En
Evangel�stæ adest
Festum Luc�, Dómine,
Quem æ sæculo sublim�sti,
Pauli nam Apóstoli
M�dicus sistit c�l�stis
Spirítui vel córpori.
Hic dies canéndus dignus
M�sicis sic pl�cidis,
Quem debómus celebráre
�ntimis fortíssimis;
Ut a Christo eru�mur
Píssimis perúculis:
Iste virgo extitísse
Junctus nam c�l�bibus
Sine crímine serv�vit
Dómino in ómnibus:
Sic � Deo diad�ma
áccipit fel�cius.
Sancto Spíritu instig�nte
In Ach�j� p�rtibus
Evangélium descr�psit
Pl�bibus fidélibus,
Quod dédicit � Paulo
Vel Missum �ptimis in mánibus.
Postíaquam namque exar�.it
Actus Apostólicos;
Nam in civitæte Romæ
Ad doc�ndos pópulos
Per quem et perfécit almos
Pl�cidos Cath�licos.
Hic civis Antioch�nus
Lucas arte M�dicus;
Rurs�s et alúmnus Doctor
Gregis; nam sermónibus
Atris dedit sospitátem
Membris et spirítibus.
Sept�mdenis annis vixit,
Bis duo in �rida,
Sancto Spirit�que plenus
�biit et in Bith�nia;
Post impléta Christi jussa
P�ssidet c�l�stia.
Unde te prec�mur, Christe
Auctor fidelíssime;
Ut per ejus impetr�tum
Care�mus crímine;
Et per illum te fru�mur
Firm� beatitúdine.
Sit per ejus interv�ntum
Vera infidélium fides,
Fide�que firma v�ritas
Credéntium p�lleat,
Nihil mali arbitr�ntes
In suórum córdibus.
Sit terræ suæ pax,
M�ribus temp�ries;
Duplicántur agri messes
Centum quoque s�pties;
Sit Cath�licis defúnctis
Sempitérna glória.
Amen.
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He
aquí, Señor,
la fiesta del evangelista Lucas,
a quien asumiste
del mundo,
y fue constituido
médico del Apóstol Pablo,
para el
cuerpo y el espíritu. Este
es un día
digno de festejarse
con melodías alegres,
íntimas y
fuertes:
para que Cristo nos libre
de los peores peligros.
�l
permaneció virgen,
unido al grupo de cálibes
y sirvió en todo al
Señor sin falta.
De este modo recibió de Dios
la corona del premio mejor.
Movido
por el Espíritu Santo
escribió para los pueblos fieles
el
Evangelio
en la región de Acaia:
el Evangelio que aprendió de
Pablo,
puesto en las mejores manos.
Después
de esto escribi�,
en la ciudad de Roma,
los Hechos de los
Apóstoles,
para enseñar a los pueblos
y así llevó a la
perfección,
alegres y santos, a los católicos.
Este
ciudadano antioqueno,
Lucas, por su arte aprendido,
médico;
después discípulo
y doctor del rebaño,
dio salud a los cuerpos
y
a los espíritus enfermos.
Vivi�
setenta años,
dos veces dos en el desierto,
y lleno del Espíritu
Santo
murió en Bitinia,
y después de cumplir los mandatos de
Cristo,
posee el premio celeste.
Por
lo cual te pedimos,
Cristo, Autor fidelísimo,
que por su
intercesión
estemos libres de culpa
y por Él gocemos de ti
en la
felicidad imperecedera.
Que
por su intercesión
se torne en fe verdadera
la fe de los
infieles
y sea firme
la verdad de la fe en los creyentes,
sin
pensar nada malo en sus corazones.
Que
haya paz en su tierra,
rectitud en las costumbres,
que las
mieses del campo
se dupliquen cien veces siete;
y que los
difuntos católicos
alcancen la gloria eterna.
Amén.
(*)
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