Misa en
Rito Hispano-Mozárabe
22 Ianuarii
/ 22 de
enero
IN DIEM SANCTI VINCENTII, DIACONI ET MARTYRIS
EN EL DÍA DE SAN
VICENTE, DIÁCONO Y MÁRTIR
Festivitas / Festividad
(1)
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Prælegendum
/ Canto de entrada |
Jer 1,18-19; Sal 115,16 |
Dedi
te plebi murum �reum, fortem; et pugn�bunt ad te, et non
præval�bunt advérsum te, quia ego tecum sum et salvum te faciam,
Allelúia, Allelúia. |
Te convierto en plaza
fuerte; lucharán contra ti, pero no te podr�n, porque yo estoy
contigo para librarte, aleluya,
aleluya. |
V/.
O Dómine, ego servus tuus, ego servus tuus et fílius anc�ll�
tu�.
R/. Et non præval�bunt advérsum
te, quia ego tecum sum et salvum te faciam, Allelúia, Allelúia.
V/. Glória et
honor Patri et Fílio et Spirítui Sancto in
sécula sæculórum. Amen.
R/. Et non præval�bunt advérsum
te, quia ego tecum sum et salvum te faciam, Allelúia, Allelúia. |
V/. Oh Señor, yo soy tu siervo, tu siervo
e hijo de tu esclava.
R/. Pero no te podr�n, porque yo
estoy contigo para librarte, aleluya,
aleluya.
V/. Gloria y honor
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.
R/. Pero no te podr�n, porque yo
estoy contigo para librarte, aleluya,
aleluya. |
Oratio post Gloriam
/ Oración después del
Gloria |
Dómine Deus, præsta propítius, ut beatíssimus Vinc�ntius
martyr tuus vincat suis méritis nostra flag�tia; qui non suis, sed divínis
v�ribus, sæviéntium p�tuit superúre supplícia.
Ut qui dudum in illis vicit
impietátis atrocitátem, in nobis malí cupiditátis s�peret voluntátem.
R/. Amen.
|
Señor
Dios, concede propicio que tu bienaventurado mártir Vicente
venza con sus méritos nuestras malas acciones, Él, que pudo
superar los suplicios de quienes lo torturaban, no con sus
fuerzas, sino con las divinas, para que, mientras entonces
venció la atrocidad de la impiedad, domine ahora en nosotros la
violencia de los malos deseos.
R/. Amén. |
Per misericórdiam
tuam,
Deus noster, qui es benedíctus et vivis et ómnia regis in sécula sæculórum.
R/. Amen. |
Por tu misericordia,
Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas, por
los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
LITURGIA VERBI / LITURGIA DE LA PALABRA
Prophetia
/ Profecía |
Is 43,1-7; 44,2-4 |
Léctio libri
Isaíæ prophétæ.
R/. Deo
grátias. |
Lectura del
libro del profeta Isaías.
R/. Demos
gracias a Dios. |
Hæc
dicit Dóminus
qui creávit te, Iacob, et formávit te, Ísrael:
«Noli timóre, quia redími te
et vocávi te nómine tuo; meus es tu.
Cum trans�eris per aquas, tecum ero,
et flúmina non opérient te;
cum ambuláveris in igne, non combur�ris,
et flamma non ard�bit in te,
quia ego Dóminus Deus tuus,
Sanctus Ísrael, salv�tor tuus:
dedi propitiatiónem tuam Ægíptum,
�thi�piam et Saba pro te.
Quóniam pretiósus factus es in óculis
meis
et gloriósus, ego déligo te
et dabo hómines pro te
et pópulos pro ánima tua.
Noli timóre, quóniam ego tecum sum:
ab ori�nte add�cam semen tuum
et ab occid�nte congreg�bo te.
Dicam aquilóni: «Da�
et austro: «Noli prohib�re;
affer fílios meos de long�nquo
et fílias meas ab extrémis terræ.
Omnem, qui vocátur nómine meo,
in glóriam meam creávi eum,
formávi eum et feci eum��.
Hæc dicit Dóminus, qui fecit te
et formávit te ab étero,
auxili�tor tuus:
«Noli timóre, serve meus Iacob,
et dilécte, quem elégi.
Eff�ndam enim aquas super terram
siti�ntem
et flu�nta super áridam;
eff�ndam spíritum meum super semen tuum
et benedictiónem meam super stirpem tuam:
et germin�bunt inter herbas
quasi sílices iuxta préterflu�ntes aquas».
R/.
Amen. |
Esto
dice el Señor
que te creó, Jacob, que te ha formado, Israel:«No temas,
que te he redimido,
te he llamado por tu nombre, tú eres mío.
Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo,
la corriente no te anegará;
cuando pases por el fuego, no te quemarás,
la llama no te abrasará.
Porque yo, el Señor, soy tu Dios;
el Santo de Israel es tu salvador.
Entregué Egipto como rescate, Etiopía y Saba a cambio de ti,
Porque eres precioso ante mí,
de gran precio, y yo te amo.
Por eso entrego regiones a cambio de ti,
pueblos a cambio de tu vida.
No temas, porque yo estoy contigo:
desde Oriente traeré a tu estirpe,
te reuniré desde
Occidente.
Diré al Norte: «devuélvelo»,
y al Sur: «no lo retengas.»
Haz venir a mis hijos desde lejos,
y a mis hijas del
extremo de la tierra,
a todos los que llevan mi nombre,
a los que creó para mi
gloria,
a los que he hecho y he formado��.
Esto dice el Señor que te hizo,
que te formó en el vientre y te auxilia:
«No temas, siervo mío, Jacob,
a quien corrijo, mi elegido.
Derramaré agua sobre el suelo sediento,
arroyos en el páramo;
derramaré mi espíritu sobre tu estirpe
y mi bendición sobre tus vástagos.
Brotarán como en un prado,
como sauces a la orilla de los ríos».
R/. Amén.
|
Psallendum
/ Salmo de meditación |
Sal 68,2.3 |
Salvum
me fac, Dómine, quóniam ingréssæ sunt aquí usque ad ánimam meam. |
Dios mío, s�lvame,
que me llega el agua al cuello. |
V/.
Inf�xus sum in limo prof�ndi, et non est subst�ntia; devéni in
altitúdine maris et temp�stas dem�rsit me.
R/. Usque ad ánimam meam. |
V/. Me estoy
hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie, he entrado
en la hondura del agua, me arrastra la corriente.
R/. Me llega el agua al cuello. |
Apostolus
/ Apóstol |
2Cor 11,16-31 |
Epístola Pauli apóstoli ad
Coránthios secunda.
R/. Deo
grátias. |
Segunda carta del apóstol Pablo a
los corintios.
R/. Demos gracias a
Dios. |
Fratres:
éterum dico, ne quis me putet insipi�ntem
esse; ali�quin velut insipi�ntem accípite me, ut et ego médicum
quid glórier. Quod loquor, non loquor secóndum Dóminum, sed
quasi in insipi�ntia, in hac subst�ntia gloriatiónis.
Quóniam multi gloriántur secóndum carnem,
et ego gloriábor. Lib�nter enim suff�rtis insipi�ntes, cum sitis
ipsi sapi�ntes; sustin�tis enim, si quis vos in servitátem
rádigit, si quis d�vorat, si quis áccipit, si quis ext�llitur,
si quis in f�ciem vos c�dit.
