HYMNI /
HIMNOS
Ad Vesperum /
A Vísperas (1) |
Sol�mne
festum ples benígna præmite
Sebastióne mártyris Sanctíssimi,
Quo mundum l�nquens regna c�li p�ssidet:
Omnes son�ro júbilo concónite,
Christ�que vota corde puro r�ddite.
Hic litter�rum clarus, et
Christ�cola,
Et Mediol�ni �ndolis indígena,
Charus Tyr�nno erat: nam Princípibus
Sub veste ad hoc mundi�li m�litans,
F�dei ut digna mulc�ret allíquia.
Duo gem�lli ac fidéles
mílites
Marceliónis frater et Marcus pius,
Christi d�m pronæ nomen mente célerent,
Multántur diro carcer�li vínculo;
Mox audión.i óptimo Præsidi.
Ad hæc pará.tes, vel
modést� c�njuges,
Mug�tum dantes, ac pet�ntes cárcerem,
Cum blandim�ntis amic�rum n�xiis,
Natos dem�nstrant, ejul�ndo fl�gitant;
Non ut ob�re áppetant, sed dágere.
Inter pará.tum l�chrymas vel
c�njugum,
Christi c�p�runt mílites moll�scere,
Ment�sque p�næ ad dolóres fl�ctere:
Sed tunc e�rum coram erat c�tibus
Sebastiónis b�lliger fortíssimus.
Mox quibus sese obj�ciens in
médio,
Cons�lto cunctos �nstruens allíquio,
Mund�que falsa esse lucra �ndicat;
Cœl�stis regni prédicans insígnia,
Vitam fin�ri propter Christum �mperat.
His d�m Beátus
�pti�s
disc�rneret
Chorus, c�m lumen rádians ab �there,
Sebastiónem �fficit mox lúcidum,
Et palliátus jóvenis sub lúmine,
�des sunt intræ acta hæc
Nic�strati,
Cuj�sque prior Zoæ uxor crédidit,
Annos el�nguis quæ bis ternos dúxerat,
Effécta jussu Él.quens tunc Mártyris
Ejúsque dicta rit� prors�s ónsequi.
Nam se not�bat
ángelum
prosp�cere
Sacrum ten�re ante ipsum códicem,
Per quem dig�sta hauri�bat síngula:
Conf�st�m omnes ad hoc credi cl�mitant,
Ablution�mque �cy�s exp�stulant.
Sed semp�r cautus, atque
dignus pr�sagus
Sebastiónis, �mperat Nic�stratum,
Ut vinclis tenti tráditi carc�ribus
Forent co�cti; c�m jam tunc credéntibus
Baptísma cuncti consequántur �pti�s.
Quod ritæ factum crédidit et
Cláudius
Natis cum charis, et cum chara c�njuge:
C�m Polyc�rpus advocátus Pr�sbyter,
Qui persequ�ntum erat metu l�titans,
Hic baptizándis nomen dare �mperat.
Tunc nomen dantes univérsi
próprium,
Sexd�na et octo utror�mque s�xuum
Per eum tincti sunt pio in g�rgite:
Et jam ren�ti sub divína grátia,
Dies per decem l�ta psallunt cántica.
Rom� Pr�f�ctus urbis sed
Cromítius
Ad sciscit�ndum vocat sic Tranqu�llinum.
Qui de natúrum dóceret arb�itrio;
Fid�mque Christi illi plen� íntimans,
Ipsum cred�ndo sese natum �ndicat.
Cujus ed�ctus sospitáte
�rbiter,
Ven�re Sanctos «illic» clam pr�cipit:
Ven�lem pensans esse Christi grátiam,
Desp�ndet auri infiníta p�ndera,
Artus med�ri lánguidos exp�stulat.
Non hoc pot�ri distrahíndo
op�nes,
Nisi Christum credas pri�s, Sancti �nquiunt:
Tuo med�la erit nulla córpori;
Adest ipse, vovet stat�m Pr�ses crédere,
Ad�mptæ omni péctoris form�dine.
Sed mox beátior cernit eum
c�mmodæ,
De�rum ficta pri�s monstra fr�ngere,
Cult�ram nempæ n�xiam omnem p�llere,
Cunctis deléctis abn�ere prætin�s:
Quod ut ag�tur, optat ille pr�mptior.
At tunc c�p�runt Mártyres
cont�rere
D�lubra vana �peris mechónici:
Dec�rus adstat jóvenis Cromítio,
Qui cuncta curat, solvit, et pod�gricos
Nodos sup�rno pr�tinus caléthico.
