EL OFICIO DIVINO O LITURGIA DE LAS HORAS
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EL ANTIGUO OFICIO MON�STICO HISPANO ÍNDICE
Características principales del ordo monástico Los primeros testimonios de un oficio monacal hispano son la Regla de san Isidoro de Sevilla y el ordo escurialense incluido en una versión del ordo monasterii adaptada a un monasterio femenino; si bien es posible que esta adaptación fuera incluso anterior al propio san Isidoro. Pasos sucesivos en la evolución del oficio fueron la Regla de san Fructuoso de Braga y los oficios presentes en los ejemplares del liber horarum o libro de horas que han llegado hasta nosotros. A diferencia de lo sucedido en otras zonas de Europa a los monasterios hispánicos las disposiciones conciliares no les permitieron desarrollar una liturgia independiente. Así el IV Concilio de Toledo (año 633) determinaba que los monasterios estaban obligados a practicar el mismo "culto público" formado por los oficios de Vísperas, Matutino y la Misa que se seguía en la catedral y las parroquias. Por otra parte, el Concilio XI de Toledo (año 675) en su canon 3º permitía que, sin menoscabo de lo anterior, a otras horas, los monjes celebraran su "culto privado". Este "culto privado" contaba además de las horas canónicas con otras que los monjes recitaban en sus propias celdas antes y después de aquíllas; todas con formularios sobrios, con poca variación a lo largo del año y en los que el núcleo lo constituæa la recitación del salterio. Prácticamente en el oficio monástico no se celebran fiestas y el tema fundamental de los pocos textos eucológicos, himnos o preces que acompaían a los salmos, es el de la propia acción de orar como ascesis para la unión con Dios. Las horas canónicas descritas en el ordo escurialense y en la Regla de san Isidoro eran, además de las Vísperas y Matutino del ordo catedral: completas, vigilia, tercia, sexta y nona. San Fructuoso de Braga añadió a las horas canónicas numerosos rezos peculiares. Durante el día: a prima y segunda, a cuarta y quinta, a s�ptima y octava, a décima, undécima y duodécima y durante la noche los oficios ante lectulum, a media noche y el de aurora u ordo peculiaris. Con posterioridad, la tradición monástica no sólo dio caráter de verdaderos oficios litúrgicos a todas estas horas peculiares, sino que aumentó su número con un ordo ante completa y otro post completa, con la peculiaris vigilia y el ordo post nocturnos completándose el esquema siguiente:
Esquema del oficio Ad nocturnos Los oficios nocturnos se distinguen por su simplicidad. El oficio clásico por excelencia es el ordo ad nocturnos que presenta el esquema siguiente:
Los domingos se añadían dos missae de salmos a las tres indicadas en el esquema. Los salmos se decían siguiendo el orden del salterio (currente psalterio) sin antífonas ni oraciones. Presencia del ordo monástico en el Breviario Tras la paulatina penetración en la península de la regla de san Benito y la posterior supresión del Rito hispánico, la práctica del oficio monástico hispano se fue perdiendo irremisiblemente. Sin embargo, cuando se edit� el Breviario de 1502 el encargado de su elaboración, el canónigo Alfonso Ortiz, adaptí el número de oficios del ordo catedral (los habituales de Vísperas y Matutino junto a los ocasionales de tercia, sexta y nona) al que tenía el Rito romano, para evitar un rechazo por parte de los clérigos que habráan de utilizarlo y que estaban acostumbrados a los usos romanos. Por eso, además de dividir el oficio Matutino en dos partes y titular a la segunda como Laudes, tom� del oficio monástico todas aquellas horas menores que precisó para "completar" el ordo catedral hispano; lo que explica que se encuentren en el Breviario oficios de prima, tercia sexta, nona y completas procedentes de antiguos libros de horas monásticos además de otros oficios breves que se dicen en algunas ocasiones, como los de aurora, ante completas y post completas. El Breviario de 1775 incluye además una sección titulada "Ymni de toto circulo anni" que es una colección antigua de himnos para todo el año litúrgico en la que se pueden encontrar himnos para los oficios peculiares del antiguo ordo monástico.
Miguel-R. García, 2003 |