Secúndum ignobilitátem dico, quasi nos
infírmi fu�rimus; in quo quis audet, in insipi�ntia dico, �udeo
et ego.
Hebréi sunt? Et ego. Israel�t� sunt? Et ego. Semen Ábrahæ sunt? Et ego.
Minístri Christi sunt? Minus s�piens dico, plus ego: in
lab�ribus plúrimis, in carc�ribus abundántius, in plagis supra
modum, in m�rtibus frequ�nter; a Iudéis qu�nquies quadrag�nas
una minus accípi, ter virgis c�sus sum, semel lapidátus sum, ter
naufr�gium feci, nocte et die in prof�ndo maris fui; in
itin�ribus sæpe, perúculis flúminum, perúculis latrónum,
perúculis ex génere, perúculis ex géntibus, perúculis in
civitáte, perúculis in solitúdine, perúculis in mari, perúculis
in falsis frátribus; in lab�re et �r�mna, in vig�liis sæpe, in
fame et siti, in iei�niis frequ�nter, in frig�re et nuditáte;
préter illa, quæ extr�nsecus sunt, inst�ntia mea cotidi�na,
sollicitúdo ómnium ecclesi�rum.
Quis infirm�tur, et non infírmor? Quis
scandaliz�tur, et ego non uror?
Si glori�ri opórtet, quæ infirmitátis meæ
sunt, gloriábor. Deus et Pater Dómini Iesu, qui es benedíctus in
sécula, quod non móntior.
R/.
Amen.
|
Hermanos:
Vuelvo a decirlo: que nadie me tenga por insensato; y si no,
aceptadme aunque sea como insensato, para que pueda gloriarme un
poquito yo también . Dado que voy a gloriarme, lo que diga no lo
digo en el Señor, sino como quien disparata.
Puesto que muchos se glorían de títulos humanos, también yo
voy a gloriarme. Pues vosotros, que sois sensatos, soport�is con
gusto a los insensatos: si uno os esclaviza, si os explota, si
os roba, si es arrogante, si os insulta, lo soport�is.
Lo digo para vergéenza vuestra: ¿Cómo hemos sido nosotros tan
débiles! Pero a lo que alguien se atreva -lo digo disparatando-,
también me atrevo yo.
«Que son hebreos? También yo. «Que son israelitas? También yo. «Que son descendientes de Abrahán? También yo.
¿Qué son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más
yo. Más en fatigas, más en cárceles; muchísimo más en palizas y,
frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido
cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido
azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he
naufragado y pasó una noche y un día en alta mar. Cu�ntos viajes
a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de
mis cong�neres, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad,
peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre
falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con
hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa. Y aparte
todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas
las Iglesias.
¿Quén enferma sin que yo enferme? ¿Quén tropieza sin que yo
me encienda?
Si hay que gloriarse, me gloriar� de lo que muestra mi
debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús -bendito sea por
siempre- sabe que no miento.
R/. Amén.
|
Evangelium
/ Evangelio |
Jn 12,24-26 |
Léctio sancti Evangúlii
secóndum Ioánnem.
R/. Glória tibi
Dómine. |
Lectura del Santo
Evangelio según san Juan.
R/. Gloria a ti.
Señor. |
In illo témpore:
Dóminus noster Iesus Christus loquebátur discípulis suis
dicens:
Amen, amen dico vobis: Nisi granum frum�nti cadens in
terram mórtuum fúerit, ipsum solum manet; si autem mórtuum
fúerit, multum fructum affert. Qui amat ánimam suam, perdit eam;
et, qui odit ánimam suam in hoc mundo, in vitam ætérnam
custódiet eam. Si quis mihi minístrat, me sequ�tur, et ubi sum
ego, illic et min�ster meus erit; si quis mihi ministr´verit,
honorific�bit eum Pater.
R/.
Amen. |
En
aquel tiempo: Nuestro Señor Jesucristo habl� a sus discípulos
y les dijo: En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo
no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da
mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se
aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida
eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde est� yo,
allá también estar� mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo
honrar�. R/. Amén. |
Laudes |
Sal 68,2 |
Allelúia. |
Aleluya. |
V/. Salvum
me fac, Dómine, quóniam introi�runt aquí usque ad ánimam meam.
R/. Allelúia. |
V/. Dios mío, s�lvame,
que me llega el agua al cuello.
R/. Aleluya. |
Sacrificium
/ Canto del Ofertorio |
Is 44,2-4 |
Hæc dicit Dóminus,
formans te ab étero:
Auxili�tor tuus sum;
noli timóre, serve meus rectíssime, quem elegi, quia ego tecum sum, Allelúia,
Allelúia. |
Esto
dice el Señor que te form� en el vientre:
Soy tu auxilio, no temas, siervo mío rectísimo, mi elegido, porque yo estoy contigo, aleluya,
aleluya. |
V/. Eff�ndam
spíritum meum super te et super semen tuum, benedictiónem meam.
Et germin�bitis inter herbas
quasi sílices iuxta flu�ntes aquas.
R/.
Quia ego tecum sum, Allelúia, Allelúia. |
V/. Derramar� mi espíritu sobre ti y tu estirpe
y mi bendición sobre tus vástagos.
Brotarán como en un prado,
como sauces a la orilla de los ríos.
R/. Porque yo estoy contigo, aleluya,
aleluya. |
Oratio Admonitionis
/ Monici�n
sacerdotal |
Cunctórum licet, dilectíssimi fratres, gloriósas mártyrum
passiónes, quas dist�ncta regiónibus loca meru�runt, una fides f�ciat ómnibus
indiscr�to honóre venerábiles; merit�que eis non sit dispar rever�ntia colíndi,
quibus par fuit causa mori�ndi; tamen próprium sibi quiddam in ipso celebritátis
offício civ�lis amor v�ndicat, et cogn�ta província ad illam grátiæ dignitátem
nat�ræ iungit religiónem. ræ iungit
Quia maior fit lætítiæ �mbitus, in quo et pátriæ servit
afféctus; quoque nos sancto beatissim�que Vinc�ntio, cuius ita sumus ut noster
est, iure debómus.
Qui genit�lis soli alúmnam plebem, et patroc�nio erúxit et
título.
Magnus confid�ntia divína protectiónis exs�stens, qui
vernículos pópulos ornat�rus ass�reret, assert�rus orn�ret; qui e�rum devotiónem
Deo ingáreret, quorum ábsidem se dedísset.
Ut inter divérsas mundi partes, quæ
s�mine apostólicó prédicatiónis susc�pto perféctam frugem in
martáribus obtulérunt, hæc quoque huius ope múneris grátia non car�ret, et
dom�sticum sanctórum municip�tum in illa cœli statióne non p�rderet, habens in
prorog�ndis accipiend�sque reléquiis et ipsa quod r�dderet.
Hunc ergo �mplius
própria venerántur, quam peregrína miróntur; ut pro eis se potentiórem osténdat
in benefíciis, pro quibus amabiliórem se agn�scit in gáudiis; su�que interv�ntu, et
�ncolam l�tificat�rus et �dvenam, æquále tuitiónis aux�lium reddat pro cin�ribus
mundo, c�vibus pro sep�lchro.