Sebastióne próvido consílio
Tunc �grot�ri �mulat Cromítius:
Pr�f�ctus rei alter ait p�blic�;
Abj�cta mundi ist�us ut disp�ndia,
Futára vitæ rudim�nta c�piant.
Credit cum patre dulcis et
Tib�rtius,
Omn�sque credit própria fam�lia,
Quater et dena c�nti�s promíscua
Sacro abl�ta lav�cro discrímina,
Charismat�mque consequántur grátiam.
Antestári magnum galéstum
potíssimum,
Sanctos tuændo qui cólligit Cromíticos
Sacris præcéptis, própriis in �dibus;
Quos ille omnes sic fovet et c�mmovet,
Ut pompa nullum sæculóris �ccupet.
Furor sed quia
�ngruit
tyr�nnidis,
Hoc nullæ potest ratióne c�ntegi,
Ex sacro scripto jussus et Cromítius,
Causæ ut med�ndi l�ngi�s ab �ppido
Suo, adíret cum suis comm�rcio.
Sanctos utr�sque tunc monet
int�ntio
Sebastiónem, Polyc�rpum sanctæmque,
Ut, quis de illis iret cum e�ntibus;
Sed ambo quærunt passiónis brav�um:
In urbe ambo resid�re �mbiunt.
Sumus sed Papas Polyc�rpus
c�mmonet,
Ut adquis�tam plebem nollet l�nquere,
Nov�llam Christi rore ubi �nriget:
Mox contic�scens sacer ad hoc sénior,
Bland�mque vatis �nnuit impérium:
Tunc apud Papam reman�re
Mártyres
Marcellión.m, Marcum, Tranquillin�mque,
Tib�rtium, Cast�lium, Nic�stratum;
Cum fratre veræ Cláudio, vel fílio
Sebastiónem et Zoæ sanctíssimam:
Hos autem ipse sancta in
Ecclésia
Christo minístros ritæ omnes c�nsecrat,
Expl�ntque sacra v�geti mystéria:
Pollent divérs� sínguli offíciis,
Et prærog�t� sanitátum grátiæ.
Sit Trinitáti sempitérna
glória,
Honórque summus et pot�stas �nclyta;
quæ Trínitas Pater, Patr�sque Fílius
Cum Spíritu, unus Deus subst�ntiæ
Per cuncta regnat sæculórum sæcula.
Amen.
|
Haz pública,
pueblo fiel, la solemne festividad de Sebastián, santísimo
mártir, el día en que, abandonando el mundo, se hace dueño del
reino celestial; cantad todos con resonante júbilo y alabad a
Cristo con corazón puro. �ste,
cristiano conocedor de las letras y natural de Milán, era
querido del tirano, estando al servicio de los príncipes en su
vestido terreno para esto, para que sus palabras dignas de fe
dieran la paz.
Dos gemelos,
Marceliano y su piadoso hermano Marco, leales soldados, cuando
daban culto a Cristo con corazón dispuesto, son castigados con
una espantosa prisión, para ser oídos después por el magistrado
Cromacio.
Ante esto, sus
padres y sus virtuosas esposas llorando se dirigen a la cárcel,
entre los perjudiciales halagos de los amigos les enseían a sus
hijos y con lamentos les piden que no busquen la muerte sino la
vida.
En medio de
las lágrimas de sus padres y esposas los soldados de Cristo
comenzaron a ablandarse y a doblegar sus mentes ante los dolores
del castigo, pero entonces Sebastián, valiente guerrero, estaba
presente en aquella reunión.
Al punto se
mete en medio de ellos instruyendo a todos con sus prudentes
palabras, les revela que son falsas las ganancias de este mundo
y, predicando las maravillas del reino celestial, les manda que
por Cristo pongan fin a su vida.
Cuando el santo oportunamente pronunciaba estas
palabras, una brillante luz desde el cielo ilumin� al punto a
Sebastión y se vio a un joven vestido del "pallium", cubriéndolo
completamente bajo la luz.
Esto sucedió
en casa de Nic�strato, cuya esposa Zoe fue la primera que crey�;
ella, que había vivido seis año muda, recupera entonces el habla
por mandato del mártir y sigue sus palabras piadosamente.
En efecto,
ella gritaba que veña que un ángel tenía delante de Él un libro
sagrado, por medio del que [Sebastián] sacaba cada una de las
cosas que decía; enseguida todos gritan que creen y con presteza
piden el bautismo.
Pero
Sebastián, siempre ansioso y digno previsor, ordena a Nic�strato
que los que estaban encadenados y los que estaban encarcelados
se unieran a los ya creyentes y todos alcancen el bautismo de
forma mejor.
