Laudes
sanctorum Martyrum,
Quos sacra fecit passio
Christi conformes glori
Puris canamus cordibus:
Quos de futuris præmiis
Securos cœli milites,
Nec mundi movit vanitas,
Nec terror fregit impius
Non tenebrosi carceres,
Onus cervicis ferreum,
Non manic�, vel compedes
Mentium mutarunt gaudia.
�terni fontis etiam
Semel rigati poculo,
Sitim præsentis temporis
Refrigerabat Spiritus.
Negato pane fortius,
Non famem sentit sanctitas;
Quos pascit verbo solito
Fide bibebant uberes.
Cordis probato robore,
Velantes tot molestias
Agon suscepit publicus
Vitam petentes Martyres.
Sic Sancti, quos non
fregeram
Carcer, fames, et vincula,
Alacres in supplicia
Mundi vicerunt Principem.
Suum factorem Dominum
Christum secuti Martyres,
Post ignes, cruces, gladios,
æternis florent præmiis.
Deo Patri sit gloria,
Ejusque soli Filio,
Cum Spiritu Paraclito,
In sempiterna sæcula.
Amen.
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Cantemos con corazones
puros
las alabanzas de los santos mártires,
a quienes su sagrada pasión
hizo semejantes a la gloria de Cristo.
A quienes, seguros de las
futuras recompensas
como soldados del cielo
ni movió la vanidad del mundo
ni quebrant� el terror impío.
Ni las
tenebrosas cárceles
y el peso del hierro sobre sus cuellos,
ni las esposas de sus manos o los grilletes de sus pies
cambiaron los gozos de su alma.
Al
contrario, bañados para siempre
con el agua de la fuente eterna,
su espíritu saciaba la sed
del tiempo presente.
Aun
habiéndosele negado completamente el pan,
la santidad no siente hambre,
aquellos a quienes alimenta habitualmente
la palabra vivían llenos de fe.
Probada la
fortaleza de su corazón
mientras combatían tantos sufrimientos,
la lucha pública por la fe
recibió a los mártires que buscaban la vida.
De este modo
los santos,
a quienes no habían quebrantado
la cárcel, el hambre y las cadenas,
alegres en el suplicio vencieron al príncipe del mundo.
Siguiendo
los mártires a su hacedor,
Cristo el Señor, después de fuegos,
tormentos y espadas
florecen en las eternas recompensas.
A Dios Padre
la gloria
y con Él solo al Hijo
y al Espíritu Santo,
por los siglos eternos.
Amén. |