Am�veat a regióne plagam, a religióne perf�diam.
Et qui fuit Ecclésiæ victor, pátriæ sit def�nsor; et in eo sic fídei prot�ctio
ne
lab�ret, in quo fuit infidelitáte ut contrad�ctio ne noc�ret.
Et quóniam huius virtútibus tu, Deus Pater omnípotens, auctor
esse dign�sceris, cleméntiam tuam implorémus accl�nes, ut qui mártyri tuo Vinc�ntio victóriæ dedísti corínam, nobis peccatóribus indulgéntiam de tua larga
pietáte conc�das.
R/. Amen.
|
Queridos
hermanos: Aunque la única fe haga que celebremos con la
misma reverencia a todas las gloriosas pasiones de los
mártires, que merecieron en diferentes lugares por el mundo,
porque la causa de morir fue siempre la misma, sin embargo
el amor a nuestra tierra nos reclama a cada uno algo
especial, cuando celebramos esta fiesta, y la región
familiar añade el deber religioso de la gracia a la dignidad
del nacimiento.
Pues la alegría se extiende por un ámbito mayor que aquel
donde se conserva el afecto de a patria, como el que le
debemos al bienaventurado Vicente, del cual somos nosotros
de tal modo que Él es también nuestro.
Él que con su patrocinio y su título glorioso de mártir
levant� al pueblo al que enseñaba por encima del suelo
paterno. Él permanece como gran protector, por designio
divino, pues Dios le había prometido darle por ornamento a
los pueblos a los que pertenecía, para que fuese también Él
su adorno; Él conduce su devoción hacia Dios, dándose como
rehén de los mismos.
Pues las diversas partes del mundo que recibieron la semilla
de la predicación apostólica, ofrecieron una cosecha perfecta
por medio de los mártires; pero ésta no careció de ello, por
obra del don de la gracia y no perdió
su puesto en la asamblea del cielo, teniendo una forma de devolver
tan gran beneficio al repartir y recibir sus reliquias.
Por ello son todavía más veneradas como propias que
admiradas como peregrinas; para que se muestre más poderoso
en los beneficios, a favor de aquellos por quienes es
reconocido como más amable en medio de las alegrías
festivas, y por su intervención se alegrará lo mismo el
ciudadano que el extranjero, recibiendo el mismo auxilio
protector el mundo por medio de sus cenizas, que los
paisanos por el sepulcro.
Que este santo aparte las plagas de esta región y la
perfidia en la religión; y el que fue miembro vencedor de la
Iglesia sea defensor de la Patria, para que en aquílla
sintamos la protección de la fe y en ésta no padezcamos la
contradicción de la infidelidad.
Y porque tú sabes, Dios Padre todopoderoso, que eres el
autor de esta fuerza vencedora, imploramos tu clemencia,
postrados ante ti. Y ya que diste a tu mártir Vicente la
corona de la victoria, concedas a nosotros, pecadores, la
indulgencia de tu amplia misericordia.
R/. Amén. |
Per ineff�bilem bonitátem tuam, Deus
noster, qui vivis et cuncta dominóris in sécula sæculórum.
R/. Amen.
|
Por tu inefable bondad, Dios
nuestro, que vives, y todo lo gobiernas por los siglos de
los siglos.
R/. Amén. |
Alia / Oración entre los
Dípticos |
Conv�rtere Dómine, ad preces fam�liæ tuæ, quas pro tuo
honóre per eum deférimus, per cuius confessiónem et mortem, te prædic�tum
incrédulis sine cunctatióne cogn�vimus.
Ide�que cleméntia patiéntiæ tuæ ita
nostris adsit petitiónibus, ut nostris per eum patiátur se imprec�ri
oratiónibus.
Quidquid enim per eum sperútur, a te, Dómine, exspectátur.
Ipse nobis de te
quod in se red�ndat, exh�beat, ipse ad te preces nostras port�tor d�ferat, ipse
nobis placabilitátem tuam intercéssor obt�neat.
Te autem, alme Vinc�nti v�rnule
martyr, cuncta cohors alúmna lacrim�bili prece circ�mdat; te
huius catérv� toga submíssa fl�gitat mente.
Univérsis de te plur�lis devótio,
síngulis in se divérsa necessitúdo est.
�lius ovans vota persólvit, �lius
plorans m�stitúdinis quæstus exp�nit.
Tua s�nctitas et vota susc�piat, et
t�di�sis succ�rrat.
Beatitúdo enim tua ómnibus �nxiis remédia te fener�re
comp�llit.
Obtin�ndi namque pro síngulis apud Dóminum Iesum Christum et nostrum
est fídere sine cunctatióne opem ferre quod p�sceris, et tuum libánter
præst�re quæ imploráris.
Tuo freti intercéssu recurrant ad pœniténtiam lapsi, ad
indulgéntiam rei, ad lætítiam m�sti, ad med�lam l�nguidi, suos ad c�spites
�xsules, ad portum tranquillitátis naufr�gi, regiónes ad próprias peregríni, ad
redemptiónem captívi, ad sospitátem cives, ad quiétem hóspites.
Tuo obt�ntu iugis adh�reat r�gibus cleméntia, potestátibus patiéntia, mil�tibus
modéstia.
Tuo interv�ntu assu�scant av�ri misericórdiam, luxuri�si contin�ntiam, petul�ntes pudic�tiam.
Tuo suffrágio perfru�ntur c�ci corde
fídei lucem hebr�i cath�licam fidem, erectiónem oppr�ssi, solutiónem vincti, correctiónem d�vii,
salútem inconvuls�bilem furiósi.
Tuo adi�ti aux�lio, �mbiant, tene�ntque cl�rici sanctitátem, m�nachi
custódiam, religi�si castim�niam, perfectíssimam l�ici honest�tem.
Teque interced�nte perféctum hábeat sapi�ntia intelléctum, terra prov�ntum,
ánima lucrum, vita iudícium.
R/. Amen.
|
Vu�lvete,
Señor a escuchar las oraciones de esta, tu familia; en honor
tuyo, las presentamos por medio de aquel
que con su martirio y su muerte
sabemos que, sin vacilación,
te predicó a hombres incrédulos.
Que tu clemencia, pues, pacientemente
se muestre favorable a nuestras peticiones
y sufra que la invoquemos por mediación suya en nuestras
oraciones.
Porque cuanto por medio de Él esperamos, de ti lo esperamos,
Señor.
Que Él nos procure lo que, recibido de ti, rebosa en Él. Sea
portador que hasta ti haga llegar nuestras preces.
Con Él, intercesor nuestro, alcancemos tu condescendencia.
Y tú, bienaventurado Vicente, mártir de nuestra tierra, a ti
te suplican -humilde su espíritu- los que en este pueblo
ostentan la toga de la autoridad.
M�ltiple es la devoción que sienten por ti todos; diversa la
necesidad que a cada uno le impulsa.
Uno, jubiloso, cumple
sus promesas, llorando; otro, te presenta, triste, sus
lamentos.
Que tu santidad acepte sus votos y socorra a los afligidos.
