo oculto, sino lo profundo, teniendo para sí que donde no valió la cárcel, valdr�n las profundidades marinas.
Como si a ti, Señor, a quien est� patente todo lo escondido, te fueran a impedir los elementos que penetraras en lo que Él pretende obstruir, como si no hubieras de estar en las cosas que creaste.
Entregan el cuerpo a unos marineros para que lo sumerjan entre las olas, buscando la complicidad de las profundidades marinas, puesto que la tierra les había fallado ya para vencer a tu soldado.
Lo arrojan después de navegar una gran distancia, en unos remolinos, metido en un saco con piedras.
Pero entre las aguas que lo sorben le sigue tu mano poderosa que llev� su espíritu al cielo, y salva su cuerpo para la sepultura.
Con esto añades al panegírico del que venció por ti, que llevado hasta alta mar y sumergido, emergiera y subiera a la superficie de manera más admirable, cuanto más profundamente había descendido.
No se alegr�, pues, la paganía por mucho tiempo con la ausencia del sumergido: muy pronto, devuelto Vicente a la seguridad de la playa, después de sufrir el naufragio con que pretendían deshacerse de Él, comprueban que no lo han entregado a las olas como presa, sino como pecio, que el mar lo recibe para transportarlo y no para retenerlo, y que lo vomita en lugar de devorarlo.

De este modo, Señor, tu Vicente es llevado a ti en el cielo, probado en el mar y en la tierra firme, para que, habiendo llevado a cabo múltiples luchas, a las que siguió la victoria, una digna sepultura pudiese conservar sus reliquias venerables.

Porque tú así lo quieres, todos los ángeles no cesan de alabarte, diciendo:

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Post Sanctus / Oración después del Sanctus

Vere sanctus, vere benedíctus, Dóminus Deus noster Iesus Christus Fílius tuus; qui est glória sanctórum, et corína mártyrum; promissiónis larg�tor et pollicitatiónis ind�ltor; amicus apostolórum, et grátia triumphat�rum; tutúla cert�ntium, et victória dimic�ntium; exort�tor ad vitam, et incitátor ad præmia; quo inspir�nte, fidélis tuus Vinc�ntius non ignor�bat, athl�ta fortíssimus levítico honóre perf�nctus, quod et præmium possit acc�pere ex mérito passiónis, et brav�um ex offício dignitátis; quia erat de victória fidus, et de corína non d�bius.

Ide�que hunc non lúminæ, ignát�que sart�gines, non ec�lei, sublim�sque cat�stæ, non úngulæ ferre�que manus, non erg�stule, carcer�sque densis suppl�ti ténebris, non stridor cahen�rum, ac ponder�tio gravis cuiúsque met�lli, non foci fragor, et strep�ntis passim c�pia salis patántibus visc�ribus ini�cta intérnis, nec fragmen t�stul� nudo adh�bitum córpori, Datióni quiv�runt sub�cere iussióni.
Et cum in tantum persecut�ris vec�rdia ferocísset, ut inhum�tum corpus fl�ctibus deput�ret, rep�nte múneris ossa pretiósi ambiéntibus terris salvum unda famul�nter rest�tuit.
Quapr�pter ob hoc divíno nutu maris prof�nda tetig�runt, ut ex �qu�libus offíciis étiam ipsum possit serv�re naufr�gium.

Tua sunt, Dómine, ista mir�cula, qui fortis et potens es ac inv�ctus in prœlio.
Unde prec�mur, ut istic ubi nobis repósita est eius reliqui�rum p�rtio, er�cta sit patroc�nii plenitúdo.

Per Christum Dóminum ac Redemptórem ætérnum.

Verdaderamente es santo, verdaderamente bendito, nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
gloria de los santos y corona de los mártires, cumplidor de las promesas y observante de los afectos, amigo de los apóstoles y gracia de los que triunfan, tutela de los combatientes y victoria de los que luchan, animosos para la vida y estimulados para los premios.
Por su inspiración no ignoraba el fiel Vicente, atleta robustísimo, perteneciente al cuerpo de los levitas, que podía alcanzar el premio correspondiente a su pasión y la corona que le otorgaba el desempeño de su oficio: estaba seguro de su victoria y no dudaba del trofeo.

Y por eso nada le hizo someterse al mandato de Daciano, ni las planchas ardientes, ni las sartenes al rojo vivo, ni los tornos de tormento en las más altas plataformas, ni los garfios de hierro, ni los ergástulos y las cárceles llenas de espesas tinieblas, ni el rechinar de las cadenas, ni el peso de cualquier metal, ni el ardor del fuego, ni los puñados de sal crepitante echados sobre sus vísceras al descubierto, ni los trozos de teja donde descansa el cuerpo desnudo.
Y cuando la insensatez del perseguidor llega a tanto en su perversidad, que arroja a las olas el cuerpo insepulto, de improviso una ola servicial le restituye salvo a la orilla, haciendo de sus huesos un bien precioso.

