Hierusalem
gloriosa,
Mater una Martyrum,
Sors beata post labores,
Jus pium post turbines,
quæ tuorum l�ta cursu
Promptior adtolleris;
Terge luctum, sume plausum,
Pande portum civibus:
Excipe quos sustinebas
Post triumphos l�tior,
In quibus victrix resultas,
Da decus victori�.
Adrianus cum beata
Conjuge Natalia,
Ferculum duplex amoris,
Unio charismatis,
Munus igneum, pignus almum,
C�libe connubium:
Hoc die tibi dicantes
Vota conscienti�,
Cursibus ad te recurrunt:
Hinc ovantes invicem,
Dant Deo dona vicissim
Conjugalis gratiæ.
Enitet ille supremo
Passionis stigmate;
Hæc pi� compassionis
Destinato munere:
Cursus est diversus illis,
Sors, et una gloria.
Hic viris pro spe superna
Conligatis miscitur;
Adnotari cum Beatis
Semper optat illico:
Hincque vaccis inligatur,
Huicque rursus traditur.
Uxor hunc visura surgens
Percitis congressibus,
Carceres adit remotos,
Castra cernit Martyrum;
Osculat vincla beata,
Fert viro constantiam.
Suadit utpote Pal�str�
Vim sacræ certaminis;
Suadit hinc promissa cœli,
Suadit et plus perpetim
Voce, voto et impetrato,
Muneris instantia.
Liber hujus evocatu
Vinculis carnalibus
C�ditur, exenteratur,
Nexibus distenditur;
Et pedum compage truncus
Corpore dissolvitur.
Chara hujus in supremis
Mota conjux osculis,
Surge, dixit, pone dextram,
Quam recisam conjugi
Des mihi pignus amoris,
Des stipem dulcedinis.
His manum libens tetendit,
Quam recisit carnifex:
Nec mora mox inter ipsa
Enecatus vulnera,
Conjugem dote secunda
Sanguinis hereditat;
Quæ sacri laboris usum
Prorogans certantibus,
Quicquid est pœnale, substat
Molle tritum debile:
Pr�monet, jubet, fovetque
Provocatrix gloriæ.
Cerneres virile robur
Fervidis conatibus,
Artubus fessis mederi,
Conligare vulnerum
Inditis plagas fomentis,
Vel medelis congruis
Serviens manu, vel ore
Martyrum discrimini,
Fert eis consulta pacis,
Fert cibum solaminis;
Obsequens effecta cunctis,
Plectitur in singulis;
Qu� tamen viri corona
Per triumphos reddita,
Dum suum corpus piorum
Inlinit cruoribus,
Nil minus perfert ab illis,
In quibus hæc vicerit.
O sacrum vere honestum
Vinculum connubii!
O novus cursus laborum
Junctionis unic�!
Ambo currunt, ambo vincunt;
Est utrisque gloria.
H�c tua, Custos Superne,
Munerum diversitas,
Pertrahas, signes ad illam
Laureandos Patriam,
Qua tibi laudes Beati,
Post agones insonant.
Clarus ille hic coruscat
Michael Archangelus,
Utpote Deus patrandis
Eminens virtutibus:
Dat locum nomen vigoris
De favore muneris.
Hujus ergo imprecatu,
Vel tuorum Martyrum,
Ferto nobis hanc medelam,
Qua reatum diluas,
Criminum nodos resolve,
Da fomentum gratiæ;
Quo tremenda judicantis
Cum dies inluxerit,
Festa, quorum prédicamus,
Misceamur gaudiis;
Et quibus non est corona,
Sit fides ad gloriam.
Laus tibi per omne tempus
Trinitas indifferens,
Laus, honor, virtusque summa,
Singularis gloria;
quæ Dominum te sæculorum,
Personet in sæcula.
Amen.
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Jerusal�n gloriosa,
madre única de mártires, bienaventurada herencia después de las
fatigas, piadosa ley después de las tempestades, que gozosa por
la carrera de los tuyos los ensalzas con presteza.
