EL OFICIO DIVINO O LITURGIA DE LAS HORAS
Breviario |
EDICIÓN ACSíMIL DEL BREVIARIO DE 1775. INTRODUCCIÓN (*) El cardenal Lorenzana y su edición del
Breviario Mozárabe.
Respecto a los oficios del grupo temporal hay que destacar muy especialmente el que corresponde al primer domingo de Adviento (pp.l-8). Dado que en todo el Breviario no aparece descrita con detalle la estructura de las Horas mayores (1) (los oficios de la mañana y de la tarde) en general, en los oficios de este día se detallan los elementos comunes, saludos, gestos, y salmos comunes a todos los días. Un ejemplo de esto son los salmos ciento cuarenta y ocho, ciento cuarenta y nueve y ciento cincuenta que se recitan a diario en el oficio de la mañana. Hay que notar que el Adviento en el rito mozárabe consta de seis semanas, pero el Breviario no proporciona oficios distintos para cada uno de los días, sino sólo para lunes, miércoles y viernes. Se entiende que los días restantes, si no se celebra un santo se repite el oficio anterior. Ya en estos textos del tiempo de Adviento aparecen dos rasgos característicos del Breviario: los continuos reenvíos de unos lugares a otros, lo cual hace que en el rezo público su manejo resulte pesado (aunque menos que la colección de libros previa a la reforma cisneriana), y en segundo lugar la falta de precisión respecto a la ordenación del oficio en determinados días, que debía ser suplida por las costumbres de la capilla mozárabe. Los oficios del ciclo de Navidad son extremadamente largos, con una profusión de antífonas y oraciones desconocida en Adviento, y en esta parte se mezclan también los santos de los días que siguen a la Navidad. En los días penitenciales que corresponden al comienzo del año encontramos, junto con los oficios vespertino y matutino las horas menores de tercia, sexta y nona que no habían aparecido antes, pues son características de estos días de penitencia. Una vez pasada la solemnidad de Epifanía el Breviario ofrece una serie de ocho domingos cuyos formularios se emplear�. no sólo en este tiempo, sino incluso después de Pentecostés, ya que no hay un formulario distinto para todos los domingos del año. Asimismo, la primera semana después de Epifanía encontramos los formularios para los días de feria en los que no se celebran santos. Estos días se rezan algunos salmos completos en el oficio matutino además de los que ya hemos visto que se repiten. Los formularios feriales se emplean no sólo dicha semana, sino también el resto del año cuando no hay otro oficio. Debemos destacar que los viernes se recita el oficio por los enfermos y los sábados un oficio votivo a la Virgen María, obra, posiblemente, del canónigo Ortiz con elementos de la tradición mozárabe. El comienzo de la Cuaresma aparece un miércoles de ceniza, que no existía en los manuscritos, pero fue dispuesto para uniformar esta liturgia con el rito romano, pues realmente la Cuaresma comenzaba el domingo primero de Cuaresma. No podemos dejar de destacar el hermoso oficio de las segundas Vísperas de este domingo, en el que se despide al Aleluya, como si se tratara de un peregrino que se aleja, pues no se volverá a entonar hasta la Pascua (pp.138 141). Durante la Cuaresma los oficios matutinos y las tres horas menores se caracterizan por una mayor abundancia de salmos y largas lecturas. Hay que destacar que no existe en el breviario un ciclo claro de distribución del salterio a lo largo de una semana o un grupo de semanas: en muchos oficios apenas se rezan salmos completos (excepto los que se repiten siempre) y sólo en parte de la Cuaresma y las ferias penitenciales encontramos esta presencia del salterio. Respecto al tiempo Pascual se debe señalar que el Breviario ofrece formularios para la octava de Pascua y para cada uno de los domingos siguientes, pero no para las ferias. Una vez más encontramos un elemento que no ha quedado perfectamente definido. Los días finales de Pascua antes de Pentecostés cuentan con ferias penitenciales al estilo de las ya indicadas. después de Pentecostés volvemos a encontrar de nuevo textos dominicales que sirven para los domingos durante el año carentes de formularios propios. Este primer núcleo del Breviario finaliza con las ferias penitenciales previas a las fiestas de san Cipriano y san Martín (pp.431-450). Después de esta larga sección del ciclo temporal, de cuatrocientas cincuenta páginas encontramos el salterio, los cánticos y los himnos. En bastantes ocasiones los oficios anteriores indicaban los