O
Dei perénne Verbum,
Patris ore pr�ditum,
�rganum, qui imbec�lle
�dmoves Inf�ntium
Dans eis spir�.e flatum,
Vocis ut promant sonum:
Tu pius ad�sto nobis,
Salve fibras g�tturis,
Ora �nstrue loqu�lis,
Corda reple l�crymis;
Ut sacr�rum festa dignis
Pr�cin�mus cánticis.
Ecce Justus, ecce Pastor,
Ambo juncti sánguine,
Quos pia fraternitátis
V�nxerat germánitas,
Junxit æquális sacr�t�
Passiónis �nitas.
Hi tamen scholis reténti,
Dum instruántur l�tteris,
Audión.es, qu�d tyr�nnus
Intrat urbem p�rsequens,
Illicæ scholam relénquunt,
Et tabíllas �bnuunt:
�ppetunt cursu deánde
Præsidis præséntiam,
Et crucem Christi sequ�ndo,
Corpus armant débile,
Quo triúmphos passiónis
Exped�rent f�rtiter.
Hoc rep�nt� Dación.
Nunción.es, �nquiunt:
Ecce adveníre Christum
Profit�ntes párvuli,
Mortis ultr� passiónis,
Atque c�des pérpeti.
T�rbidus ast inde Pr�ses
C�ncitans sentóntiam,
Ad suos fruces minístros,
Ut teneántur cl�mitat:
F�stibus jubens ten�lla
Dissec�ri córpora.
Tunc sacr�t� voce sese
Adloquántur ínvicem:
Temn�rent ut tempor�les
Rit� p�nas córporis,
quæ futárum possidérent
Gáudium cum ángelis.
�udiens mox Daciónis
Mártyrum constántiam,
Excitátus in fur�re
Dictat hanc sentóntiam:
Ut perúmpti ambo fratres
Morte dir� int�rcidant.
Pr�tinus eos fur�ntes
P�rtrahunt sat�llites
Ad locum campi patántem,
Quem ferunt Laudébile:
Ense ill�c verberéntur,
Laureántur sánguine.
O locum veræ beátum,
Quo cruor recónditur
Sanctus ille Parvulórum
Ad salútem pl�bium!
Quov� multa sanitátum
Signa �gris �fluunt.
Nempe hæc Div�na virtus
Vincit iras D�monum;
Curat ulcus, membra sanat,
Et dolóres témperat,
Vota cuncto�rum rec�ptat,
Et ru�ntes s�blevat.
Jam tuærum passión.
Freta gaudet c�vitas
Jure Complut�nsis, almo
Quo l�veris sánguine;
Et Gem�llis mox cam�nas
Redde voto débitas.
Hinc, Deus, te postul�mus,
Ut prec�ntes áudias:
Pelle morbos, solve vincla,
Et reléxa crímina;
Atque inlési futáram
Appet�mus P�triam.
N�minis tui amórem
Da tuis in s�rvulis,
Tempor�le nil am�mus,
Dilig�mus ínvicem:
Te sequ�mur, te canémus,
Te fru�mur pérpetim.
Laus tibi per omne tempus,
Trínitas indáfferens,
Laus, honor, virt�sque summa,
Singul�ris glória;
quæ Deum te sæculórum
P�rsonet in sæcula.
Amen.
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Oh palabra divina eterna y santa,
Del pecho paternal de Dios salida,
Que a la tierna voz y a la garganta
De los niños moviendo y dando vida,
Un espíritu le das, con que levanta
La simplecita voz mal entendida.
Y haces que te ensalcen y te alaben
Los pequeñuelos que aun hablar no saben. T�,
piadoso Señor, nos favorece:
Las cuerdas suelta en las gargantas, suene
Con palabras la voz que a ti enderece:
Y el corazón de lágrimas se llene,
Para que sea cantada, cual merece,
De estos Santos la fiesta tan solemne.
Y porque pueda yo alabar cantando
los que muriendo te iban alabando.
Veis aquí al
Justo y al Pastor gracioso
Con vínculo de sangre ambos unidos,
Que a los que de hermandad un piadoso
Parentesco y amor tenia prendidos,
Prendió también con nudo mas premioso
Un tormento y pasión y unos gemidos.
Mas ya con libertad los premia el Cielo
A los que con prisión apremió el suelo.
Estos oyeron
en la escuela estando,
Do las primeras letras aprendían,
Que con sayones un tirano entrando
Por la ciudad, cristianos perseguían.
