Tempore
Belli / En tiempo de guerra |
Tristes
nunc populi, Christe redemptor,
Pacem suppliciter cerne rogantes,
Threnos et gemitus, cerne dolorem,
Maestis auxilium desuper adfer.
Dire namque fremens, en,
furor atrox
Gentis finitimae arva minatur
Saeve barbarico murmure nostra
Vastari, perimens ut lupus agnos.
Defensor
quis erit, ni pius ipse
Succurras miserans, auctor olympi,
Humano generi crimina parcas,
Affectos venia dones amare?
Abram
praesidio pertulit olim
Reges quinque tuo, conditor aevi,
Haud multis pueris nempe parentem
Prostratis reducens hostibus atris.
Moyses
gelidi aequora ponti
Confidens populum torrida carpens
Deduxit, refluens undaque hostera
Extemplo rapiens occulit omnem.
Tercentisque
viris Amalecitas
Deiecit Gedeon iussus adire,
Oppressum populum gente feroci
Liberavit ope fretus opima.
Haec tu,
cunctipotens, omnia solus,
In cuius manibus sunt universa,
In te nostra salus, gloria in te,
Occidis iterum vivificasque.
Maior quippe
tua gratia, Iesu,
Quam sit flagitii copia nostri.
Contritos nec enim maestaque corda, Clemens, vel humiles
spernere nosti.
Salva ergo
tua morte redemptos,
Salva suppliciter pacta petentes,
Disrumpe frameas, spicula frange,
Confringe clipeos bella volentum.
Iam caelum
gemitus scandat amarus,
Iam nubes penetret vox lacrimarum
Vatum, contritio plebis anhela;
Salvator placidus, iam miserere. |
Entristecidos
ahora tus fieles, Cristo redentor, mira a los que piden con
súplicas la paz, mira sus lamentos y gemidos, su dolor, y envía
desde arriba tu auxilio a los afligidos.
Pues he aquí que la furia
cruel de un pueblo vecino, bramando terriblemente, amenaza
devastar cruelmente nuestros campos con bárbaro fragor, como el
lobo que mata a los corderos.
�Quión ser�
nuestro defensor, a no ser que tú, autor del Olimpo, en tu
bondad nos socorras misericordioso, seas indulgente con los
crímenes del género humano y concedas tu perdón a los
amargamente afectados?
Con tu
ayuda, creador del tiempo, Abram sostuvo en otro tiempo a cinco
reyes, liberando ciertamente con unos pocos siervos a su
pariente después de abatir a los crueles enemigos.
Mois�s,
tomando con fe el seco camino del gélido mar, condujo a su
pueblo, y el agua desbor dándose al punto arrebat� y sepult� a
todos los enemigos.
Gede�n,
habiéndosele ordenado atacar, con trescientos hombres expuls� a
los amalecitas y, confiado en tu abundante ayuda, liberó a su
pueblo oprimido por una gente feroz.
Todo esto tú
solo, Todopoderoso, en cuyas manos est� el universo, en ti
nuestra salud, en ti nuestra gloria, tú matas y de nuevo
vivificas.
Tu gracia,
Jesús, sea en verdad mayor que la abundancia de nuestras
infamias, pues en tu clemencia no sabes desdeñar a los contritos
ni a los corazones afligidos ni a los humildes.
Salva pues a
los que has redimido con tu muerte, salva a quienes pedimos con
súplicas el pactos, rompe las lanzas, quiebra las flechas,
destroza los escudos de los que desean la guerra.
Escale ya el
cielo nuestro amargo lamento, atraviese ya las nubes la voz de
las lágrimas de los obispos y la anhelante contrición de tu
pueblo; ten ya misericordia, dulce salvador. |
Tempore Belli
/ En tiempo de guerra |
Saevus
bella serit barbarus horrens.
Frendens bella furor semper acervat
Ac respergit ovans caede recenti
Multa strage supcr laetus anhelans.
Terret continuo fervida
bello
Gens effrena, suis vasta catervis
Findens innumeris aequora ponti,
Perturbat rigidis arvaque telis.
Vertit terga
suis hostibus, ecce.
Diris ipsa cohors christicolarum
Ac per prona tremens invia perque
Turpi pulsa fugit fessa pavore.
Gens impune
ferox milia vexat,
Et crude lacerans milia truncat;
Lymphis lota sacris corpora foedis
Passim nuda iacent tradita corvis.