salmos, cánticos e himnos que se debían rezar en cada ocasión y el lector debía acudir a este apartado del Breviario. Como indicamos antes, en esta parte la numeración ha cambiado: de números arábigos a romanos, y ha comenzado de nuevo. Además de los ciento cincuenta salmos, se leen setenta y seis cánticos bíblicos, a los que se añade el himno de composición eclesiástica Gloria in excelsis Deo. Un grupo bastante amplio de himnos siguen a los cánticos, aunque ya Lorenzana presentó algunos himnos en los oficios de cada tiempo litúrgico y posteriormente en los oficios de santos; en esta parte solamente aparecen los himnos que no están en el resto del Breviario. Debemos señalar que los himnos cuentan con algunas anotaciones críticas. Encontramos algunos himnos para los que no existen oficios en el Breviario, como para la consagración de un iglesia o la ordenación episcopal; esto no es extraño pues esta parte del Breviario corresponde, como ya dijimos, a un manuscrito publicado por Lorenzana tal como lo encontr�: no unificó su contenido con el resto de la obra. Después de los himnos vienen las horas canónicas de la tradición monástica. Se trata de un liber horarum, que Ortiz había colocado en mitad del salterio, a continuación del salmo ciento diecisiete y que Lorenzana sitía después de los himnos. Esta modificación era algo obligado, pues ya hemos dicho que Lorenzana publicó íntegro el salterio mozárabe conforme al manuscrito antes citado, de manera que estas horas canónicas debían pasar al final. Antes hemos hablado de tercia, sexta y nona para las ferias penitenciales, aquí encontramos aurora, prima, tercia, sexta, nona y completas. La estructura de estas horas, que tienen siempre los mismos salmos mientras que otros elementos son variables, es bastante distinta de las horas menores que encontramos en los días penitenciales. La explicación de esta divergencia es que proceden de tradiciones distintas: las horas menores de los días penitenciales son parte del oficio catedral, mientras que estas del liber horarum corresponden a la tradición monástica. Asimismo la estructura de las completas, última oración del día, es bastante compleja, posiblemente porque Ortiz encontr� algunos manuscritos poco claros o no fue capaz de interpretar los; la edición de Lorenzana simplemente transcribió la de Ortiz. Es significativo que en la selección de oficios publicada por Lorenzana en M�xico las completas están bastante simplificadas (2), y se omitan una serie de elementos finales algo confusos. Concluye esta parte con las oraciones para bendecir la mesa. Los oficios comunes comienzan con el de enfermos, que se reza los viernes si no hay otro santo y el oficio de difuntos, de una gran extensión. Aun manteniendo las fuentes mozárabes, Ortiz asimil� la estructura de este oficio a los tres nocturnos de la liturgia romana del momento y así quedó en la edición de Lorenzana. A continuación encontramos los oficios comunes de santos. Estos textos eran muy usados, pues bastantes santos no tenían oraciones propias y era preciso tomarlas de estos comunes; es significativo que en el extracto antes citado aparezcan también estos oficios comunes de santos. Por otra parte las diversas categorías de santos se organizan por el número de capas: seis capas, cuatro capas o dos, lo cual nos remite al diferente grado de solemnidad en las celebraciones corales. Los comunes que ofrece el Breviario son los de mártires, confesores y vírgenes, con algunos matices ulteriores. Finalmente están editados los oficios propios de los santos, una parte que llena casi doscientas páginas. Sólo algunos santos tienen un oficio propio completo, para la mayoría remite al común y para otros muchos presenta algún elemento propio, como el himno, o algunas antífonas y oraciones y el resto se debe tomar del común. Tambión debemos señalar las grandes diferencias de extensión entre unos oficios y otros. En algunos casos se multiplican las antífonas y oraciones, y los himnos se extienden por varias páginas, mientras que en otros simplemente aparecen la serie de tres antífonas y oraciones en la primera parte del Matutinum, y algunas pocas estrofas en su himno. Esta parte concluye con un apéndice de veintiuna páginas, en las que de nuevo se reinicia la numeración y cambia su forma, pues vuelve a los números arábigos. Como ya indicamos en este apéndice Lorenzana sitía los oficios que estim� más tardíos, aunque posiblemente Ortiz los compusiera con elementos de la tradición mozárabe.