Hecho esto piadosamente, también crey� Claudio
junto con sus hijos queridos y su querida esposa; entonces fue
llamado un santo sacerdote, que estaba escondido por miedo a
quienes le perseguían; éste ordena que los que van a ser
bautizados le den su nombre.
Entonces todos, sesenta y ocho de uno y otro
sexo, dan su nombre, son bautizados por Él en el agua santa y,
ya renacidos bajo la gracia divina, durante diez días entonan
alegres cantos.
Era entonces gobernador de la ciudad Cromacio;
ante esto pregunta a Tranquilino quæ decía de la voluntad de sus
hijos, y Él. dándole a conocer plenamente la fe de Cristo, le
manifiesta que había sido curado por adorarle.
Informado el magistrado sobre la salud de éste,
ordena que los santos vayan rápidamente a su presencia a
escondidas; piensa que es venal la gracia de Cristo, promete
enorme cantidad de oro y pide que sean curados sus miembros
enfermos.
"No pienses que vas a conseguir esto con dinero, a
no ser que antes creas en Cristo", dicen los santos, "no habrá
medicina para tu cuerpo"; Él a su vez, quitando todo el miedo de
su pecho, promete creer al punto en estas cosas.
Mas enseguida los santos le exhortan
convenientemente a romper antes las falsas estatuas de los
dioses, a desprenderse de todo el pernicioso culto, a renunciar
inmediatamente a todos sus pecados; lo que vivamente desea Él
que se haga.
Y cuando los mártires comenzaron a romper los
vanos templetes de la ciencia astrológica, junto a Cromacio se
detiene un bello ángel que le cura todo y con un ung¨ento divino
hace desaparecer completamente los nudos gotosos.
Por el clarividente consejo de Sebastión Cromacio
finge entonces que está enfermo, y llega otro prefecto de la
república; de este modo, tras abandonar los asuntos del mundo
que le demoraban, aprende los rudimentos de la vida futura.
Con el padre
crey� también su bondadoso hijo Tiburcio y crey� toda su
servidumbre, mil cuatrocientos hombres y mujeres; sus faltas
fueron lavadas por el sagrado bautismo y todos consiguen la
gracia de los carismas.
Era Papa entonces el obispo Gayo; por sus
sagrados preceptos Cromacio reúne en su propia casa a los santos
para protegerlos, a los cuales ayuda y aconseja para que no se
apodere de ninguno la vanidad del siglo.
Pero esto no
puede mantenerse oculto por ningún medio, ya que se desata el
furor de la tiranía; por un escrito sagrado se ordena a Cromacio
que se alejara de su ciudad a la frontera con los suyos para
cuidarlos.
La solicitud
mueve entonces a ambos santos, a Sebastión y al santo Policarpo,
sobre quién de ellos ir�. con los que se marchaban, mas ambos
buscan el premio de la pasión y ambos piden permanecer en la
ciudad.
Pero el sumo
pontífice advierte a Policarpo que no abandone al pueblo ganado
y que beñe a los neófitos con el bautismo de Cristo; callando
inmediatamente ante esto el anciano sacerdote, asintió a la
suave orden del obispo.
Entonces
quedaron junto al Papa los mártires Marceliano, Marco,
Tranquilino, Tiburcio, Castorio, Nic�strato con su hermano
Claudio y con su hijo, Sebastión y la santa Zoe.
A todos ellos
consagra, según el rito, ministros de Cristo en su santa iglesia
y conánimocumplen su sagrado ministerio; cada uno sobresale de
forma diferente por sus funciones y por la gracia de curar a
ellos concedida.
Sea a la
Trinidad la gloria sempiterna y el sumo honor y el poder
ínclito, Trinidad que, Padre, Hijo y Espíritu, un solo Dios en
substancia, reina por todos los siglos de los siglos.
Amén.
|
In Laudibus /
En Laudes (2) |
Jam
nunc ad illum properare convenit,
Quia passionis tempus arguet immane
Apostolorum namque natalitio
Zoe beata dum oraret, promptior
Celso per sontem tradidit spiritum.
Dies deductos octo post,
Tranquillinus
Pauli ad aulam orans, nihilominus
Diro est hic tunc dilapidatus saxo,
Vasto dimersum corpus et in flumine;
Mens vero efflat arduo in sidere:
Horum protinus requirentes
corpora
Nicostratus et Claudius cum sobole
Diebus tenti decem, cum Castorio
Mersi marinis amnibus in fluctibus,
Explerunt dignum passionis præmium.
Torquatus Sanctis
fraudulenter nectitur,
Commento cujus capitur Tiburtius
Affectu s�vo, atque diro vindice;
Quem et mucrone imperavit plectere,
Christoque fortem consecravit Martyrem.