Aedes inde
sacras, templa dicata
Aras atque Deo sanctificatas,
Exsultans valido cuncta triumpho
Invadit spolians praedo superbus.
Urbes urit
edax barbarus ignis,
Communesque domos urit et almas;
Vinctos praedo senes ducit, ephebos,
Nuptas et viduas atque puellas.
Casum virgo
feram, virgo sacrata,
Casum virgo suum deflet amarum,
Amissumque dolet virgo pudorem
Leti ferre volens virgo laborem.
Hoc peccata
malum grande merentur
Vere nostra Deus plurima sancte,
Sed nunc suppliciter poscimus omnes,
Iam clemens famulos aspice tristes.
Immensus
penetret fletus olympum,
Ascendatque pias clamor ad aures,
Moysi nam meritis Amalecitas
Iesus stravit agens nomine clarus.
Iesu, nate
Dei cunctipotentis,
Virtus vera, salus summa labore,
Pax et certa quies ac decus omne,
Tu nunc esto tuis fautor alumnis.
Emptis parce
tua morte, rogamus,
Instaurans animos pelle timorem,
Hostes comminuens sparge fugatos,
Pacis perpetuae munera confer.
Laus et
perpes honor, gloria patri,
Laus aeterna tibi, gloria, fili,
Una spiritui gloria sancto,
Sicut semper erat, nunc et in aevum. |
El
bárbaro horrible siembra cruelmente las guerras, su furia
destructora junta una guerra con otra siempre y las esparce
exultante por la reciente matanza, jadeando contento por el
estrago general. Un
pueblo enfurecido y desenfrenado siembra el terror con continuas
guerras, surcando las vastas llanuras del mar con catervas sin
número, y perturba los campos con r�gidas flechas.
He aquí que
la cohorte misma de los cristianos vuelve la espalda a sus
crueles enemigosb y, agotada, huye temblando por pendientes y
por parajes impracticables, empujada por un vergonzoso pavor.
El feroz
pueblo los veja impunemente a millares y, golpeándolos
cruelmente, los deg¨ella a millares; los cuerpos purificados por
las sagradas aguasc yacen desnudos por doquier, entregados a los
siniestros cuervos.
Después, el
altanero bandido, exultante por su sólido triunfo, invade los
sagrados recintos, los templos consagrados y las aras
santificadas para Dios, saqueándolo todo.
El fuego
bárbaro abrasa devorador las ciudades y abrasa los edificios
públicos y venerables; el bandido se lleva atados a los
ancianos, a los jóvenes, a las casadas, a las viudas y a las
doncellas.
La virgen
llora su terrible suerte, la virgen consagrada", la virgen llora
su amarga suerte y se duele la virgen por su pudor perdido,
queriendo la virgen arrostrar la desgracia de la muerte.
En verdad,
Dios santo, nuestros innumerables pecados merecen este tan gran
mal, pero ahora te pedimos todos con súplicas: mira ya clemente
a tus afligidos siervos.
Que nuestro
inagotable llanto atraviese el Olimpo y nuestro grito se eleve
hasta tus misericordiosos oídos, pues por los méritos de Moisés
Jesús abatió a los amalecitas actuando ilustre por su nombre'.
Jesús, Hijo
de Dios todopoderoso, fuerza verdadera, salud suma en la
enfermedad, paz y descanso seguro y todo honor, s� tú ahora
defensor de tus hijos.
Te rogamos
que perdones a los que compraste con tu muerte, fortalece su
ánimo quitóndole el temor, destruye a nuestros enemigos
dispersándolos y poniéndolos en fuga, danos el don de la paz
perpetua.
Alabanza y
honor perpetuo, gloria al Padre, alabanza eterna y gloria a ti,
Hijo, gloria juntamente al Espíritu Santo, como era siempre,
ahora y por la eternidad. |
NOTAS
1.Blume, Clemens, Hymnodia Gotica. Die Mozarabischen Hymnen des alt-spanischen Ritus, Himnos nº 205
(pp.
281-282 ) y nº 206 (pp.
282-283).
Traducción: Castro Sánchez, José (introducción, traducción,
índices y notas) - García Ruiz, Emilio (col.), Corpus
christianorum in translation, 19. Himnodia Hispánica. Ed.
Brepols, Turnhout 2014, himnos nº 205. En tiempo de guerra (pp. 539-540) y nº 206.
En tiempo de guerra (pp. 541-542).
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