Estos milagros son tuyos, Señor, que eres fuerte y poderoso e invicto en el combate.
Y por eso pedimos que desde aquí, donde una parte de sus reliquias han quedado para nosotros, se manifieste la plenitud de tu patrocinio.

Por Cristo, Señor y Redentor eterno.

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Post Pridie / Invocación

Concéde, Dómine, tuis pro delécto supplic�ntibus fámulis véni� prov�ntum, qui ob passiónis præmium corínam beáto Vinc�ntio contulísti.
Tr�buæ, quæsumus, nostris intercessióne med�lam ulc�ribus, cuius vulnéribus mir�fice carnéficem superústi.
Exst�ngue Sancti Spíritus rore nostrórum incent�va viti�rum, qui iusti fide ignátas sart�gines glaci�sti.
Dep�lle fídei múnere nostr� infidelitátis caléginem, qui prof�ndi cárceris noctem ob Sancti m�rita cælésti iub�re radi�sti.
Et qui athl�t� tui, Dómine, corpus ex�nime vor�citas te obsist�nte vor�re non vóluit, nobis tua protectióne def�nsis nulla saltim sugg�stio inimíci vest�gium inf�gat delécti.

P�lagus, Christe, tui testis factus f�retrum eum te iuv�nte rev�xit ad litus; súpplicum tu�rum cursus vitæ te opitul�nte r�deat ad salútem.
Illum immaculát� consci�ntiæ méritum, et fídei virtúte consumm�ta passióne relégio te pr�sule perd�xit ad cœlum; nos Conféssio flébilis te miser�nte er�piat ab inférno.

Ut per hoc sacrifícium, quod tibi in honóre præd�cti mártyris tui dedic�ndum offérimus, cum martáribus tuæ retributiónis eff�lserit glória, e�rum suffrágio evasísse se peccatóres gáudeant sec�ri a pœnis.
R/.
Amen.

Concede, Señor, a tus siervos que te suplican por su pecado, la abundancia de tu perdón, tú que coronaste al bienaventurado Vicente, como recompensa por su martirio.
Disp�nsanos, por su intercesión, medicina para nuestras llagas, tú que portentosamente venciste al verdugo, curando sus heridas.
Apaga con el rocío del Espíritu Santo los estímulo de nuestros vicios, tú que juntamente con la fe de aquel justo congelaste el hierro ardiente del tormento.
Tú, que por los méritos de aquel santo, irradiaste la noche de la profunda cárcel con resplandor del cielo, aparta la oscuridad de nuestra fidelidad con el don de la fe.
Y, puesto que con su voracidad, no pudieron las fieras devorar, Señor, el cuerpo ex�nime de tu atleta, porque tú lo impediste; que tampoco en nosotros, defendidos por potencia, ninguna sugestión del enemigo deje clavada huella alguna de nuestro delito.

El mar, oh Cristo, convertido en féretro del que en Él estaba dando testimonio de ti, lo condujo a Él, con tu ayuda hasta la playa: que el curso de la vida de los que te imploramos, con tu favor nos devuelva a la salvación.
A Él los méritos de una conciencia sin mancha y su piedad, al consumar el martirio con la virtud de la fe, lo condujo bajo tu guía hasta el cielo. Que a nosotros, los que con lágrimas te confesamos, nos libre Él, por tu misericordia, del infierno.

Que este sacrificio -que, dedicado en honor a este mártir tuyo, te ofrecemos- cuando brille en los mártires la gloria con la que los has de premiar, los pecadores, por su mediación, puedan tranquilos alegrarse de haber escapado del castigo.
R/. Amén.

Te præstánte, sancte Dómine, quia tu hæc ómnia nobis indígnis servis tuis valde bona creas, sanctíficas, vivíficas ac præstas nobis, ut sint benedícta a te Deo nostro in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Concédelo, Señor santo, pues creas todas estas cosas para nosotros, indignos siervos tuyos, y las haces tan buenas, las santificas, las llenas de vida y nos las das, así bendecidas por ti, Dios nuestro por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Ad Orationem Dominicam / Introducción al Padre nuestro

Deus, qui lev�tam tuum Vinc�ntium tanto virtútum múnere decorísti, ut mystérii sacri fretus offício, quo Fílium tuum Dóminum nostrum secut�rus esset in passióne, ei�sdem Christi cálicem ministr´ret prius credéntibus in salútem; tu nos f�cito coram te digne tract�re susc�pta ministeriórum offícia, quorum gest�ndam susc�pimus obsequ�lam.
Quo martyr tuus Vinc�ntius divíno auctus Spíritu, qui persequ�ntem Dati�num obiéctibus duris aggr�ditur, cum contra Val�rium epíscopum suum l�viter mussitísse conquerer�tur, méritis suis tr�buat ómnibus in hac vita feliciórem exc�rsum, et in futára regióne regnum beatitúdinis infinítum.