Estructura de los oficios litúrgicos En el apartado anterior hemos indicado la gran variedad de oficios y la diferente estructura de los mismos 5. Describimos ahora con más detalle cómo está dispuesto cada oficio, sin dejar de tener presente que no hay una perfecta uniformidad, y aun dentro de una misma clase de oficios a veces encontramos ciertas diferencias. Por otra parte la regula que indica la organización del oficio no es demasiado precisa, y se debe recurrir a los diversos formularios para captar la estructura de los oficios. En primer lugar constatamos que los oficios de los santos, los de las fiestas y los domingos comienzan por la tarde del día anterior, con el Oficio de Vísperas; en cambio las ferias penitenciales y las ferias del tiempo durante el año comienzan con el Oficio Matutino. El Oficio de Vísperas se inicia con el versæculo: In nomine Domini Nostri Jesu Christi lumen cum pace. Esta frase es el resto que queda en el breviario del antiguo lucernario con el que comenzaba dicho oficio. A continuación viene una antífona en forma responsorial que se denomina Lauda y que en ocasiones (algunos domingos y fiestas) es seguida por una oración. Los días festivos se canta a continuación otra antífona también responsorial, llamada Sono. En todos los oficios siguen dos antífonas en forma responsorial que son designadas de diversa manera según los oficios; a veces los comunes ofrecen varias antífonas de esta clase para elegir entre ellas. Una vez recitada esta parte del oficio el Breviario presenta siempre un himno, cuya extensión varón bastante según los diversos oficios. Este himno se concluye con una invitación a la oración que se designa Supplicatio; a esta invitación los fieles responde con la frase: Praesta aeterne omnipotens Deus y se canta el Kyrie eleison. La oración principal de las Vísperas se denomina Capitula y la recita el que preside después de los Kyries. Dicha oración está seguida por el Pater noster, que como es habitual entre los mozárabes se reza con los amén intercalados entre las peticiones. Una vez rezado el Pater, el sacerdote lo concluye con una oración, de la cual existen dos formularios a lo largo del breviario. Posteriormente el sacerdote bendice al pueblo, se canta otra antífona responsorial denominada Lauda, que concluye con una oración. Se termina con la fórmula: In nomine Domini nostri Jesu Christi perficiamus cum pace , a la que el pueblo responde: Deo gratias . Al final del oficio existe la Conmemoratio, que consta de otra antífona y una oración, igual para todos los días del año. La estructura del Oficio Matutino es bastante más complicada y varón más según los oficios del año. El oficio dominical comienza con el himno Aeterne rerum conditor seguido de una oración. A continuación se rezan los salmos tres, cincuenta y cincuenta y seis, con sus correspondientes antífonas y una oración conclusiva. Sigue una serie de tres antífonas en forma responsorial con una oración cada una. Como se puede apreciar esta estructura de antífona-oración es muy característica del oficio mozárabe. Concluidas las antífonas y oraciones el oficio pasa a la segunda parte, denominada por Ortiz In laudibus, con lo que se asemejaba más al oficio romano. En esta parte hay un cántico bíblico, generalmente del Antiguo Testamento, el cántico del libro de Daniel tres, denominado Benedictus, otra antífona denominada Sono. Tanto el cántico primero como el de Daniel cuentan con sus respectivas antífonas y a veces van seguidos de una oración. después del Sono se recitan los salmos ciento cuarenta y ocho, ciento cuarenta y nueve y ciento cincuenta, se lee un pasaje de la Escritura, al que el pueblo contesta Amén./em>. Sigue el himno, con la Supplicatio, Capitula, y Pater noster, como en Vísperas y por último encontramos otra antífona, llamada Lauda y la bendición, aunque a veces en lugar de la bendición hay una oración. Al igual que en Vísperas el Breviario presenta una Conmemoratio para todos los días del año, aunque su texto es distinto de la que hay en Vísperas. La estructura del Oficio Matutino en las grandes fiestas del tiempo litúrgico y de los santos es parecida a la del Domingo, pero sin el himno inicial ni la serie de los tres salmos. Estos salmos se sustituyen por uno de ellos, que indica cada oficio (generalmente el salmo tres) con su oración. Sigue la serie de antífonas y oraciones, que a veces se encuentra multiplicada y en lugar de una única serie encontramos dos, tres o más. La parte denominada in laudibus es igual que la del domingo. Hay algunos domingos, como los del tiempo de Pascua y el domingo de Pentecostés, que siguen este mismo esquema de los días festivos. Por su parte los días feriales también presentan