La Ermita. Rito hispano-mozárabe

 

EL OFICIO DIVINO O LITURGIA DE LAS HORAS

Breviario

 

HYMNUS / HIMNO

O rerum Dómine c�nditor ómnium (1)
(Die XXV Augusti. In festo sancti Genesii. Ad Vesperum, in Laudibus / 25 de agosto. San Ginés. Vísperas y Laudes)

   O Rerum Dómine c�nditor ómnium,
Plectrum conténu� g�tturis �dmove,
Cert�men tr�buens p�ndere n�vitær
      Athl�t� tui �nclyti.

   Gliscit nam n�mi�m péctoris �ntimum
Malens bell�geri pr�mere m�litis
Actus conspécuos, gestáque f�rtia,
      Et dona tua �ptima.

   Gen�sius ígitur ille juvínculus
Civis ex�mius Ar�latis �ppidi,
ætátis p�ragens fl�scula præmul�
      Inj�ncto paret órdini.

   Exc�ptor ítaque dumque nit�sceret
Ac jussa t�bulis pública scr�beret
Afflátus s�bit� múnere célico,
      Quo vota c�mulat pia.

   Ext�mplæ officium �bnuit ímpium,
Et ceris r�nuit impr�mere manum
Cæléstis c�piens �ffici �ccola
      vitæ, vot�sque, m�ribus.

   P�st evangélicus sermo ut �ntonat,
Divérsas l�tebras per loca áppetens
Sese occ�lt� r�cipit in �bditis
      Horr�re nimis t�rritus.

   Quem qu�rens v�lid� turba sat�llitum;
Nec, ut c�perat, r�perit �spi�m;
Vastis t�m r�boans r�ctibus �rbiter
      Ferrum s�mite, cl�mitat:

   Festánis præper� p�rcite gréssibus:
Invéntum r�fugam pl�ctite p�rcite;
Qui nostra mónita t�mnere ausus est;
      Nec sacros deos �ncolit.

   Quod fama r�ferens Mártyris �uribus,
Abl�tum, neque se n�sceret, �quore
Ferv�nti Rh�danum spíritu áppetit,
      Quo sorde queant �blui.

   Auro luc�dior inde regr�diens
Rep�rtus, j�gulis st�rnitur ímpetu;
Coeli agminibus illico jungitur
      Comptus vértice l�ure».

   Ob hoc Cunct�potens, quæsumus �ffatim;
Testis quoque tui ipse prec�ntibus
Acc�ptes pl�cide vota fidélium,
      Dimitt�sque pi�culum.

   Ac culp� c�mulus f�ndit�s s�bruat:
Subcr�scat j�giter grátia �ptior;
Ut Sancti méritis cálibes r�dditi
      Absc�dat procul Él.io.

   Sit trino Dómino glória s�dula,
Regnum perpétuum, atque poténtia,
Virtúte s�litæ qui regit ómnia
      Sust�ntans pi� c�ndita.
         Amen.

 

   SE�or, creador de todas las cosas, mueve sin cesar el plectro de nuestra lengua y concédenos divulgar con celo el martirio de tu ilustre atleta.

   Pues lo íntimo de nuestro corazón se llena de alegría y quiere dar a conocer los hechos notables del belicoso soldado, sus valientes hazañas y tus inapreciables dones.

   As� pues, el joven Ginés, ciudadano distinguido de la ciudad de Arl�s, cuando estaba en la flor de su edad, se somete al rango a Él impuesto.

   Y así, cuando empezaba a brillar como secretario y escribía las órdenes oficiales en las tablillas, inspirado súbitamente por un don celestial, para colmar sus piadosos deseos,

   Al punto se niega a su impío deber y rehusa poner su mano sobre la cera, enhelando llegar a ser ciudadano del cielo por su vida y sus costumbres sagradas.

   Después buscando escondite en distintos lugares, como dicen las palabras del evangelio, se escondió en sitios apartados, lleno de temor.

   Aunque lo buscan sin descanso un grupo de soldados, en ninguna parte lo encuentran, como habían deseado; entonces el magistrado, bramando, grita: "tomad la espada,

   Seguidle con paso rápido sin deteneros y, cuando encontr�is al fugitivo que se atrevió a menospreciar nuestras órdenes y que no da culto a los dioses santos, matadlo al punto".

   Llevando el rumor estas noticias a los oidos del mártir y sabiéndose no purificado por el agua, con ardiente espíritu se dirige al R�dano para lavar su pecado.

   Es encontrado cuando salía de Él más resplandeciente que el oro, es derribado por el golpe de la espada y al punto se une a las milicias del cielo, ciñendo su cabeza con una corona de laurel.

   Por eso, todopoderoso, te pedimos insistentemente que por los ruegos de tu mártir, recibas benévolo las súplicas de tus fieles y perdones sus pecados,

   Que nuestras muchas culpas desaparezcan completamente, que tu gracia crezca en nosotros haciéndose más grande sin cesar, que purificados por los méritos del santo se aleje la venganza.

   Sea la gloria sempiterna, el reino eterno y el dominio al Señor trino, que gobierna todas las cosas con su acostumbrado poder, sosteniendo solícitamente lo creado.
         Amén. 

 

1. Breviarium Gothicum, ff. CCLXXXVII-CCLXXXVIII.
Traducción: Castro Sánchez, J. Himnos de la antigua liturgia hispánica en Sacris Erudiri nº 42, año 2003,  pp. 220-221.

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