O
Rerum Dómine c�nditor ómnium,
Plectrum conténu� g�tturis �dmove,
Cert�men tr�buens p�ndere n�vitær
Athl�t� tui �nclyti.
Gliscit nam n�mi�m péctoris
�ntimum
Malens bell�geri pr�mere m�litis
Actus conspécuos, gestáque f�rtia,
Et dona tua
�ptima.
Gen�sius
ígitur ille
juvínculus
Civis ex�mius Ar�latis �ppidi,
ætátis p�ragens fl�scula præmul�
Inj�ncto
paret órdini.
Exc�ptor
ítaque dumque
nit�sceret
Ac jussa t�bulis pública scr�beret
Afflátus s�bit� múnere célico,
Quo vota
c�mulat pia.
Ext�mplæ officium
�bnuit
ímpium,
Et ceris r�nuit impr�mere manum
Cæléstis c�piens �ffici �ccola
vitæ,
vot�sque, m�ribus.
P�st evangélicus sermo ut
�ntonat,
Divérsas l�tebras per loca áppetens
Sese occ�lt� r�cipit in �bditis
Horr�re nimis
t�rritus.
Quem qu�rens v�lid� turba
sat�llitum;
Nec, ut c�perat, r�perit �spi�m;
Vastis t�m r�boans r�ctibus �rbiter
Ferrum
s�mite, cl�mitat:
Festánis præper� p�rcite
gréssibus:
Invéntum r�fugam pl�ctite p�rcite;
Qui nostra mónita t�mnere ausus est;
Nec sacros
deos �ncolit.
Quod fama r�ferens Mártyris
�uribus,
Abl�tum, neque se n�sceret, �quore
Ferv�nti Rh�danum spíritu áppetit,
Quo sorde
queant �blui.
Auro luc�dior inde
regr�diens
Rep�rtus, j�gulis st�rnitur ímpetu;
Coeli agminibus illico jungitur
Comptus
vértice l�ure».
Ob hoc Cunct�potens,
quæsumus �ffatim;
Testis quoque tui ipse prec�ntibus
Acc�ptes pl�cide vota fidélium,
Dimitt�sque
pi�culum.
Ac culp� c�mulus f�ndit�s
s�bruat:
Subcr�scat j�giter grátia �ptior;
Ut Sancti méritis cálibes r�dditi
Absc�dat
procul Él.io.
Sit trino Dómino glória
s�dula,
Regnum perpétuum, atque poténtia,
Virtúte s�litæ qui regit ómnia
Sust�ntans
pi� c�ndita.
Amen.
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SE�or,
creador de todas las cosas, mueve sin cesar el plectro de
nuestra lengua y concédenos divulgar con celo el martirio de tu
ilustre atleta. Pues
lo íntimo de nuestro corazón se llena de alegría y quiere dar a
conocer los hechos notables del belicoso soldado, sus valientes
hazañas y tus inapreciables dones.
As� pues, el
joven Ginés, ciudadano distinguido de la ciudad de Arl�s, cuando
estaba en la flor de su edad, se somete al rango a Él impuesto.
Y así, cuando
empezaba a brillar como secretario y escribía las órdenes
oficiales en las tablillas, inspirado súbitamente por un don
celestial, para colmar sus piadosos deseos,
Al punto se
niega a su impío deber y rehusa poner su mano sobre la cera,
enhelando llegar a ser ciudadano del cielo por su vida y sus
costumbres sagradas.
Después
buscando escondite en distintos lugares, como dicen las palabras
del evangelio, se escondió en sitios apartados, lleno de temor.
Aunque lo
buscan sin descanso un grupo de soldados, en ninguna parte lo
encuentran, como habían deseado; entonces el magistrado,
bramando, grita: "tomad la espada,
Seguidle con
paso rápido sin deteneros y, cuando encontr�is al fugitivo que
se atrevió a menospreciar nuestras órdenes y que no da culto a
los dioses santos, matadlo al punto".
Llevando el
rumor estas noticias a los oidos del mártir y sabiéndose no
purificado por el agua, con ardiente espíritu se dirige al
R�dano para lavar su pecado.
Es encontrado
cuando salía de Él más resplandeciente que el oro, es derribado
por el golpe de la espada y al punto se une a las milicias del
cielo, ciñendo su cabeza con una corona de laurel.
Por eso,
todopoderoso, te pedimos insistentemente que por los ruegos de
tu mártir, recibas benévolo las súplicas de tus fieles y
perdones sus pecados,
Que nuestras
muchas culpas desaparezcan completamente, que tu gracia crezca
en nosotros haciéndose más grande sin cesar, que purificados por
los méritos del santo se aleje la venganza.
Sea la gloria
sempiterna, el reino eterno y el dominio al Señor trino, que
gobierna todas las cosas con su acostumbrado poder, sosteniendo
solícitamente lo creado.
Amén.
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