Tu propia felicidad te impulsa a prestar ayuda a cuantos
est�n angustiados;
pues cosa nuestra es confiar que nos vas a dar tu auxilio en
lo que te pedimos,
sin vacilar en obtenerlo ante nuestro Señor Jesucristo, a
favor de cada uno de nosotros;
mas cosa tuya concedernos de buen grado lo que te imploramos.
Confiando en tu intercesión,
acuden a ti en busca de arrepentimiento los que han caído;
los reos para alcanzar el perdón;
los tristes, por conseguir alegría;
los enfermos, medicina;
los desterrados, el solar patrio; los náufragos, puerto
tranquilo;
los extranjeros, sus tierras propias; los cautivos, la
redención;
los ciudadanos, el bienestar;
los forasteros, el descanso.
Por tu mediación, perdure clemencia perpetua en los reyes;
paciencia en los gobernantes;
moderación en los soldados.
Por tu intercesión acostumbren los avaros a tener
misericordia; los lujuriosos, continencia;
los insolentes, recato.
Por recomendación tuya, los ciegos de corazón alcancen la
luz de la fe; los judíos, asimismo, la fe católica;
los oprimidos el respiro;
los presos, la liberación de sus cadenas; los desviados la
enmienda,
y los enajenados, la curación sin convulsión ya alguna
posible.
Ay�danos con tu auxilio; aspiren y consigan los clérigos la
santidad; la observancia, los monjes;
los religiosos, la pureza, y los laicos perfectísima
honestidad.
Mediante tu intercesión, posea, en perfección
suma,
la sabiduría, sus conocimientos;
la tierra, sus rendimientos;
aprovechamiento, el alma,
y buena opinión, nuestras vida.
R/. Amén. |
Per misericórdiam tuam,
Deus noster, in cuius conspéctu sanctórum
Apostolórum et Mártyrum, Confessórum atque
Vírginum nómina recitántur.
R/. Amen.
|
Por tu
misericordia, Dios nuestro, en cuya presencia
recitamos los nombres de los santos
Apóstoles y Mártires, Confesores y
Vírgenes.
R/. Amén. |
Post Nomina
/ Oración
después de los Dípticos |
Inter patriarch�rum ínclitæ memóriæ títulos,
prophetar�mque sublímes vatic�nio fasces, atque mártyrum illústres sacram per
mortem triúmphos, ex�mium in ag�ne cælésti probat�mque tuum athl�tam sanctum
Vinc�ntium amóre v�rnulo plebs alúmna venerátur.
Ob cuius �nnuam
festivitátem te, quæsumus, omnípotens Christe, ut offer�ntium nómina vol�men vitæ conténeat,
et ætérnis s�dibus tua mans�ros cleméntia c�nseat; atque præced�ntium nos in
pace domínica ánimas pax perpétua conf�veat, et r�quies ætérna poss�deat.
R/. Amen.
|
Entre
los títulos que recuerdan la gloria de los patriarcas; junto
con los haces de augustos vaticinios amontonados por los
profetas; y con los triunfos resplandecientes en la muerte
sacrosanta de tus mártires, venera a san Vicente, tu atleta
eximio y acreditado en la lucha por llegar hasta el cielo,
este pueblo suyo, cuidado por Él con amor patrio.
En esta festividad suya anual, te rogamos a ti, Cristo
todopoderoso, que el libro de la vida contenga los nombres
de los oferentes y tu clemencia los registre para que vivan
por siempre en tus eternas mansiones; y que a las almas de
los que nos han precedido en la paz del Señor, perpetua paz
los conforte y eterna paz los posea.
R/. Amén. |
Quia tu es vita
vivórum, sánitas infirmórum ac r�quies
ómnium fidélium defunctórum in ætérna
sécula sæculórum.
R/. Amen.
|
Porque tú eres
la vida de los que viven, la salud de los
enfermos, y el descanso de todos los fieles
difuntos, por todos los siglos de los siglos.
R/. Amén. |
Ad Pacem
/ Oración
de la Paz |
Christe, cuius magnitúdo poténtiæ Vinc�ntii
mártyris tui corpus, quod vesáno Datióni fur�re fúerat maránis proi�ctum in
fl�ctibus, undis adveh�ntibus honoróndum revocávit lit�ribus; tu nos �odem
mártyre suffrag�nte a procell�so ist�us sæculi prof�ndo manu pietátis in
sup�rnis att�lle.
Ut qui inimíco impell�nte in hoc mare excresc�ntibus deléctis
cec�dimus, et per caritátem, quæ est coopórtio peccatórum, ad portum salútis
quand�que perveni�mus, lætat�ri cum ómnibus ínvicem, quos
diléctio tua iungit in hac præsénti mártyris tui sollemnitáte.
R/. Amen.
|
�Oh
Cristo! Así como la grandeza de tu poder, al impulso de las olas,
devolvió hasta la costa, para honrado,
el cuerpo de tu mártir Vicente,
que con loco furor Daciano había arrojado a las corrientes
del mar; tú nos otorgas el mismo favor alzándonos, con mano piadosa,
de las profundas tempestades de este mundo. Para que los
que caemos en este mar con delitos siempre mayores en
número, lleguemos un día a puerto de salvación por medio de
la caridad que cubre nuestros pecados, y nos alegremos, unos
con otros, todos nosotros, a quienes tu caridad une en la
presente solemnidad de tu mártir.
R/. Amén. |
Præsta per auctórem pacis et caritátis
Dóminum nostrum Iesum Christum, cum quo tibi est una et
co�qu�lis ess�ntia in unitáte Spíritus Sancti regn�ntis,
Deus, in sécula sæculórum.
R/. Amen.
|
Concédelo por nuestro Señor
Jesucristo, autor de la paz y de la caridad,
que contigo es una e igual esencia, y reina en la unidad del
Espíritu Santo reinante, tú, Dios por los siglos de los
siglos.
R/. Amén. |
Illatio / Acción de
gracias |
Dignum et iustum est, iustum et dignum est nos tibi ágere
grátias, omnípotens Deus.
Pro cuius nómine ille noster gloriósus toto orbe
Vinc�ntius, lev�tici honóris gradu potíssimus, in stola miles tuus alb� vestis
candidátus, fur�ntem in Christo r�bidi hostis ins�niam intérritus �diit, modéstus
sust�nuit, sec�rus irr�sit; sciens parátus esse ut res�steret, nésciens elátus
esse quod vínceret; cum in sede sua numer�so fultum cómite, terrib�libus
pr�sidem verbis feroci�ntem, confid�ntia provocántem cont�mnens, prédicatióne
tui nóminis refer�ret, et ad iram cont�mpti verec�ndi� dolor crésceret, quod
despéctus sui ipse esset �rbiter qui min�ster, ipse testis fúeret qui
sat�lles; ill�dque conc�lium sanctum mirar�tur, per quod p�rsequens minar�tur.
Vidébat namque alto def�ssas in visc�ribus vérberum scrobes, et in s�vi�ntis
supplício feri�ntis manum plus vúlneris inveníre quam córporis; n�daque ossa
non iam carnem �ctibus præf�rre, sed sánguinem; sol�mque vig�ntem spíritum eo
stult�tiam exprobr�re iúdicis, quo poténtiam prob�ret victóris.