Sanctorum hospes Castulus
Zetarius
Captus est; Christi Martyr mox efficitur:
Postquam deinde verberati lanceis
Marcellianus sanctus et Marcus probus,
Sic laureati fundunt cœlo spiritum.
Togam Deo post acquisitam
candidam,
Pulcer ut gregem pastor Christo traditum
Sebastianus, pédagogus optimus
Insidiatur; per crudoles vincitur,
Ac servis ductus principum obtutibus:
Quem jam, Tyrannus imperat
mox impius
Duci in campum, et sagittis insui:
Sed Christi postea sanatus gratia,
Inter flagella demum vitam terminans,
Arcem sacratam evolat in �thera.
Adesto nunc beate jam
precantibus
Sebastiane; jam tuere servulos
Sancto cum illo comitatu proprio:
Dimitte culpam, atque præsta veniam;
Quo omnes fruamur gaudio cœlesti.
Fraterna Clerum charitas
conglutinet:
Nullum simultas a caterva disgreget:
Fucus, rubigo, luxus, avaritia
Abscedat; omnis impia conventio:
Christum ut mente semper pure ambiant.
Jugum, quo gens impie nunc
nos comprimit,
Tuo depelle adjumento gratiæ;
Hostis nec morbus adsit, vel penuria:
Adversa cuncta ocyus effugiant:
Pax sit perennis, functis quies placita.
Non nos in ira Judex tunc
corripiat,
Cum terror ejus fulserit in gloria:
Nec ignis vorax mancipandos adprobet,
Sed te sequentes pr�vium potissimum
Sanctorum simus compotes consortio.
Pr�sta, oramus, Trinitas
indifferens
Desiderata tibi confitentibus;
Qui solus nomen Deitatis obtinens
Pater cum Verbo, atque Sancto Spiritu,
In Trinitate regnas in perpetuum.
Amen.
|
Ya ahora conviene
acercarnos a aquellos
a quienes apremia el terrible momento del martirio;
pues en el aniversario de los apóstoles
la bienaventurada Zoe, mientras oraba devotamente,
entregó en herencia su espíritu a lo alto
Después de pasados ocho
días,
mientras Tranquilino oraba en la tumba de Pablo
fue igualmente lapidado por los crueles golpes
de las piedras y su cuerpo sumergido en el caudaloso río,
pero su alma vuela al alto cielo.
Inmediatamente
después,
cuando Nic�strato y Claudio y su hijo junto con Castorio
buscaban sus cuerpos, fueron detenidos durante diez días
y sumergidos con unas anclas en las aguas del mar
alcanzando el premio digno del martirio.
Torcuato
finge unirse a los santos,
y por su maquinación es apresado Tiburcio
y llevado a presencia de un duro y cruel juez,
el cual ordenó matarlo con la espada
consagrándolo así a Cristo como valeroso mártir.
El mayordomo
C�stulo, que hospedaba a los santos,
fue apresado, convirtiéndose enseguida en mártir de Cristo,
y después fueron lanceados
el santo Marceliano y el probo Marco;
así coronados de laurel entregan su espíritu al cielo.
Después de
ganar para Dios al grupo de blanca toga
y entregar a Cristo la grey, Sebastián, su noble pastor,
el mejor guía, es asechado
y apresado por unos desalmados
y es llevado a la temible presencia de los príncipes.
Enseguida
los impíos tiranos ordenan
que sea llevado a un campo y cosido a saetas,
pero, sanado después por la gracia de Cristo,
termina finalmente su vida entre azotes
y vuela al sagrado alcázar de los cielos.
Ayuda ahora
ya a quienes te ruegan,
bienaventurado Sebastián, protege ya a tus humildes servidores
con aquella santa comitiva tuya,
no tengas en cuenta nuestra culpa y proc�ranos el perdón,
que todos disfrutemos del gozo celestial.
Que la
caridad fraterna aglutine al clero,
que a ninguno aparte de la comunidad la rivalidad,
la púrpura, la envidia, el lujo, la avaricia,
al�jese todo impío sectarismo,
que el alma pura aspire ya convenientemente a Cristo.
Con la ayuda
de tu gracia aparta a los infieles
y el yugo que impíamente nos oprime,
están lejos de nosotros la enfermedad, el enemigo, la escasez,
huya pronto toda adversidad, haya paz perenne
y un plácido descanso para los difuntos.
No nos
arrastre el juez en su ira
cuando su terror brille en la gloria,
ni el fuego devorador nos admita para ser esclavizados,
sino que siguiéndote como al mejor guía,
gocemos de la participación en la suerte de los santos.
