Romane,
Christi fortis adsertor Dei,
Elinguis oris organum fautor move:
Largire comptum carmen, et faustissimum,
Fac ut tuarum mira laudum concinam.
Qui scis et ipse posse mutos
eloqui:
Plectrum palati, et faucium s�vus tibi
Tortor revulsit; nec tamen silentium
Indixit ori, quo fatebaris Deum:
Vox veritatis testis
extingui nequit;
Vel si recisis palpitet meatibus,
Christum loquendi lingua numquam defuit,
Cum prédicatur ipse verborum dator.
Nunc, martyr Sancte, poscit
te plebs infirma,
Sordes emundes, dira pellas crimina:
Ignes averni rore digno comprimas,
Et nos beandos ad superna pertrahas.
Honor sit
éterno Deo, sit
gloria
Uni Patri, ejusque soli Filio,
Cum Spiritu; quæ Trinitas perenniter
Vivit potens in sæculorum sæculis.
Amen.
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Rom�n, testigo fuerte
de Cristo Dios,
mueve sin lengua el árgano que forma
las palabras humanas,
saca de Él un poema bien compuesto,
que yo pueda cantar en alabanza tuya.
Sabes ya que los mudos, � tú
el primero �,
pueden hablar, aunque el feroz verdugo
de un golpe te arrancara paladar y fauces;
mas al silencio no pudo reducirte
porque a Cristo alababas decidido.
No se puede
extinguir una voz que resuena,
testigo fiel de la verdad de Cristo,
aunque palpiten conductos arrancados.
Nunca falt� una lengua para hablar de Cristo,
cuando el predicador rebosa de palabras.
Ahora,
mártir santo, tu pueblo te suplica:
l�vanos estas manchas, aleja los pecados,
apaga ya con lluvias torrenciales
los fuegos del infierno, llevóndonos al cielo
para ser coronados en su gloria.
Honor sea
por siempre al Padre eterno,
gloria al único Padre y a su Hijo
con el Espíritu, que perennemente
es Trinidad y vive poderoso
a través de los siglos.
Amén.
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