La Ermita. Rito hispano-mozárabe

TEXTOS LITÚRGICOS ANTIGUOS

RITO HISPANO-MOZÁRABE

Liber Ordinum

 

LIBER ORDINUM (1)

ORDO AD BENEDICENDUM VIRGINEM / RITUAL PARA BENDECIR A UNA VIRGEN

Quum uenerit uirgo que accipere cupit benedictionem, uestita ueste
religionis quam a sacerdote santificata accepit, iactat se in oratione et dicit
preshiter
:
Oremus.

Respondit clerus:
Agios Agios Agios Domine Deus eterne tibi laudes et gratias.

Et post hec dicit oepiscopus has tres orationes:

Cuando una virgen desee recibir la bendición, una vez vestido el hábito de la religión, previamente bendecido por el sacerdote, se postra en oración, y el sacerdote dice:
Oremos.

Y el clero responde:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios eterno; a ti la alabanza y acción de gracias.

 Y a continuación, el obispo recita estas tres oraciones (2):

Oratio / Oración

Domine Iesu Christe unigenite filius Dei Patris te supplices deprecamur, ut sacre huius uirginis, quam in hoc nobili diae sponsam tibi offert sanctitas, in gremium tue uirginitatis digneris amplectere. Ut que pugnam sancti agonis in se tibi placiture suscepit, in die aduentus regni tui repositam sibi coronam, agnum sibi cotidiae sequutura percipiat. Amen. Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios Padre, te pedimos, suplicantes, que te dignes recibir en este día, en el gremio de tus vírgenes, el propósito de esta virgen, que desea ofrecerse como esposa tuya. Para que habiéndote agradado en sus luchas contra el enemigo, en el día de la venida de tu reino, reciba la corona preparada para ella, que siguió al cordero cada día. Amén.

Alia oratio / Otra oración

Deus qui ita corporis diligis castitatem, ut ei qui tibi inmaculatam seruaberit, regni tui perhennem non deneges uitam; qui dum uelle iam repleto orbe terrarum, in seculis post uirginibus hostendere gloriam, ipse quoque ueniens nasci dignaris de uirgine: te ergo domine nunc supplices deprecamur, ut hanc famulam tuam que tibi cupit magis placere quam seculo, et benedictionem  ex nobis percipere te donante festinat, tu eam placidus respice deus. Sit immitratix anne uidue, quem angelicus sermo dignatus est predicare. Infunde in ea munus incorruptum, fidei roborem, mentis sanctitatem. Tu eam sanctificata tua sapientia, et uirtute tua corrobora. Tu ab illa incentibam carnem extingue. Moriatur in ea quicquid aduersus animam militat. Non eam iracundia precipitet, non libor offuscet. Committetur in ea spiritus sanctus. Orationibus semper incumbat, et quod uohit numquam amittat. Oh Dios, que de tal manera amas la castidad del cuerpo, que a la que la haya observado, no negará. la vida perenne de tu reino; y que te has dignado, tu mismo nacer de una virgen: te rogamos ahora, suplicantes, que, bendigas a esta sierva tuya, la cual prefiere agradarte a ti antes que al mundo. D�gnate mirarla, oh Dios, complacido. Sea fiel imitadora de la viuda Ana en su actitud de fe y esperanza. Infunde en ella un comportamiento intachable, una fe robusta y santidad de mente. Santif�cala con tu sabiduría y robust�cela con tu fuerza. Extingue en ella los incentivos de la carne. Muera en ella todo cuanto atente contra su alma. Que no la ofusquen ni la ira ni el rencor. Que el Espíritu Santo sea su constante compañero. Vaque a la oracion y no abandone nunca lo que promete.

 


NOTAS

(1) Textos tomados de Carrasquer Pedrós, Mª Sira, m.c. Madres mozárabes; Ed. Monte Carmelo, Burgos 2003; pp. 75-76. Proceden del Liber Ordinum Episcopal, cod. de Silos, Arch. Monástico, 4; Ed. Dr. José Janini, Silos 1981.

(2) En la primera oración vemos reflejada la imagen corporal transfigurada por la gracia de la consagración. En la segunda oración (compendio de dos), la castidad resplandece desde la consciente opción oblativa. De forma encantadora y sencilla recuerda a Jesucristo que Él ha nacido también de una virgen. Al final, la fe, la santidad de vida, la sabiduría y la actitud orante, serán los "ángeles" que custodien a la virgen en este peregrinar a la Patria.

 

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