CLem�ntis
festum celebrátur hædió:
Veníte plebes, et mir�.ini c�mpotes
Ads�clam Petri Dómini Apóstoli,
Románæ sedis tértium Ant�stitem,
Quem Christus sibi consecr�vit Mártyrem.
Hic habitándo in Urbe
Rom�lea
Adnuntiándo Christum Dóminum
Inlumin�vit The�dore Sis�nium,
Dum visum Petrum in sopórem p�rspicit;
Sic � Clem�nte baptizátus crédidit.
Hic prædic�ndo Christi
Evangélium,
Et convocándo catérvas fidélium,
Traj�ni jussu d�citur in ex�lium,
Trans Pontum mare in prær�ptum erámum
Ibi perúgit ins�gne mir�.ulum:
Aqu�rum venas ex abysso
ed�xit,
Et sati�vit sitiónees íncolas;
Qui per met�lla excid�bant mármora
Et �stuæbant tabe, et siti v�lidæ,
Pro Christi nómine portóntes supplícia.
Quos ubi cernit beátus
Pater, bino
P�culum ferre sibi, milli�rio,
Hortátur cunctos ad prædic�ndum Dóminum;
Ut suis fontem aperúret l�ticum,
Sacris salúbrem miræ confessóribus.
Quorum obláta d�m lit�ret
�mmolans
Sacer Ant�stes, méritis insígnior,
Agnum adst�re cernit sibi Dóminum,
Sign�ntem locum, quem ut idem pup�git,
Él.cit undam afflu�ntem in fl�vium.
H�c fama cunctas per gyrum
províncias
Complens, tunc plebes ad cred�ndum �xcitat:
quæ conflu�ntes, susc�pto baptísmate,
C�piunt normam fidei cathólicæ;
Condunt et �des quindec�nnas qu�nquies.
Ob hoc cresc�nte
�mul�
inv�diæ,
Prof�ndo mari m�rgitur cum ánchora,
Ibi hum�tur sepulchr�li c�meræ,
In qua rec�ptus extat nunc Ecclésia,
Ubi fidéles c�nfluunt per sæcula.
Qui cursu anni tectus aquí
v�lid�
Alto in mari subt�s undas l�titat:
Cujus rec�rrens �nnua festávitas,
Rec�dens mare fer� tria milli�ria,
Per septem dies vias præbet f�lgidas.
Cujus sep�lchrum velut aurum
rútilat,
ánchora colli ut argántum �micat:
Fiunt virtútes per fidéles p�titas
Ag�ntes Deo grátias multímodas;
Qui præstat Sanctis tanta mirab�lia.
Te ergo, Clemens martyr
alme, súpplices
Ag�nis tui celebrántes gáudia,
Te hodi�rno p�scimus cum fl�tibus,
Ut reis adsis: succ�rras lab�ntibus;
Ac per te culp� care�mus cúmulo.
Exémplo tuo versi
�
pej�ribus,
Ad meli�ra adtend�mus j�git�r,
�ptima ambión.es, et nos d�gni�s,
Mand�ta vitæ serv�mus, fel�ci�s
Ut post Sanctórum adun�mur c�tibus.
Ipsum rogámus Verbum Patris
únicum,
Et obsecr�mus alm�mque Spíritum;
Ut mundi procul �uferat jact�ntiam:
Virtútum nobis donet abundántiam:
Per quem ætérnam habeámus glóriam.
Pr�sta, quæsumus, un�ta
poténtia,
Repl�nsque globi cunctam solus m�chinam,
Virtúte firmans, ingens ad�sto glóriæ
ætérn�, cujus laus, et cleméntia,
Et honor jugis, �ffat�m per sæcula.
Amen.
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(*)
HOy
se celebra la festividad de Clemente, venid fieles, y venerad al
sucesor de Pedro, apóstol del Señor, tercer obispo de la sede
romana, al que Cristo consagr� como mártir para sí. Cuando
vivía en la ciudad de R�mulo y anunciaba al Señor Jesucristo,
Teodora, al mismo tiempo que en su oración ve y reconoce a
Pedro, devolvió la vista a Sisinio; así crey� y fue bautizado
por Clemente.
Porque
predicaba el Evangelio de Cristo y reunía a los fieles, por
orden de Trajano Clemente es conducido al exilio al otro lado
del mar Negro, a un desierto escarpado; allí hizo un
extraordinario milagro.
De
las profundidades sacó arterias de agua y sació a sus sedientos
habitantes que en las minas cortaban mármoles y se morían por la
enfermedad y la falta de agua, soportando los castigos en nombre
de Cristo.
Cuando
el santo ve que ellos traen el agua desde seis millas, los
exhorta a todos a alabar al Señor, para que milagrosamente
hiciera brotar una fuente de agua saludable para sus santos
confesores.
Mientras
el santo obispo, insigne por sus méritos, consagraba y
presentaba las ofrendas de éos, ve junto a sí al cordero del
Señor señalándole un lugar; cuando lo golpeó, hizo salir de Él
un manantial de abundante agua.
Esta
noticia se extiende por todos los pueblos de alrededor y pronto
lleva a creer a las gentes que confluyen allí, y después de
recibir el bautismo, toman la fe católica y levantan setenta y
cinco templos.
Crece
por esto la æmula envidia y Clemente es sumergido con un ancla
en la que fue recibido; ahora hay una iglesia adonde los fieles
van por siempre.
Durante
todo el año está cubierto por la masa de agua y sepultado bajo
las ondas en la profundidad del mar; al llegar su festividad
cada año, el mar se retira casi tres millas durante siete días
ofreciendo caminos llenos de luz.
Su
sepulcro brilla como el oro, el ancla atada a su cuello brilla
como la plata, se producen los milagros que piden los fieles y
de muchas formas ellos dan gracias a Dios que confía a sus
santos tan grandes maravillas.
A
ti pues, Clemente, santo mártir, al celebrar los gozos de tu
pasión hoy, suplicantes te pedimos con lágrimas que ayudes a los
reos, socorras a los débiles y que por ti nos veamos libres de
nuestras innumerables culpas .
Que,
alejados del mal, con tu ejemplo, sin descanso, tendamos a lo
más bueno y aspiremos a lo mejor, observando dignamente los
mandamientos de vida, para que después felizmente seamos unidos
al grupo de tus santos.
Roguemos
a Cristo, verbo único del Padre, y pidamos al Santo Espíritu que
aleje la vanidad de este mundo, que nos dé abundantes virtudes
por las que merezcamos la eterna gloria.
Gloria
al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo que procede,
Dios único que gobierna la máquina del mundo, ordena todas las
cosas, hace rodar los tiempos y posee el Reino siempre por los
siglos.
Amén.
(*) Traducción tomada de Castro Sánchez, J. Himnos de
la antigua liturgia hispánica en Sacris Erudiri nº 42, año
2003, pp. 171-172.
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