C�rceris
qu�rántur angústiæ, et obstr�sus omn�no locus quo detruder�tur elégitur, non
iam qui pestem persecutiónis aug�ret, sed qui laudem confessiónis absc�nderet, credens quod causam confessiónis avérteret, si pers�nam quæ se spr�verat
absent�ret, min�sque Dati�nus erubésceret, si Vinc�ntium
pópulus non vidéret.
Cont�sa substernántur testa quo i�ceat, quorum ad
noc�ndum natúra hinc ac�itur si frangútur; ut r�ddita membra torméntis ea
sustin�rent fr�gmina, quæ sec�rent, atque in vim se ac�minis mole sua
superi�cens urg�ret.
Sed f�llitur iudícii sui opinióne crudelitas.
Nam
Mai�stas tua, fámulo suo �mplius in confessióne comitéta, infert novam vet�ribus
ténebris lucem, et tabernáculum sibi, amíci sui r�ddidit erg�stulum.
Fovet
l�ceros artus médica Dei manus, et ad venustiórem soliditátem suppl�tis
plag�rum fossis, sulcat�rum léterum damna compónsat.
Ins�lita tanti lúminis claritáte obstupu�re custódes.
Vocem hymnam Dómino concin�ntis mens p�llidi ianit�ris
exp�vit; currit ex�nimis metu min�ster ad pr�sidem, gra�vius
refer�ntis relétio n�ntii percuss�ra quam gládii, cum nec posset ex magnitúdine
rei tac�re quod víderat, et non aud�ret dómino dócere quod vol�bat.
Mox in
serm�ne narrárntis tremor occ�pat, dolor lúcerat, furor infl�mmat; mortis pœna
subtr�hitur, cui pompa cárceris invid�tur.
Prof�na infer�ndi �xitus complem�ntum
susp�ndit ind�stria, non volens p�rcere si desústat, sed timens coron�re si
p�niat; prof�rtur ex illo cæléstis grátiæ secum atque in se cohabitántis
recéssu, et p�lchrior si adhuc sit pass�rus, et fórtior.
Sed ubi desidérium viri
ad regnum Dei ánimæ oblatióne tendóntis int�lligit hoc detrah�ndum méritis,
credidit quod torméntis quodque t�tulum contr�heret laudis, si númerum
inc�deret quístiónis; nec tantam glóriam iustítia r�dderet, si vita
p�na non tálleret.
Sulc�tis per ángulam costis, et patántibus sei�ncta nerv�rum
crate comp�gibus, lenis ac blandi�ris str�ti fulcra subst�tuit.
Et cum defécere
eum �dio sanctæ confessiónis exóptet, tamen eum vívere adhuc mend�cio suæ
miseratiónis inf�mat, ac si am�to p�ululum modic�mque carnéfice ánimam quiátus
exh�let, dic�tur non occássus fuísse, sed mórtuus; quasi non eum pœna
cons�mpserit, in quo et pœna cons�mpserit, in quo et pœna cons�mpta est.
Gr�tias ergo tibi, Dómine Iesu bone, quod ánima tuo digna consórtio, quæ p�rtinax tulit supplícium, ei
mendax fuit obséquium; et quæ fuit conténta quod f�reret, hoc sit dedignáta quod
p�rceret.
Sic rede�ntem ad Dóminum suum cæléstis susc�pit aula Vinc�ntium, ut
�odem in sup�rnis penetr�libus iam rec�pto, Dati�no corpus eius vínceret, quem
Dati�nus étiam in córpore non vicísset.
Comp�rto sancti tr�nsitu, ex eius sibi
promíttit expiatióne vind�ctam, cuius gemit ex
virtátis perfectióne victóriam.
Exp�ni sem�sa comedóntibus fur�re suo membra
lit�ribus �vibus mandat et c�nibus, ut tali pastu e�rum impl�ret ventrem,
quorum g�reret mentem.
His tamen parc�ntibus, ille det�rior, ut maióri merit�rum
mirículo e�rum consuet�do mutar�tur, quorum natúra non t�llitur.
M�ttitur
avis generíliter inhum�tis inimíca corpóribus, quæ eo persequ�tur
�mproba quo al�tur; sed quo in laudem Dei crésceret grátiam victóribus
repend�ntibus, prohíbitas appósiti córporis dapes iei�na serv�ret; ac ne hoc quasi
spreta fecísset, non solum non conténgeret, sed vet�ret.
Eo n�mirum �btinens
Vinc�ntius ne comed�tur, quo Elías m�ruit susc�pere transmittánte quod
c�medat.
Haud procul aura córporis lupus cadáver odor�tur; quod cum iam forte
cont�guum excúbiis avis discr�ta rostro, penna, �nguibus retro�geret, f�ciem
ingru�ntis vérberat.
Siccas fere fauces pósit� retors�re cerv�ces, et rec�duo
post tergum cápite, iac�ntibus in collo �uribus, mansu�to lúmine strictis d�ntibus
rictus rep�rtat; id in similitúdinem pœniténtis, osténdens, quod
spect�culi auxísset pompam, non córpori fecísset ini�riam.
Vicit Dati�num étiam
b�llua intelléctu, cum in Dati�no b�lluam Vinc�ntius vicísset spíritu.
O
�mpudens furor, et stulta vesánia, corvus obséquitur, lupus venerátur, Dati�nus
ir�scitur.
Ad occul�ndam ígitur eius laudem non iam secr�tum elégit, sed
prof�ndum; credens sibi ad delitesc�ndam mártyris glóriam, non iam claustra
fidem servat�ra, sed m�ria.
Quasi te, Dómine, elemínta prohib�rent, cui �bdita
patuíssent, et cum illa quæ ipse obstr�xerat penetrísses, ista quæ tu fund�veras
non adíres.
Datur nautis mergóndum corpus in fl�ctibus, ut in aux�lium suum
�quora profécerent, cui ad vinc�ndum mílitem tuum terra defécerat.
Pro�citur enavig�tis magna freti parte fervóribus, cum et sacco
premer�tur et saxo.
Quem inter sorb�ntes undas potens bráchii tui manus sec�ta, quæ spíritum �ntulit
ad cœlum, corpus r�tulit ad sep�lchrum.
Hoc te in præc�nio tui victóris add�nte, quod allátum in altum mersus em�rgeret,
et laudab�lius sursum ascénderet, qui de�rsum �mplius descendísset.
Sed non in longum est in subm�rsi mora l�t�ta gentílititas.
Pr�tinus ei�cto in l�toris quiéte Vinc�ntio,
insultatiónis suæ passa naufr�gium, vidit non pr�dam fl�ctibus se dedísse, sed
sarc�nam, quem veh�ndum mare accípit,
non ten�ndum, e�mque sic ev�meret, ne vor�ret.
Ita, Dómine, ad te Vinc�ntius tuus
illátus est cœlo, et solo probátus et p�lago; ut cum multíplices pugnas
exped�ret sec�ta victória, venerábiles reléquias digna serv�verit sepultóra.