Te lo
rogamos, Trinidad indistinta,
concede los deseos a los que te confesamos,
tú el único que, teniendo el nombre de divinidad,
el Padre con el Verbo y el Espíritu Santo
en la Trinidad reinas por siempre.
Amén. |
Ymnus in diem sancti Sabastiani
/
Himno para el día de san
Sebastián (3) |
Sebastiani martiris sollemne est festum
Beati: plebs fidelis concine
Benigna mente canticum novum Deo
Qui dat triumphum sanctis et victoriam
Iubetque celi possidere patriam
Vir hic fuit verax modestus sobrius
Mitis iucundus valde et carissimus
Sermone clarus lingua dissertissimus
Ad hoc latebat seculi sub clamide
Regnum ut poli predicaret omnibus
De ore sancti multitudo plebium
Precepta Christi audientes inquiunt
Sit turpe nobis actenus qui viximus
Obtemperando pessimis parentibus
Christum sequamur redemtorem omnium
Sebastiane sancte noster vernule
Tu nos doce fobe guberna et protege
Ad passionem qualiter promtissimam
Venire mentem debeamus nabiter
Et fortiter crudelem hostem vincere
Fecit beatus sicut illi iusserat
Terrena cuncta mox iubet relinquere
Ex toto corde illi sicut stercora
Temnunt caduca illico et respuunt
Appeterent vitae ut futura gaudia
Parentibus cum nuntiatum protinus
Esset venire magnis cum gurgitibus:
Quid vobis et filii contigit carissimi
Perdatis ut mundi jucunda et optima
Et tenditis ad mortem ultro pessimam
Cepere sancti ad dolorem flectere
Cor ad parentum verba emollescere
Sed mox predicti martires effecti sunt
Corroborantur nimia constantia
Ad perferenda tormenta atrocia
Vobis jam Deus pandit poli januam
Ad illam ut venire sanctam patriam
Possitis in qua nulla mors sed gaudium
Perenne adque magna est iucunditas
Gustate et videte quam suabis est Dominus
Si pulcritudinem domorum queritis
Eterna civitas habet pulcras domos
Multasque mansiones in celestibus
Et angelorum ibi absque sillabis
Ter sanctum salunt multitudo iubilant
Ad laudem illic regis resonant organa
Fraglantque campi variis odoribus
Emicat jubar absque ullis umbribus
Serenitas ibi est absque nubilo
Et sempiternum lumen ibi est Deus
Quam magna multitudo est dulcedinis
Tue Deus quam te timentibus celas
Et perfecisti te valde diligentibus
Donumque gratie tue petentibus
Donas et indulgentiam piissime
Zoe beata mutaque permansera
Bis ternis cernit angelum Dei
Librum tenere de quo verba protulit
Sabastiani coram suis visibus
Clamore vocis Conditorem invocat
Beatus est credens tuis sermonibus
Sabastiane magne et mirabilis
Dixit jam credo Deum Dei Filium
Quemque meum pandit os velociter
Ut laudem illum in superna patria
Que vox potest laudes tuas Deus loqui
Que cogitare mens valet potentiam
Tuo repleti martires mox flammine
Ad passionem properant interriti
Ut te fruantur summo et bono Deo
Te adjuvante martires effecti sunt
Per servum tuum pium et sanctissimum
Sabastianum militem fortissimum
Per quos rogamus flebiles ut audias
Nostras preces noxasque omnes amputes
Adest dies percomta summis gaudiis
Que decoratam martirum victoriis Excipit sancta debota ecclesia
Ob hoc decenter in laudes altissimi
Ymnum promamus cantibus armonicis.
Hic vir inluster meritis ac verbibus
Ab idolorum ultibus [Fort�, cultibus] nefartis
Plebes convertit divinis oraculis
Cultores reddit fidei catholice
Et amatores fervidos martirii.
Promto carorum fratrum nutans animum
Affatu firmat salubri ortamine
Parentum quoque coniugumque subolum
Adque carorum infidelem animum
Fidei sancte mancipabit cultui.
Hinc principante plebium Cromatium
Nicostratum vel Claudium vel Castulum
Necnon et Zoe simul et Castorium
Adletas fecit Christi Dei filium
Quod incuntanter perferrent martirium.
Qui innobati salutari labacro
Signis coruscant virtutibus eminant
Nam quemdam lapsum quassatis iam membribus
Restaurat orans illico Tiburtius
Que cum parentes Christo munus obtulit.