una estructura algo distinta que se emplea durante las diversas ferias penitenciales que hay a lo largo del año, las ferias del tiempo ordinario y los días feriales de Cuaresma. Estos oficios tienen sus diferencias respecto a los otros oficios matutinos ya vistos: carecen del himno aeterne rerum inicial y de los tres salmos, en lugar de los cuales simplemente hay uno con su antífona y oración. A continuación, en lugar de las antífonas responsoriales y sus oraciones, encontramos salmos o partes de salmos, con antífona y oración. Se mantiene el número de tres salmos con oración. Respecto a la parte in laudibus en ocasiones, como en Cuaresma, es introducida por el salmo cincuenta, pero en otros oficios comienza directamente por el cántico con su antífona. En lugar del cántico de Daniel encontramos otra antífona en forma responsorial denominada Matutinarium y a continuación los tres salmos ciento cuarenta y ocho, ciento cuarenta y nueve y ciento cincuenta. El resto es prácticamente igual que en los restantes oficios. Con todo hay algunas peculiaridades según las diversas ferias: en las que siguen a la Epifanía encontramos la bendición, mientras que en otras no. Por otra parte en las ferias de Cuaresma hasta el viernes de la tercera semana hay salmos completos en la primera parte del oficio matinal, pero desde ese día aparecen las antífonas en forma responsorial; asimismo algunos días aparece el canto de Daniel, mientras que otras veces no. En las ferias penitenciales y los días de Cuaresma encontramos las horas de tercia, sexta y nona, aunque no todas en todos los casos. Estos oficios constan de dos lecturas iniciales, que en tiempo de Cuaresma suelen ser extensas, y tres antífonas responsoriales con un salmo y una oración. Entre el último salmo y su oración se suele intercalar un responsorio, unas preces y un himno. Concluye la hora con la oración y el Padre nuestro. En las ferias de cuaresma, a partir de la cuarta semana en lugar de los salmos encontramos antífonas en forma responsorial. En algunos casos, fuera de la Cuaresma, no está indicado el himno; en las ferias que siguen a la Epifanía, es decir, las del tiempo ordinario, las dos lecturas se sustituyen por un breve versæculo del libro de los Proverbios; en dichas ferias sólo se presenta la hora tercia. Para recitar las horas menores los restantes días del año se debe recurrir a los formularios que se encuentran después del salterio. La hora llamada Aurora consta simplemente de antífona, un salmo y tres partes del salmo ciento dieciocho, una antífona responsorializada llamada Lauda, Padre nuestro con su conclusión y preces. El esquema de Prima es más complejo, pues incluye un primer responsorio, tres salmos y tres partes del salmo ciento dieciocho, un responsorio que varón según el tipo de fiesta que se celebre, dos breves lecturas, antífona responsorializada, himno con versæculo, la invitación a la oración o Supplicatio, oración o Capitula, Padre nuestro con su conclusión y bendición. Los domingos se añaden el Te Deum, el Gloria in excelsis y el Credo después del himno. Tercia, sexta y nona presentan una estructura semejante a prima: antífona antes de un salmo y otras tres partes del salmo ciento dieciocho, responsorio, lecturas, Lauda, himno, Supplicatio, Capitula, Padre nuestro y Bendición. Al igual que en prima se ofrecen una serie de tbrmularios que varían conforme a los tiempos del año litúrgico. Las completas alternan el rezo de salmos con him nos, sin que falte una Supplicatio, Capitula y bendición. Para las completas que preceden a los días festivos se presentan, además, dos lecturas breves. Finalmente hay una serie de oraciones, bendiciones y preces que parecen propias del tiempo de Cuaresma, pero cuyo lugar en las completas no está muy claro. Este último apartado, como ya señalamos, no fue incluido en el extracto del Oficio publicado por Lorenzana en M�xico. No queremos concluir sin recordar que, dado el caráter compilatorio de la reforma de Ortiz, recogida casi íntegramente por Lorenzana, los oficios no están perfectamente regularizados y a veces se pueden encontrar excepciones al esquema que hemos presentado aquí. Ya aludimos en su momento a la diversidad de tradiciones y de formas de celebración entre los mozárabes. NOTAS (*) Textos procedentes de la edición facsímil del Breviarium Gothicum, Universidad de León, 2004, pp. j-m. 1. Una breve regula, transcrita del Breviario de Ortiz y que sigue al calendario ofrece algunas indicaciones sumarias, pero no presenta los textos que se repiten. 2. No sólo las completas. tambien en otros oficios se han omitido elementos variables según el año liturgico, pero en el caso de las completas las omisiones son mayores. |