Christus est vita véniens in orbem,
Mortis occásu p�tiens ac�rbæ,
Mortis actu, pietátis usu
V�vere donat.
S�stulit vulnus, remov�ndo mortem;
Mortis auctórem perim�ndo, surgit;
Patris ad déxteram repet�ndo, regnat
Sede supérnæ.
Hunc sequens primus St�phanus min�ster,
Sortis illátæ título dec�rus,
Quam dedit spirans Dómini benígnus
Spíritus illi.
Vadit exemplo Dómini revinctus,
T�stibus falsis adopórtus insons,
Júdicisum portans sceler�ta Sanctus
Dicta malírum.
Ore c�l�sti refellit
malígnos,
Et probat constans ratióne falsos,
Semper indígnos Dómino pol�rum
Crédere nolle.
S�xeo nimbo lapidátus; instat
Paulus, et summus lapid�ntum servat
Vestes, ut reddat líberos ad ictum
C�de cru�ntos.
S�stinet mortis r�biem proph�nam
Plenus omni pietáte cordis,
Hóstibus qu�rit véniam, mis�rtus
P�ctore grato.
�mbuit primus, hómines beátos
Corde dir�.to, j�core fidéli
In fide Christi jugul�ta telis
P�nere membra.
Qu�sumus flentes, benedícte primo
Martyr, et civis sociéte justis,
Cœlit�s clar� regiónis heres
�nclyte pollens.
Promptus hic nostrum f�cinus rem�tte:
Tolle languórem tr�bue salútem:
Conf�di hostem, r�leva m�rórem
Morte sub�cta.
Glóriam psallat chorus, et res�ltet:
Glóriam dicat, canat, et rev�lvat:
Nómini trino Deitáti soli
S�dera clament.
R/. Amen.
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Cristo
es la vida que viene al mundo;
padeciendo el ocaso de una muerte cruel,
con su acto de amor
da a los muertos el disfrute de la vida.
Suprimió la herida apartando
la muerte,
destruyendo al autor de la muerte resucita,
regresando a la derecha del Padre reina
en el trono celestial.
El primero
en seguirlo es su ministro Esteban,
honrado por el título de la suerte que le ha tocado
y que le dio el bondadoso Espíritu del Señor
inspirándolo.
Seg�n el
ejemplo del Señor va atado,
cubierto de falsos testimonios,
aunque inocente, soportando,
aunque santo, impías palabras de malvados jueces.
Con verbo
celestial replica a los malvados
y prueba con razón firme que ellos,
falsos, siempre indignos,
no quieren creer en el Señor de los cielos.
Aun lapidado
por una lluvia de piedras,
insiste y el gran Pablo guarda los vestidos
de quienes lo lapidan, para dejar libres para golpear
a los ensangrentados por el asesinato.
Resiste la
furia sacr�lega de la muerte,
pero lleno de toda la piedad de su corazón
busca el perdón para sus enemigos,
compadeciéndose en su pecho agradecido.
Es el
primero que enseña a los hombres santos,
de corazón recto y de entrañas fieles,
a entregar sus miembros abatidos por la espada
en la fe de Cristo.
Te pedimos
con lágrimas, bendito primer mártir
y conciudadano de los justos,
heredero de la región de la luz por la voluntad divina,
excelso y poderoso,
Ahora olvida
pronto nuestras ofensas,
quita la enfermedad, danos salud,
abate al enemigo, alivia la tristeza
sometiendo a la muerte.
Salmodie el
coro gloria y exulte,
diga, cante y repita gloria;
al nombre trino, única deidad,
aclamen los astros.
R/. Amén.
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