Hic vir inluster merito Cromatius
Spreto profano cultu idolatrie
Aderens caste discipline fidei
Nexus dissolbit famulorum libere
Mancipans Christo quos jure possideret;
Mox se devotum exhibens Altissimo
Reliquid cuncta mundi transitoria
Adesit mente divinis obsequiis
Student [Studet] implere indita oracula
Forum spernit et secretum appetit.
Huic caterba aderent credentium,
Perferre pondus nequibens martirii
Cum quibus idem in Campano litore
Cenobialem vitam geret digniter
Deo se simul cuncti mactant hostia.
Romuleorum Principes sacrilegi
Ad hec commoti gravius deseviunt
Et exarsere furoreque ravido
In persequendo Christi testes fidei
Libamen quoque diis nollent exibi:
Tunc Papa urbis convocato agmine
Catholicorum secum remanentium
Quosdam ex illos [illis] consecrat presbiteros
Quosdam honorat decore Levitico
Ceteros omnes fecit subdiacones.
Sabastiani auctoris studio
Omnium horum armata confessio
Ad passionem prosilit intrepida
Nam Zoe victrix prima vicit dimicans
Hinc Tranquillinus triunfat felicius.
Deinde simul Claudius Nicostratus
Castor, Victorque una cum Simpronio
Sacra querentes corpora per litora
Subito capti ab insidiantibus
Salo immersi pro Christo peremti sunt.
Post hos beati preliantes pulcrius
Castulus sanctus nec non et Tiburtius
Superant ignes, tortorumque verbera:
Ense prostrati, migrant ad celestia,
Regno adsciti cum turba angelica.
Igitur temti ex hinc nobilissimi
Gemini fratres set uni vocabulo
Figuntur ligno ferreis aculeis
Stimulantur planta pedum clavibus:
Fatentes Christum lancea transfossi sunt
His universo laureati sanguine.
Rutilum sidus lucernaque fulgida
Diu latere nullatenus potuit
Sabastiani inclita presentia
Ortator quique cunctis fuit strenuus.
Hic callidorum conventus insidiis
Regi oblatus extat imperterritus
Et sciscitatur numina cur temneret?
Christum cunctanter laudando confessus est
Esse cum Patre Deum sempiterniter.
Huius ad vocem furens iudex impius
Jubet in campo hunc sagitis insui
Quo [Quod] genus pene huic ad exitium
Putans prodesse sibi ad vindicium
Amens relinquid ipsum velut mortuum:
Nullo beatus dolore conteritur
Cum armaretur divinis virtutibus
Set convalescens iam virtute preditus
Persecutorem obviat modestius
Proponens morem Christiani dogmatis.
Inmanis ille denuo deseviens
Fraglis concidi Dei sanctum imperat
Indesinenter usque dum deficeret
Set mox ut ipsam perferret sententiam
Spiritum efflat ad patria celica [patriam celicam]
Adstote Dei gloriosi martires
Adstote Christi milites fortissimi
Ferte faborem vobis obsequentibus
Patrocinate vobis diligentibus
Et sufragate Christiano cetui:
En clerus omnis adque Sacerdotium
En etas omnis sexus vel conditio
Vestris congaudent odie victoriis
Prebete cunctis congrua remedia
Ac queque vestris competunt iam meritis:
Qui postulata conferendo plebibus
Et munimenta Christo servientibus
Omnibus sitis perenne solatium
Ad reserandum paradisi aditum
Qui hujus festum veneramur gaudium.
Presta oramus Trinitas indifferens
Desiderata tibi confitentibus
Qui solus nomen Deitatis obtines
Pater cum Filio adque Sancto Spiritu
In Trinitate regnas in perpetuum.
Amen.
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Es la solemne
festividad del bienaventurado mártir Sebastián,
canta, pueblo fiel, con espíritu piadoso
un cántico nuevo a Dios,
que da el triunfo y la victoria a los santos
y les ordena poseer la patria del cielo.
Fue este un varón veraz,
honesto, sobrio,
manso, muy afable y queridísimo,
de palabra brillante y muy elocuente,
que se escondía bajo la capa del siglo
solo para predicar a todos el reino del cielo.
Al oír de
boca del santo los preceptos de Cristo,
una multitud de gentes dijo: Avergonc�rnonos,
puesto que hasta ahora hemos vivido
obedeciendo a unos padres pésimos,
sigamos a Cristo, redentor de todos.
Sebastión,
santo coterráneo nuestro,
enséñanos, conf�rtanos, guíanos y prot�genos
para llegar al martirio con espíritu pronto
y con diligencia y vencer
con valentía al cruel enemigo.
Obr� el
bienaventurado como ellos habían mandado
y enseguida les manda que dejen todas las cosas terrenales;
ellos de todo corazón menosprecian como estiércol
lo caduco y al punto lo rechazan
para buscar el gozo de la vida futura.
