Barchinon l�to Cucufate vernans,
Corporis sancti tumulum honorans,
Et locum sacri venerans sepulchri,
Sparge ligustris.
Munus hoc clarum tibi Scillitana
Civitas misit, dedit et beatum
Quando Felicem populus Gerund�
Sorte colendum.
Hi, sequestrato tumuli honore,
Proprias sedes adeunt tuendas:
Barcinone Hic celebratur aura
Ille Gerunda.
Hinc cruor hujus Cucufatis almi
Factus est nostræ regionis heres:
Inde hic nobis sua membra ponens,
Vivere præstat.
Hic fide plenus, redamando Christum,
Lucis infestum patitur tyrannum;
Moxque bis seno territur beandus
Milite tortus.
C�de percussus nimia furentis,
Viscera fudit quasi peritura;
quæ reformata recipit in alvum
Sanus ad horam.
Missus in flammis, precibus minacem
Ignis admoti perimit vigorem;
Nequit adurere nimis in beato
Corpore flammam
Cratis ignit� facibus cremari
Jussus ardoris nutrimenta gliscunt;
Sed nihil Christi famulo nocetur
Suppliciorum.
Sustinet post hinc pius ille cardos
Ferreos in se ferientis ictum:
Sicque decisi capitis in �thera
Spiritus efflat.
Jam fave, Martyr, precibus clientum;
Instrue et civem; populum tuere;
Et sacerdotum pia corde mulce
Pacis amore.
Crimine dempto, animus virescat:
Pane cœlesti satiemur omnes:
Carnis elaps� vitiata membra
Spiritus ornet.
Non ruinoso perimamur actu,
Non cibis corpus, vitiisque pressum
Non in occultis animus cremetur
Igne malorum.
Ut pia tecum, Cucufas beate,
Regna cœlorum meritis tenentes,
Det Deo nostra resonans placentem
Lingua canorem,
Gloriam Patri celebrant honore:
Gloriam Nato recinent perenni,
Cum quibus Sanctus sociatus extat
Spiritus unus.
Amen.
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Vuelve,
Barcelona, a celebrar la primavera
para el glorioso Cucufate,
honra al sepulcro del sagrado cuerpo,
venerando el lugar del monumento, cábrelo de rosales.
La ciudad de la Escila te
envió este don claro,
al mismo tiempo que enviaba a Félix hasta Gerona,
para que el pueblo pueda venerarlo,
pues le ha tocado.
Los dos se
ganan el honor del túmulo:
tiene con ello lugares propios que proteger,
a uno lo venera Barcelona, con su brisa marina,
mientras al otro servir� Gerona, en el interior.
De aquí
proviene que la sangre pura de este Cucufate,
se hace heredera de nuestra región
y deponiendo aquí, para nosotros, sus gloriosos miembros,
nos ayuda a vivir.
Lleno de fe,
amando a Jesucristo,
ha de sufrir las iras del tirano que odia la luz
y lo entrega a un grupo de soldados
que lo torturen.
Herido por
la furia descompuesta,
se derraman sus vísceras por tierra;
pero vuelven después a su lugar
y sigue sano.
Arrojado a
las llamas, permanece firme en su oración,
y el fuego pierde fuerza,
no puede ya la hoguera quemar demasiado
el sagrado cuerpo.
Si con
antorchas aumentar pretenden
la fuerza natural de la parrilla ardiente,
no hay ya suplicio que doblegar pueda
a este siervo de Cristo.
Ha de
sufrir, no obstante, otros tormentos:
goznes de hierro que en su carne fijan,
hasta que al fin le cortan la cabeza
y el espíritu exhala hacia los astros.
Atiene,
mártir, las fervientes preces de tus clientes,
instruye al ciudadano, defiende al pueblo,
los p�os corazones de los sacerdotes
llena de paz.
Alejado el
crimen, se recobre el ánimo,
nos saciemos todos de celeste pan,
los viciados miembros de la carne mustia
temple el espíritu.
Que no
caigamos nunca en la ruina
con el cuerpo cargado de alimentos y vicios,
ni el alma se consuma en lo secreto
con el fuego del mal.
Y así,
contigo, Cucufate santo,
poseamos el reino de los cielos,
y otorgue Dios a nuestra pobre lengua
cantos melédicos.
La gloria al
Padre en honor se muestre,
la misma gloria en honor del Hijo,
con los que el Santo Espíritu es por siempre
un solo Dios.
Amén. |