Te conced�nte, cui mérito omnes ángeli non cessant clamóre ita dicéntes:
|
Es digno y justo que te demos gracias, Dios
omnipotente, por cuyo amor nuestro mártir Vicente, glorioso
en todo el mundo, el primero en la jerarquía del orden
levítico, soldado tuyo adornado con la blanca estola, se
presentó sin temor alguno ante la insania del rabioso
enemigo de Cristo, se mantuvo firme con modestia y le
ridiculizó con seguridad, sabiéndose presto para resistir,
aunque no supiera que había sido elegido para vencer.
Cuando empezó a hablar de tu nombre al prefecto, que le
increpaba con palabras horribles desde su silla, rodeado de
numeroso acompañamiento, desdeñando en su confianza al que
le provocaba, crece la ira del que se siente despreciado, y
crece el sentimiento de vergéenza por lo que podían pensar
los ministros que le rodeaban, y los sicarios que eran
testigos de su despecho, y lo que podían sentir los
cristianos, aquel concilio santo, por el que el perseguidor
se sentía amenazado.Porque veía desde lo alto de su
estrado las llagas que el azote había cavado profundamente
hasta descubrir las entrañas, y que en el suplicio la mano
del verdugo ya no encontraba carne entre las heridas, donde
no se veían más que huesos pelados y sangre, y que la fuerza
del espíritu descubría la estolidez del juez, mientras
quedaba patente la fuerza del vencedor.
Lo vuelven a las estrecheces de la cárcel, eligiendo un
lugar totalmente apartado para echarle allá, no ya para
aumentar lo terrible de la persecución, sino para ocultar lo
honroso del testimonio, creyendo que apartaría la causa de
la confusión, si estuviera ausente la persona que le ha
humillado, y Daciano tuviera que sonrojarse menos, si el
pueblo no puede ver a Vicente.
Pero aun así siembran el suelo de fragmentos de teja para
que al yacer sobre ellos se reproduzcan las torturas con los
picos agudos de las tejas rotas, al venir del tormento con
los miembros lacerados y producirse nuevos cortes por el
propio peso del cuerpo.
Pero se engañó la crueldad del juez; porque la Majestad
que ha estado acompañando a su siervo en el martirio,
derrama nueva luz en las viejas tinieblas, y convierte el
calabozo de su amigo en tabernáculo para sí.
Cura los miembros desgarrados con su mano médica, y para
darle un más hermosos aspecto, compensa los destrozos en los
costados surcados, rellenando los agujeros de las llagas.
Los guardias quedan estupefactos por la claridad de una luz
tan brillante, empalidece el rostro del paralizado portero
cuando oye la voz del mártir que entona un himno a Dios,
corre muerto de miedo el ministro a dar cuenta al
presidente, y la relación del mensajero hiere más fuerte que
una espada, porque no puede callarse lo que ha visto dado lo
extraordinario del suceso, aunque no se atreva a decirle a
su Señor lo que éste no quisiera oír.
Después, según va narrando, el temblor se manifiesta, el
dolor lacera, el furor se inflama: se escapa de la pena de
muerte el que triunfa en la cárcel.
La sacr�lega máquina suspende la consumación del
resultado que pretend�a, no quiere perdonar, si desiste;
pero teme coronar, si prosigue el castigo.
Se le saca de aquel lugar apartado, lleno de la gracia
celestial que vive con Él y en Él, más hermoso y más fuerte,
si todavía ha de ser sometido al tormento.
Pero cuando se percata de los deseos del santo varán, que
tiende al reino de Dios por la ofrenda de su vida, pretende
restar algo a sus méritos, pensando que en cada tormento
sufrido va acumulando títulos de alabanza, como si fuera
cuestión de números; y que la sentencia no habría de
acarrear tanta gloria, si los tormentos no arrebataran la
vida.
A las costillas surcadas por las uñas de hierro, y a las
entrañas abiertas, que dejaban patente la red de nervios,
ofrece ahora blanda cama bien aderezada.
Y aunque desea que muera, por odio a la santa confesión,
quiere que viva a ver si pude inflamarle con la mentira de
su compasión, como si alejando un poquito al verdugo,
permitiendo que exhale tranquilo su alma, pudiera decirse
que no fue asesinado, sino muerto, como si el tormento no le
hubiera consumido, cuando ya no hubo más tormentos que
aplicarle.
Gracias, pues, a ti, Jesús bueno, porque esta alma digna
de ser tu compañera, que sufrió prolongado suplicio, recibe
ahora un obsequio falso, estuvo gozosa bajo el furor, pero
desdeía ahora lo que quería simular el perdón.
La mansión celestial recibe a Vicente, que vuelve a su
Señor, acogida su alma en los excelsos ámbitos, su cuerpo
vence a Daciano, que tampoco había podido vencerle cuando
vivía en ese cuerpo.
Sabido el tránsito del santo se promete la venganza sobre
su cuerpo muerto, lamentando no haber podido vencerle en
vida.
Manda en su furor que los miembros descuartizados sean
expuestos en la playa para que los coman las aves y los
perros, para saciar con tal pasto los vientres de los que le
habían prestado su mente.
Y cuando estos le fallan, Él queda en peor situación: para
que se vea mayor el milagro se cambiará la manera común de
obrar aunque no se cambie la naturaleza.
Llega un ave que generalmente ataca a los cuerpos
insepultos, pues encuentra en ellos su alimento, pero para
mayor gracia y alabanza de Dios, para alargar el triunfo del
vencedor, vigilar� los manjares del cuerpo expuesto, sin
tocarlos ni permitir que los toquen.
Recibe con ello Vicente el homenaje de no ser comido de la
misma ave que suministr´ a Elías lo que tenía que comer.
No tarda mucho un lobo en percibir los efluvios del cadáver
pero cuando se acerca a los despojos, el cuervo, con el
pico, con las alas, con sus grandes uñas, golpea el hocico
del invasor para ahuyentarle.
Con las fauces casi secas, retuerce su cuello, y con la
cabeza vuelta hacia su espalda, con las orejas caídas sobre
el cuello, con cierto aire de mansedumbre, rechina los
dientes como en una sonrisa, como si con todo ello pidiera
perdón; con lo cual aumentó lo llamativo del espectáculo,
pero no hizo injuria al cuerpo.
Hasta una bestia superú en inteligencia a Daciano, lo mismo
que Vicente con su espíritu había vencido en Daciano a una
bestia.
«Oh furor imprudente y necia locura!
El cuervo presta su homenaje, el lobo venera, Daciano se
llena de ira.
Para ocultar la gloria del mártir, no elige ahora lo oculto,
sino lo profundo, teniendo para sí que donde no valió la
cárcel, valdr�n las profundidades marinas.
Como si a ti, Señor, a quien est� patente todo lo escondido,
te fueran a impedir los elementos que penetraras en lo que
Él pretende obstruir, como si no hubieras de estar en las
cosas que creaste.
Entregan el cuerpo a unos marineros para que lo sumerjan
entre las olas, buscando la complicidad de las profundidades
marinas, puesto que la tierra les había fallado ya para
vencer a tu soldado.
Lo arrojan después de navegar una gran distancia, en unos
remolinos, metido en un saco con piedras.
Pero entre las aguas que lo sorben le sigue tu mano poderosa
que llev� su espíritu al cielo, y salva su cuerpo para la
sepultura.
Con esto añades al panegírico del que venció por ti, que
llevado hasta alta mar y sumergido, emergiera y subiera a la
superficie de manera más admirable, cuanto más profundamente
había descendido.
