Insignem
Christi Crispinum laudemus martyrem,
Qui suum lavit sacro corpus sanguine;
Et unum Deum sequens Trino nomine,
Mundum relinquens, simul ejus copias,
In regno Dei consors factus Angelis.
Non blandimenta hujus
�vi
aspiciens,
Rectorem Mundi Dominum perspiciens
Illum secutus magna cum lætitia,
Paradisoque properans feliciter,
Nefandum hostem repulit perniciter.
Frontique suæ signum
Christi posuit,
Quod ipsum Dei pietas edocuit;
Quandoque serpens insultare voluit,
Sed ille forti et alacri animo
Renuntiavit invido diabolo.
Omnipotentis Dei vera gratia
Tantam Crispino tribuit constantiam;
Ut carcer, pœnæ, flagra, vel incendia,
Nec sitis corpus famesve commaculent;
Ejusque fidem violare poterant.
L�tusque miles cum cœlum
aspiceret;
Parata cervix gladium suscipiens;
Suoque fuso dedicato sanguine,
Sepulchro corpus humatum reconditur,
Astigitan� urbique reponitur.
Ad cujus corpus sacrum
�gri
veniunt,
Claudique, surdi, cœci vel lunatici,
Christum confessi salutem recipiunt:
Et vera sancti Martyris oracula,
Sanitatisque medelam accipiunt.
Tu intercessor alme Martyr
pr�vius
Pro nostris malis intercede crebrius;
Ut abluantur nostra cuncta crimina:
Animas nostras, corpusque omne liberet
De persequentis inimici insidiis.
Indulge nobis, Pater
clementissime,
Pro tui sancti intercessu Martyris,
Dele secreta, cuncta laxa crimina;
Ut annuis in tuis semper laudibus
Istud canamus festum l�ti cordibus.
Gloriam Patri personemus
famuli:
Gloriam Christo concinamus pariter;
Qui nos redemit pretioso sanguine:
Mittens in nobis Spiritum Paraclitum,
H�redes fecit in cœlesti gaudio.
Amen.
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Alabemos
a Crispín insigne mártir de Cristo,
aquíl que confesando al Uno y Trino,
lav� su cuerpo con su sagrada sangre,
dejando el mundo y sus riquezas,
hecho en el Reino de Dios compañero de los ángeles. No
mirando los regalos de este siglo,
puestos los ojos en el gobernador Señor del mundo,
le siguió con grande alegría,
caminando a prisa con felicidad al paraíso,
desech� con presteza al nefando enemigo.
Poniéndose
así Cristo en su entendimiento,
el cual desde el cielo le vio reverenciar la piedad de Dios,
algunas veces la serpiente le quiso acometer,
mas con elánimodenodado
resistió al envidioso demonio.
La
gracia verdadera de Dios omnipotente
dio a Crispín tanta constancia,
que ni la cárcel, ni las penas, ni los azotes,
ni los fuegos, ni la sed ni hambre
pudieron afear su cuerpo, ni violar su fe.
El
alegre soldado de Cristo, puestos los ojos en el cielo,
apercibida la garganta recibió el golpe del cuchillo
y derramada su sangre consagrada,
su cuerpo humano fue sepultado
y guardado en la ciudad de Écija.
A
visitar su cuerpo vienen hombres afligidos,
cojos, sordos, ciegos y lunáticos,
y confesando a Cristo reciben salud
y verdaderamente reciben divinas respuestas del Santo mártir
y medicina saludable.
T�,
glorioso mártir, enviado delante de nosotros por intercesor,
para remedio de nuestros males,
s�nos propicio para que se nos perdonen todos nuestros pecados
y que sean libres nuestras almas y cuerpos
de las asechanzas del enemigo perseguidor.
Oh Dios
Padre clementísimo,
concédenos esto por la intersección de tu Santo mártir;
perdona nuestros pecados públicos y secretos,
para que todos los años en alabanza tuya celebremos
esta fiesta con alegres corazones.
Nosotros
tus siervos alabemos al Padre
y juntamente cantemos la gloria a Cristo,
que nos redimió con su preciosa sangre
y enviándonos su espíritu consolador,
nos hizo herederos en el celestial gozo.
Amén. |