El escuela dejaron, arrojando
Las cartillas pequeñas que leñan.
Oh dichoso arrojar de las cartillas,
De do nacieron tantas maravillas.
Van a buscar
desde allí corriendo
La presencia del fiero Presidente,
Y de Cristo la santa Cruz siguiendo,
Arman el cuerpo débil y inocente:
Porque el triunfo de la pasión muriendo,
Alcanzasen osada y diestramente.
¿Quén vio a la niñez tan fuerte, que osa
Acometer batalla tan furiosa?
De esto
súbitamente a Daciano
Le dan nueva diciendo de esta suerte:
Mira que está aquí un niño y un su hermano,
que confiesan a Cristo, y quieren verte,
cada cual por el nombre de cristiano
dice que sufrir� pasión y muerte.
Y mil tormentos antes de morir,
Y mas, si mas hubiere que sufrir.
Turbado de
esto el crudo Presidente,
De ira y furor los ojos encendidos,
A sus ministros, dura y feroz gente,
A grandes voces dice: sean prendidos.
Y con azotes manda fuertemente
Sus ternezuelos cuerpos sean heridos.
Y que la carne blanca y delicada
fuese con golpes ásperos rasgada.
Entonces con
palabras muy subidas
Se hablaron el uno al otro hermano:
Ahora es tiempo de que sean sufridas
Las penas temporales del tirano,
Porque después nos sean concedidas
Las alegrías del gozo soberano.
Para que con los ángeles vivamos,
Ahora, hermano, es tiempo que muramos.
Oy� Daciano,
airado y muy furioso,
De los Mártires la constancia pura,
Y encendido con un furor rabioso,
Pronuncia esta sentencia con locura
Que ambos fuesen (� caso doloroso)
Destruidos por muerte amarga y dura.
Obedecieron bien los carniceros,
Al bien tan tardos, cuanto al mal ligeros.
Porque a ambos
arrastrando los sacaron
Los feroces verdugos sin tardanza,
Y a un campo llano y ancho los llevaron,
Que llamaban el campo de alabanza:
A ambos el blanco cuello les cortaron:
Cada cual con su sangre palma alcanza,
Y así quedan en tierra degollados,
Y allí en el alto Cielo coronados.
Oh lugar
verdaderamente santo,
Que tienes de los niños escondida
La sangre, por quien Dios concede tanto,
Que a muchos pueblos da salud y vida.
Y de quien mana a los enfermos cuanto
Les puede dar la sanidad cumplida.
Dichosos los que junto a ti habitamos,
Pues de tus gracias y virtud gozamos.
Que en ti la
gracia y la virtud divina
Vence de los demonios los furores:
Las llagas cura, al cuerpo es medicina,
Y le templa y aplaca los dolores.
Oraciones recibe a la contina,
Levanta a los caídos pecadores.
Y hace otros milagros y señales,
En bienes convirtiendo nuestros males.
Gózate ya en
la muerte confiada
De estos Santos, � Alcalá de Henares,
Y en la sangre bendita en que lavada
Est�s, y que te ensalza entre millares:
Y a estos niños como eres obligada
Ofrece fiestas, himnos y cantares,
�igase en ti perpetuamente el son
De los cánticos dulces de Sión.
Aqu�, buen
Dios, aquí te demandamos
Oigas los que te ruegan humillados.
Suelta el mal y cadenas en que estamos,
Y los lazos afloja a los pecados.
Porque así libres más apetezcamos
Aquesos reinos bienaventurados.
Aquese gozo y bienaventuranza
Do nada hay que alcanzar, que no se alcanza.
De tu nombre
un amor nos da inflamado
A los que por tus siervos nos tenemos,
Ningún bien temporal de nos sea amado,
Y unos a otros mucho nos amemos.
A ti sigamos, tú seas alabado,
Contigo, en fin, de ti sin fin gocemos:
Sin miedo de mudanza ni siniestro,
A mayor gloria tuya, y más bien nuestro.
Loor por todo
tiempo te sea dado
Trinidad en esencia indiferente,
Loor, honra y virtud en sumo grado
Singular gloria, imperio eternamente.
Por lo cual de los siglos seas nombrado
Un Dios, un padre, un rey omnipotente.
Así lo diga el cielo, así el profundo,
así también lo diga todo el mundo.
Amén.
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