Seca nuestro llanto, recibe
nuestro aplauso, abre tu puerto a tus conciudadanos, acoge con
alegría después de sus triunfos a quienes esperabas, da el honor
de la victoria a aquellos en quienes tú exultas victoriosa.
Adrión con
su bienaventurada esposa Natalia, doble manjar de amor, unión de
gracia, presente inmenso, prenda santa y casto matrimonio,
Ofreciéndote
en este día los deseos de su conciencia, en su carrera hacia ti
corren desde aquí animándose mutuamente, uno después de otro
ofrecen a Dios los dones de la gracia conyugal.
Brilla Él
por el supremo estigma de la pasión, ella por la firme
ofrenda de su piadosa compasión, la carrera es distinta para
ellos, su herencia una misma gloria.
Este se
mezcla con unos varones unidos por la esperanza de lo alto, al
punto desea vivamente ser inscrito con los bienaventurados,
por una parte es atado con collares de hierro, por otra, además,
encerrado.
La esposa,
levantándose para ir a visitarlo, con paso apresurado se dirige
a las apartadas cárceles, ve al ejército de mártires, besa sus
bienaventuradas ataduras y lleva constancia a su marido.
Naturalmente
lo persuade a la ocasión de lucha del sagrado combate, después
lo persuade a las promesas del cielo, y lo persuade a seguir
sufriendo, alcanzando con las palabras su deseo, la proximidad
de la recompensa.
Libre de las
ataduras de la carne por las exhortaciones de ella, es golpeado,
es torturado, es estirado en sus articulaciones, y en su cuerpo
el tronco es separado de la articulación de los pies.
Conmovida su
querida esposa, en medio de sus últimos besos le dice: "Levanta,
extiende tu diestra para que cuando sea cortada me la des a mí,
tu esposa, como prenda de amor, me la des como óbolo de
dulzura".
�l de buen
gado les tendió la mano, que el verdugo cort�, y sin demora,
agotado enseguida por las mismas heridas, hace a su esposa
heredera de la dote segundac de su sangre.
Ella,
extendiendo a los que luchan el beneficio de su sagrado
esfuerzo, les advierte que todas las penalidades que les quedan
son suaves, triviales y fáciles, los ayuda y los conforta
incitándolos a la gloria.
Se podía ver
el vigor propio de un hombre curar con ferviente empeño los
exhaustos miembros y cerrar las llagas de las heridas aplicando
los calmantes y remedios adecuados.
Sirviendo de
palabra y de obra al peligro de los mártires, les ofrece
consejos de paz, les ofrece el alimento de su consuelo y,
haciéndose seguidora de todos, sufre en cada uno.
Pero ella,
otorgada a su marido la corona tras el triunfo, mientras unge su
propio cuerpo con la sangre de los santos, nada en absoluto
sufre de aquellos los que ella venci�.
�Oh sagrado
y verdaderamente honesto vínculo del matrimonio!, joh
desconocidos caminos de las fatigas de la única unión., ambos
corren, ambos vencen, y los dos tienen la gloria.
Que esta
diversidad de tus dones, guardión celestial, arrastre a los
perezosos, para ser coronados de laurel, a aquella patria en la
que los bienaventurados, después de su lucha, hacen sonar
alabanzas en tu honor,
Que ahora el
luciente y brillante arcángel Miguel �quión como Dios?, que se
distingue por realizar milagros, dé lugar al vigor y nos dé el
don de la recompensa.
As� pues,
por su intercesión y la de tus mártires concédenos el remedio
para lavar nuestras culpas, deshaz los nudos de nuestros
crímenes y danos el bálsamo de tu gracia,
Para que,
cuando brille el día tremendo del juicio, nos unamos a los gozos
de aquellos cuya festividad proclamamos y tengan fe para la
gloria aquellos que no tienen la corona.
Alabanza a
ti por siempre, Trinidad indistinta, alabanza, honor y fuerza
suma, gloria única, que te cante a ti como Dios por los siglos
de los siglos. |