No se alegr�, pues, la paganía por mucho tiempo con la
ausencia del sumergido: muy pronto, devuelto Vicente a la
seguridad de la playa, después de sufrir el naufragio con
que pretendían deshacerse de Él, comprueban que no lo han
entregado a las olas como presa, sino como pecio, que el mar
lo recibe para transportarlo y no para retenerlo, y que lo
vomita en lugar de devorarlo.
De este modo, Señor, tu Vicente es llevado a ti en el
cielo, probado en el mar y en la tierra firme, para que,
habiendo llevado a cabo múltiples luchas, a las que siguió
la victoria, una digna sepultura pudiese conservar sus
reliquias venerables.
Porque tú así lo quieres, todos los ángeles no cesan de
alabarte, diciendo: |
Post Sanctus
/ Oración
después del Sanctus |
Vere sanctus, vere benedíctus, Dóminus Deus noster Iesus
Christus Fílius tuus; qui est glória sanctórum, et corína mártyrum; promissiónis
larg�tor et pollicitatiónis ind�ltor; amicus apostolórum, et grátia
triumphat�rum; tutúla cert�ntium, et victória dimic�ntium; exort�tor ad
vitam, et incitátor ad præmia; quo inspir�nte, fidélis tuus Vinc�ntius
non ignor�bat, athl�ta fortíssimus levítico honóre perf�nctus, quod et præmium
possit acc�pere ex mérito passiónis, et brav�um ex offício dignitátis; quia erat
de victória fidus, et de corína non d�bius.
Ide�que hunc non lúminæ,
ignát�que sart�gines, non ec�lei, sublim�sque cat�stæ, non úngulæ ferre�que manus,
non erg�stule, carcer�sque densis suppl�ti ténebris, non stridor cahen�rum, ac
ponder�tio gravis cuiúsque met�lli, non foci fragor, et strep�ntis passim c�pia
salis patántibus visc�ribus ini�cta intérnis, nec fragmen t�stul� nudo adh�bitum
córpori, Datióni quiv�runt sub�cere iussióni.
Et cum in tantum persecut�ris
vec�rdia ferocísset, ut inhum�tum corpus fl�ctibus deput�ret,
rep�nte múneris ossa pretiósi ambiéntibus terris salvum unda famul�nter
rest�tuit.
Quapr�pter ob hoc divíno nutu maris prof�nda tetig�runt, ut ex
�qu�libus offíciis étiam ipsum possit serv�re naufr�gium.
Tua
sunt, Dómine, ista mir�cula, qui fortis et potens es ac inv�ctus in prœlio.
Unde
prec�mur, ut istic ubi nobis repósita est eius reliqui�rum p�rtio, er�cta sit
patroc�nii plenitúdo.
Per Christum Dóminum ac Redemptórem ætérnum.
|
Verdaderamente es santo,
verdaderamente bendito, nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
gloria de los santos y corona de los mártires, cumplidor de las
promesas y observante de los afectos, amigo de los apóstoles y
gracia de los que triunfan, tutela de los combatientes y
victoria de los que luchan, animosos para la vida y estimulados
para los premios.
Por su inspiración no ignoraba el fiel Vicente, atleta
robustísimo, perteneciente al cuerpo de los levitas, que podía
alcanzar el premio correspondiente a su pasión y la corona que
le otorgaba el desempeño de su oficio: estaba seguro de su
victoria y no dudaba del trofeo. Y por eso nada le hizo
someterse al mandato de Daciano, ni las planchas ardientes, ni
las sartenes al rojo vivo, ni los tornos de tormento en las más
altas plataformas, ni los garfios de hierro, ni los ergástulos y
las cárceles llenas de espesas tinieblas, ni el rechinar de las
cadenas, ni el peso de cualquier metal, ni el ardor del fuego,
ni los puñados de sal crepitante echados sobre sus vísceras al
descubierto, ni los trozos de teja donde descansa el cuerpo
desnudo.
Y cuando la insensatez del perseguidor llega a tanto en su
perversidad, que arroja a las olas el cuerpo insepulto, de
improviso una ola servicial le restituye salvo a la orilla,
haciendo de sus huesos un bien precioso. Estos milagros son
tuyos, Señor, que eres fuerte y poderoso e invicto en el
combate.
Y por eso pedimos que desde aquí, donde una parte de sus
reliquias han quedado para nosotros, se manifieste la plenitud
de tu patrocinio. Por Cristo, Señor y Redentor eterno. |
Post Pridie
/ Invocación |
Concéde, Dómine, tuis pro delécto supplic�ntibus
fámulis véni� prov�ntum, qui ob passiónis præmium corínam beáto Vinc�ntio
contulísti.
Tr�buæ, quæsumus, nostris intercessióne med�lam ulc�ribus, cuius
vulnéribus mir�fice carnéficem superústi.
Exst�ngue Sancti
Spíritus rore nostrórum incent�va viti�rum, qui iusti fide ignátas sart�gines
glaci�sti.
Dep�lle fídei múnere nostr� infidelitátis caléginem, qui prof�ndi
cárceris noctem ob Sancti m�rita cælésti iub�re radi�sti.
Et
qui athl�t� tui, Dómine, corpus ex�nime vor�citas te obsist�nte vor�re non
vóluit, nobis tua protectióne def�nsis nulla saltim sugg�stio inimíci vest�gium
inf�gat delécti.
P�lagus, Christe, tui testis factus f�retrum eum te iuv�nte rev�xit ad
litus; súpplicum tu�rum cursus vitæ te opitul�nte r�deat ad salútem.
Illum immaculát� consci�ntiæ méritum, et fídei virtúte consumm�ta passióne
relégio te pr�sule perd�xit ad cœlum; nos Conféssio flébilis te miser�nte
er�piat ab inférno.
Ut per hoc sacrifícium, quod tibi in honóre præd�cti mártyris tui
dedic�ndum offérimus, cum martáribus tuæ retributiónis eff�lserit glória, e�rum
suffrágio evasísse se peccatóres gáudeant sec�ri a pœnis.
R/. Amen.
|
Concede, Señor, a tus siervos que te suplican por
su pecado, la abundancia de tu perdón, tú que coronaste al
bienaventurado Vicente, como recompensa por su martirio.
Disp�nsanos, por su intercesión, medicina para nuestras
llagas, tú que portentosamente venciste al verdugo, curando
sus heridas.
Apaga con el rocío del Espíritu Santo los estímulo de
nuestros vicios, tú que juntamente con la fe de aquel justo
congelaste el hierro ardiente del tormento.
Tú, que por los méritos de aquel santo, irradiaste la noche
de la profunda cárcel con resplandor del cielo, aparta la
oscuridad de nuestra fidelidad con el don de la fe.
Y, puesto que con su voracidad, no pudieron las fieras
devorar, Señor, el cuerpo ex�nime de tu atleta, porque tú lo
impediste; que tampoco en nosotros, defendidos por potencia,
ninguna sugestión del enemigo deje clavada huella alguna de
nuestro delito.
El mar, oh Cristo, convertido en féretro del que en Él
estaba dando testimonio de ti, lo condujo a Él, con tu ayuda
hasta la playa: que el curso de la vida de los que te
imploramos, con tu favor nos devuelva a la salvación.