Tan pronto
como se les hubo dado la noticia a sus padres,
llegaron con grandes gemidos:
¿qué os ha sucedido, hijos queridísimos,
para que perd�is las cosas agradables y buenas del mundo,
y por qué os lanz�is voluntariamente a una písima muerte?
Comenzaron
los santos a doblegar su corazón
ante el dolor, a ablandarse a las palabras de sus padres,
pero al punto son confortados
por la alocución del futuro mártir
para sufrir con sobrada constancia atroces tormentos:
"Dios os
abre ya la puerta del cielo
para que pod�is llegar a la patria santa,
en la que no hay muerte, sino gozo perenne
y una gran felicidad,
gustad y ved cudn suave es el Señor.
Si buscáis
la hermosura de las casas,
la ciudad eterna tiene casas hermosas
y muchas mansiones en los cielos,
y allí la multitud de los ángeles
repiten jubilosos sin palabras tres veces santo.
Para
alabanza del rey allí resuenan árganos
y se inundan los campos de olores variados
brilla la estrella de la mañana sin ningunas sombras,
allí hay un cielo sereno sin nubes
y Dios allí es luz eterna.
�Qu� grande
es, Dios, la abundancia de tu dulzura,
que escondes para quienes te temen
y completas en quienes te aman mucho,
que a quienes te piden donas bondadosisimo
tu clemencia y el don de tu gracia!"
La
bienaventurada Zoe,
que había permanecido muda seis años,
ve que un ángel de Dios sostiene un libro,
del que revela palabras a Sebastión ante su vista,
y con el griro de su voz invoca al creador:
"Bienaventurado
es el que cree en tus palabras,
Sebastión grande y admirable", dijo,
"ya creo en Cristo. Dios e Hijo de Dios,
que abre mi boca rápidamente
para que lo alabe en la patria celestial".
�Qu� voz,
Dios. puede decir tus alabanzas?
¿qué mente puede imaginar tu poder?
Enseguida los mártires, llenos de tu inspiración,
se apresuran a la pasión sin miedo
para gozar de ti, Dios sumo y bueno.
Con tu ayuda
se convirtieron en mártires
por medio de tu piadoso y santísimo siervo Sebastián,
soldado muy valeroso;
por ellos re rogamos afligidos que escuches nuestros ruegos
y quites todos nuestros errores.
Ha
llegado adornado de supremos gozos
el día que, glorificado por las victorias de los mártires,
recibe la santa Iglesia consagrada a Dios;
por eso con armoniosos sones cantemos dignamente
un himno para alabanza del Altísimo.
Este varón,
ilustre por sus méritos y sus palabras,
convirtió a las multitudes del culto nefasto a los ídolos
a los oráculos divinos
y las volvió practicantes de la fe católica
y fervientes amantes del martirio.
Con resuelta
alocución y saludable exhortación
confirma elánimovacilante de los queridos hermanos,
consagra también a la práctica de la santa fe
el espíritu no creyente de los padres,
de las esposas y de los hijos queridos.
Después, a
Cromacio, que era el prefecto del pueblo,
a Nic�strato, a Claudio, a C�stulo,
también a Zoe y al mismo tiempo a Castorio
los hizo atletas de Cristo, Hijo de Dios,
para que soportaran el martirio sin vacilación.
Renovados
estos por el saludable bautismo,
resplandecen por sus milagros y se destacan por sus fuerzas,
pues Tiburcio curí inmediatamente con su oración
a un hombre que se había caído y tenía los miembros destrozados,
y lo ofreció junto con sus padres a Cristo como regalo.
Después
Cromacio, varón merecidamente ilustre,
menospreciando el impío culto de la idolatría,
uniéndose a la casta disciplina de la fe,
solt� libremente las ataduras de sus siervos
entregándolos a Cristo para que los poseyera por derecho.
Enseguida,
mostrándose consagrado al Altísimo,
dej� todo lo pasajero del mundo
y de corazón se uni� al servicio de Dios;
se empeña en cumplir los oráculos dados,
menosprecia la vida pública y busca la apartada.
A Él se
adhiere la multitud de los creyentes
que no podía soportar el peso del martirio,
con los cuales también lleva dignamente
una vida cenobial en el litoral campano,
y todos al mismo tiempo se ofrecen a Dios en sacrificios.
Los
sacrílegos príncipes de los romíleos,
inquietos ante esto, ejercen con dureza su crueldad
y ardieron de rabiosa ira en la persecución
de los testigos de la fe de Cristo,
porque no querían ofrecer libaciones a los dioses.