Ut s�cuti eum inter pœnas suscep�sti te confitántem, ita nunc i�beas exaud�re pro nobis oróntem, cum ad te proclamav�rimus e terris:

Oh Dios, que adornaste a tu diácono Vicente con el don de tantas virtudes, de forma que, desempeñando el oficio de tu santo ministerio, el que había de seguir en su pasión a tu Hijo, nuestro Señor, ministrara primero a los fieles para su salvación el cáliz de tu mismo Cristo; haz que nosotros desempe�emos dignamente en tu presencia los oficios ministeriales que hemos recibido, para servirte cuidadosamente.
Que tu santo mártir Vicente, al dirigirse, llevado por el divino Espíritu, con expresiones duras al perseguidor Daciano, cuando su obispo Valerio solo con leve murmullo se había dirigido a Él en sus quejas; nos gane por sus méritos para todos la mejor salida de este mundo, y en la patria futura el reino infinito de las bienaventuranzas.

Para que así como a Él le recibiste por su confesión entre los tormentos, quieras ahora oírlo cuando ora por nosotros, mientras nosotros te aclamamos desde la tierra.

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Benedictio / Bendición

Deus, lumen ætérnum, qui novam lucem mártyri suo Vinc�ntio pósito ref�lsit in cárcere, illumin�scat in cordibus vestris ad ætérnam remuneratiónem.
R/.
Amen.

Que Dios, lumbrera eterna, que con nueva luz refulgió ante su mártir Vicente encerrado en la cárcel, alumbre vuestros corazones hasta alcanzar la eterna remuneración.
R/. Amén.

Et qui corpus eius in m�dio mari dim�rsum maránis gurg�tibus revocávit ad litus, r�vocet vitam vestram ab int�ritu et n�xiis �ctibus.
R/. Amen.

Y el que devolvió hasta la playa su cuerpo sumergido en el abismo del mar, aparte vuestra vida de la muerte y de acciones da�inas.
R/. Amén.

Quique corvo obsequ�nte dilat�vit præd�cti mártyris glóriam, devotiónem vestram s�lita propitiatióne susc�piat.
R/. Amen.

Y el que, obedeciéndole un cuervo, amplió la gloria de éste nuestro mártir, acepte vuestra devoción con su eterna benevolencia.
R/. Amén.
Per misericórdiam ipsíus Dei nostri, qui est benedíctus et vivit et ómnia regit in sécula sæculórum.
R/. Amen.
Por la misericordia del mismo Dios nuestro, que es bendito y vive y todo lo gobierna, por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

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Completuria / Oración conclusiva
Dómine, Deus omnípotens, qui es vita et salus fidélium, quem ventúrum iúdicem crédimus verum, esto nobis propítius.
Et qui hanc oblatiónem pro nostra nostror�mque salúte, vel pro expiatióne nostrórum peccatórum, in honórem sancti mártyris tui Vinc�ntii tibi obt�limus, misericórdiæ tuæ opem in nos diff�ndi senti�mus.
Ut qui iam refécti sumus ad mensú tuæ convívium, dono tuo múneris, cónsequi mere�mur præmium sempitérnum.

R/. Amen.

Señor, Dios todopoderoso, que eres vida y salvación de los fieles: creemos que has de venir como juez verdadero.
Sé propicio con nosotros, para que sintamos que el auxilio de tu misericordia se derrama sobre nosotros, que hemos ofrecido esta oblación por nuestra salvación y la de los nuestros, y por la expiación de nuestros pecados, en honor de tu santo mártir Vicente; y así, los que nos hemos alimentado en el banquete de tu mesa, merezcamos conseguir como don de tu generosidad, el premio eterno.
R/. Amén.

Per misericórdian tuam, Deus noster, qui es benedíctus et vivis et ómnia regis in sécula sæculórum.
R/.
Amen.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y todo lo gobiernas por los siglos de los siglos.
R/.
Amén.

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1. Las partes variables de la misa que aquí se ofrecen (textos eucológicos, cantos y lecturas) junto al Ordinario (Liber Offerentium u Oferencio) permiten componer la misa completa. Los textos latinos son los oficiales y est�n tomados del Missale Hispano-Mozarabicum II (pp. 235-247) y del Liber Commicus II. (pp. 92-95). Los textos bíblicos en español est�n tomados de la Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC, Madrid 2011. El resto de oraciones en español se toma de la guía para los fieles utilizada en la Parroquia de San Vicente de Sevilla en la celebración anual de la festividad, excepto: ad orationem Dominicam, (equivocada en la guía), illatio y post sanctus, (incompletas en la guía), se toman de Balbino Gómez-Chacón y Díaz Alejo, Misal Hispano-Mozárabe. Tomo II, traducción inédita facilitada en octubre de 2015 por un colaborador del P. Balbino para su publicación en La Ermita.

(Se recuerda que hasta la fecha no existe misal oficial en español).

 

 

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