A Él los méritos de una conciencia sin mancha y su piedad,
al consumar el martirio con la virtud de la fe, lo condujo
bajo tu guía hasta el cielo. Que a nosotros, los que con
lágrimas te confesamos, nos libre Él, por tu misericordia,
del infierno.
Que este sacrificio -que, dedicado en honor a este mártir
tuyo, te ofrecemos- cuando brille en los mártires la gloria
con la que los has de premiar, los pecadores, por su
mediación, puedan tranquilos alegrarse de haber escapado del
castigo.
R/. Amén. |
Te præstánte, sancte Dómine,
quia tu hæc ómnia nobis indígnis servis tuis valde bona
creas, sanctíficas, vivíficas ac præstas nobis, ut sint
benedícta a te Deo nostro in sécula sæculórum.
R/.
Amen. |
Concédelo, Señor santo, pues creas todas estas cosas para
nosotros, indignos siervos tuyos, y las haces tan buenas,
las santificas, las llenas de vida y nos las das, así
bendecidas por ti, Dios nuestro por los siglos de los
siglos.
R/. Amén. |
Ad Orationem
Dominicam / Introducción al Padre
nuestro |
Deus, qui lev�tam tuum Vinc�ntium tanto virtútum
múnere decorísti, ut mystérii
sacri fretus offício, quo Fílium tuum Dóminum nostrum secut�rus esset in
passióne, ei�sdem Christi cálicem ministr´ret prius credéntibus in salútem; tu
nos f�cito coram te digne tract�re susc�pta ministeriórum offícia, quorum
gest�ndam susc�pimus obsequ�lam.
Quo martyr tuus Vinc�ntius divíno auctus
Spíritu, qui persequ�ntem Dati�num obiéctibus duris aggr�ditur, cum contra
Val�rium epíscopum suum l�viter mussitísse conquerer�tur, méritis suis tr�buat
ómnibus in hac vita feliciórem exc�rsum, et in futára regióne regnum beatitúdinis
infinítum.
Ut s�cuti eum inter pœnas suscep�sti te confitántem,
ita nunc i�beas exaud�re pro nobis oróntem, cum ad te proclamav�rimus e terris:
|
Oh Dios, que adornaste a tu diácono Vicente con
el don de tantas virtudes, de forma que, desempeñando el
oficio de tu santo ministerio, el que había de seguir en su
pasión a tu Hijo, nuestro Señor, ministrara primero a los
fieles para su salvación el cáliz de tu mismo Cristo; haz
que nosotros desempe�emos dignamente en tu presencia los
oficios ministeriales que hemos recibido, para servirte
cuidadosamente.
Que tu santo mártir Vicente, al dirigirse, llevado por el
divino Espíritu, con expresiones duras al perseguidor
Daciano, cuando su obispo Valerio solo con leve murmullo se
había dirigido a Él en sus quejas; nos gane por sus méritos
para todos la mejor salida de este mundo, y en la patria
futura el reino infinito de las bienaventuranzas.Para que
así como a Él le recibiste por su confesión entre los
tormentos, quieras ahora oírlo cuando ora por nosotros,
mientras nosotros te aclamamos desde la tierra. |
Benedictio /
Bendición |
Deus, lumen ætérnum, qui novam lucem mártyri suo
Vinc�ntio pósito ref�lsit in cárcere, illumin�scat in cordibus vestris ad
ætérnam remuneratiónem.
R/. Amen.
|
Que
Dios, lumbrera eterna, que con nueva luz refulgió ante su mártir
Vicente encerrado en la cárcel, alumbre vuestros corazones hasta
alcanzar la eterna remuneración.
R/.
Amén. |
Et qui corpus eius in
m�dio mari dim�rsum maránis gurg�tibus revocávit ad litus, r�vocet vitam vestram
ab int�ritu et n�xiis �ctibus.
R/. Amen.
|
Y el que devolvió
hasta la playa su cuerpo sumergido en el abismo del mar, aparte
vuestra vida de la muerte y de acciones da�inas.
R/.
Amén. |
Quique
corvo obsequ�nte dilat�vit præd�cti mártyris glóriam, devotiónem vestram s�lita
propitiatióne susc�piat.
R/. Amen.
|
Y el que,
obedeciéndole un cuervo, amplió la gloria de éste nuestro
mártir, acepte vuestra devoción con su eterna benevolencia.
R/.
Amén. |
Per misericórdiam ipsíus
Dei nostri, qui est benedíctus et vivit et ómnia regit in sécula
sæculórum.
R/. Amen.
|
Por la misericordia
del mismo Dios nuestro, que es bendito y vive y todo lo
gobierna, por los siglos de los siglos.
R/.
Amén. |
Completuria
/ Oración
conclusiva |
Dómine, Deus
omnípotens, qui es vita et salus fidélium, quem ventúrum
iúdicem crédimus verum, esto nobis propítius.
Et qui hanc
oblatiónem pro nostra nostror�mque salúte, vel pro
expiatióne nostrórum peccatórum, in honórem sancti mártyris
tui Vinc�ntii tibi obt�limus, misericórdiæ tuæ opem in nos
diff�ndi senti�mus.
Ut qui iam refécti sumus ad mensú tuæ
convívium, dono tuo múneris, cónsequi mere�mur præmium
sempitérnum.
R/. Amen.
|
Señor,
Dios todopoderoso, que eres vida y salvación de los fieles:
creemos que has de venir como juez verdadero.
Sé propicio
con nosotros, para que sintamos que el auxilio de tu
misericordia se derrama sobre nosotros, que hemos ofrecido
esta oblación por nuestra salvación y la de los nuestros, y
por la expiación de nuestros pecados, en honor de tu santo
mártir Vicente; y así, los que nos hemos alimentado en el
banquete de tu mesa, merezcamos conseguir como don de tu
generosidad, el premio eterno.
R/. Amén. |
Per misericórdian tuam, Deus noster, qui
es benedíctus et vivis et ómnia regis in sécula sæculórum.
R/. Amen. |
Por tu misericordia, Dios
nuestro, que eres bendito y todo lo gobiernas por los siglos
de los siglos.
R/. Amén. |
1. Las
partes variables de la misa que aquí se ofrecen (textos
eucológicos, cantos y lecturas) junto al Ordinario (Liber Offerentium
u Oferencio)
permiten componer la misa completa. Los textos latinos
son los oficiales y est�n tomados del Missale
Hispano-Mozarabicum II (pp. 235-247) y del Liber Commicus II.
(pp. 92-95). Los textos bíblicos en español est�n tomados de la
Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal
Española. BAC, Madrid 2011. El resto de oraciones en español se toma de
la guía para los fieles utilizada en la Parroquia de San Vicente de
Sevilla en la celebración anual de la festividad, excepto: ad
orationem Dominicam, (equivocada en la guía), illatio y
post sanctus, (incompletas en la guía), se toman de Balbino
Gómez-Chacón y Díaz Alejo,
Misal Hispano-Mozárabe. Tomo II, traducción inédita facilitada en
octubre de 2015 por un colaborador del P. Balbino para su publicación en
La Ermita.
(Se recuerda que hasta la fecha no existe misal oficial en español).
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