Entonces el
papa de Roma,
convocando al ejército de católicos que con Él quedaban,
a algunos de entre ellos los consagra presbíteros,
a algunos los honra con la dignidad del diaconado
y a todos los demás los hizo subdiáconos.
Armados
todos estos confesores
con el celo de su garante Sebastián,
se lanzan intrépidos al martirio; fue,
pues, Zoe la primera que victoriosa venció en la lucha;
después Tranquilino felizmente obtiene el triunfo.
Después al
mismo tiempo Claudio, Nic�strato,
C�stor y Víctor junto con Sempronio,
que buscaban por el litoral los sagrados cuerpos,
fueron inesperadamente apresados por unos que los asechaban,
fueron sumergidos en el mar muriendo por Cristo.
Tras estos,
luchando hermosamente los bienaventurados,
el santo C�stulo y también Tiburcio,
vencen el fuego y los golpes de los verdugos
y, abatidos por la espada, emigran a los cielos,
llamados al reino con la multitud de los ángeles.
Y apresados
después unos nobilísimos hermanos,
gemelos, pero uno solo por el nombre,
son sujetos a un leño con aguijones de hierro,
son traspasados con clavos en la planta de los pies
y, confesando a Cristo, son atravesados con una lanza.
Coronados
todos ellos de laurel con su sangre,
de ningún modo pudo permanecer escondida mucho tiempo
la brillante estrella y resplandeciente lámpara,
la presencia del ínclito Sebastián,
que para todos fue un valeroso exhortador.
Este,
rodeado por las asechanzas de los astutos,
llevado ante el rey, permanece impertérrito,
y cuando se le pregunta por qué menospreciaba a los dioses,
alabando a Cristo sin vacilación, confesó
que desde siempre [Cristo] era Dios con el Padre.
Enfurecido
el impío juez ante sus palabras,
ordena que sea cosido a saetas en un llano;
pensando que este tipo de castigo lo llevar�. a la muerte
y a Él le servir�. de venganza,
insensato lo abandon� dándolo por muerto.
Por ningún
dolor es abatido el bienaventurado,
al estar armado de la fuerza divina,
sino que, recuperándose, ya dotado de fuerza
se presenta con modestia a su perseguidor y le propone
la forma de vida del dogma cristiano.
El bárbaro
ordena con renovada crueldad
que el santo de Dios sea golpeado con el látigo
sin descanso hasta que muriera,
pero tan pronto como sufría la sentencia,
rinde su espíritu a la patria celestial.
Asistidnos,
gloriosos mártires de Dios,
asistidnos, valerosísimos soldados de Cristo,
favoreced a quienes os veneran,
proteged a los que os honran
y ayudad a la comunidad cristiana.
He aquí el
clero todo y el sacerdocio,
he aquí toda edad, sexo y condición
regocijándose hoy con vuestras victorias,
dad a todos adecuados remedios
y lo que compete avuestros méritos.
Que
vosotros, concediendo a los fieles
lo que piden y amparo a quienes sirven a Cristo,
seáis consuelo perenne para todos,
a fin de franquearnos la entrada del paraíso
a los que veneramos el gozo de esta fiesta.
Te lo
rogamos, Trinidad indistinta,
concede los deseos a quienes te confesamos,
tú que eres el único que posees el nombre de divinidad,
Padre con el Hijo y el Espíritu Santo,
y reinas en la Trinidad por siempre.
Amén. |
1. Breviarium Gothicum, ff.
CXCII-CXCIII.
Traducción: Castro Sánchez, J. Himnos de
la antigua liturgia hispánica en Sacris Erudiri nº 42, año
2003, pp. 251-253.
2. Breviarium Gothicum, f.
CXCIV.
Traducción: Castro Sánchez, José (introducción, traducción, índices y
notas) - García Ruiz, Emilio (col.), Corpus
christianorum in translation, 19. Himnodia Hispánica. Himno nº 165.
Para el día de san Sebastián. En Laudes. Ed. Brepols,
Turnhout 2014, pp. 446-447.
3. Breviarium Gothicum,
Ymni de toto circulo anni, ff.
XCIV-XCVI.
Las correcciones entre corchetes, son las del propio Breviario.
Traducción: Castro Sánchez, José (introducción, traducción, índices y
notas) - García Ruiz, Emilio (col.), Corpus christianorum in
translation, 19. Himnodia Hispánica. Himnos nº 166 y 167 (desde Adest dies percomta).
Para el día de san Sebastián. Ed. Brepols, Turnhout 2014, pp. 449-450 y
452-454, respectivamente.
Se recuerda que hasta la fecha no existe
traducción oficial de Breviario.
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