HYMNI /
HIMNOS (1)
Sed mox in auras
(Feria quarta. Ad
tertiam / Miércoles
de Cuaresma. Tercia) |
Sed mox in
auras igneis jugalibus,
Cursuque raptus evolavit praepeti,
Ne de propinquo sordium contagio
Dirus quietum mundus afflaret virum
Olim probatis inclytum jejuniis. Non
ante coeli principem septemplicis
Moyses tremendi fidus interpres throni
Potuit videre, quam decem recursibus
Quater volutis sol peragrans sidera
Omni carentem cerneret substantia.
Victus precantis solum in
lacrymis fuit:
Nam flendo pernox irrigatum pulverem.
Humi madentis ore pressit cernuo:
Donec loquentis voce perstrictus Dei,
Expavit ignem non ferendum visibus.
Honor, potestas.
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Más después vol� a los
vientos, arrebatado por alazanes de fuego y raudo
carro, para que el mundo terrible no insuflara el
cercano contagio de sus heces sobre este varón
ya en reposo, famoso desde antaño por sus
loables ayunos. Al
príncipe del séptuplo cielo no pudo verlo
Moisés, leal intérprete de su temible trono,
antes de que el sol, trazando su recurrente
círculo a través de los astros cuatro decenas
de veces, lo viera privado de todo sustento.
El
único alimento de sus rezos fueron lágrimas,
pues llorando en la noche con su rostro humillado
oprimió el polvo regado de la tierra humedecida
hasta que, rozado por la voz de Dios, que le
hablaba, quedó espantado ante un fuego no
soportable a los ojos.
Honor,
poder, etc.
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Transmissa raptim
praeda cassos dentium
(Feria quarta. Ad sextam
/ Miércoles de
Cuaresma. Sexta) |
Transmissa
raptim praeda cassos dentium
Eludit ictus, incruentam transvolans
Impune linguam, ne retentam mordicus
Offam molares dissecarent vividi:
Os omne transit, et palatum praeterit. Ternis
dierum, ac noctium processibus
Mansit ferino devoratus gutture,
Errabat illic per latebras viscerum:
Ventris recessus circumibat tortiles
Anhelus, extis intus aestuantibus.
Intactus exin tertiae noctis
vice,
Monstri vomentis pellitur singultibus,
Qua murmuranti fine, fluctus frangitur
Salsosque candens spuma tundit pumices:
Ructatus exit, seque servatum stupet.
Honor, potestas.
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En precipitada travesía la presa
elude el vano entrechocar de los dientes, pasando
al vuelo sin daño alguno por la lengua limpia de
sangre, no fuera que, reteniendo el bocado, las
húmedas muelas lo destrozasen con sus
dentelladas; cruza toda la boca y deja atrás el
paladar. En
el transcurso de tres días y tres noches
permaneció devorado en las fauces de la fiera:
allí vagaba por los escondrijos de sus tripas,
recorría los retorcidos meandros de su vientre,
sofocado por el bullir interior de las vísceras.
En el
intervalo de la tercera noche es expulsado
intacto de allí por la arcada de la bestia al
vomitar, allí por donde el oleaje rompe en su
final murmullante y la blanca espuma golpea los
salados cantiles. Sale eructado y atánito ve que
se ha salvado.
Honor,
poder, etc.
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(1) Traducción de Luis Rivero García en Prudencio,
Obras I. Himnos cotidianos (Cathemerinon): himno
de los que ayunan. Ed. Gredos, Madrid 1997,
pp. 192-201 |
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